Relator omnisciente
Bety se dirigió con pasos apurados hacia el auto que había dejado en el estacionamiento. Su cara dennotaba la preocupación que la venía persiguiendo desde hace unas semanas cuando empezaron las llamadas. No sabía quien lo hacía, solo un jadeo y una voz gutural que le nombraba a su pareja, Luke. ¿Qué querían? ¿Por qué la atosigaban a ella? No tenía idea de en que andaba metido Clarke, sabía que su trabajo era peligroso pero nunca antes se había sentido amenazada.
Temía también por su amiga Danna. Desde que comenzó el juicio del caso Weber sabía que la muchacha debía presentarse en algún momento en los tribunales. "Ojalá salga todo bien, pequeña", rogaba. Luke le había prohibido que intentara comunicarse siquiera con ella en estos momentos. Era peligroso para ambas. Y tenía la leve sospecha que todo esto que estaba experimentando estaba relacionado con el caso, no sabía como ni porque pero su sexto sentido le decía que había algo más turbio aun que corría por las que había sido su apacible vida hasta ahora.
Miró para todos lados intentando no dejarse llevar por la paranoia. Se le hizo que un hombre sentado en el auto enfrente de ella la miraba...también lo hacía una muchacha que pasaba con un perro con su correa. Todo era amenazante. Tragó saliva y se tocó el vientre instintivamente. Y es que al fin se estaba empezando a cumplir el sueño de su vida: tener un hijo. Luke había decidido dar el paso finalmente luego de años de mostrarse reacio precisamente por el trabajo que tenía.
—Vamos a estar bien, bebé —le habló a su pequeño retoño aun no nacido, pero al que amaba más que a su vida.
El sonido del celular la hizo saltar, intentó respirar profundo antes de responder.
—Amor, ¿dónde estás? —le preguntó la conocida voz de Luke trayendo un eterno alivio en su compungido corazón.
—¡Amor! Estoy en el estacionamiento del supermercado. Estaba a punto de dirigirme a casa.
—Necesito hablar contigo. Ahora tengo una reunión con mi jefe pero nos encontramos en casa en una hora. Espérame allí. Y no olvides las medidas de seguridad que hemos repasado...
—Claro. Las recuerdo, no te preocupes...
—No olvides que te amo...
—Y yo a tí...
Sin perder el foco en el camino, Bety regresó a su casa. Algo le decía que lo que su marido le diría marcaría para siempre la vida de ambos. Apretó el acelerador, no quería perder más tiempo.
Luke Clarke
Mi vida se está yendo al carajo. Desde que empezó este caso todo ha sido una pesadilla. Jamás me imaginé haciendo el papel que cumplen aquellos contra los que lucho a dirio. Mi esfuerzo de tantos años de enfrentarme a villanos y malvados se va por la borda. Me estoy convirtiendo en uno de ellos: mentiroso, manipulador, inescrupuloso. Pero la necesidad obliga. Me han amenazado tocando lo que más adoro y valoro en esta vida: con la vida de Bety. Si algo le ocurre a ella, mi vida simplemente, no va más.
Respiro profundo al pensar en los acontecimientos de los últimos meses. Este caso ha sido el más difícil sin dudas en mi amplia experiencia como agente de investigación. Me ha desgastado de una manera que hace que mis músculos se sientan debilitados a medida que el tiempo avanza impacable.
Hice el trabajo de apoyo en le caso Weber cuando Connor quedó atrapado en el recinto en el que el alemán cayó abatido por mi mejor amigo. Mientras me encontraba en mi puesto dando las instrucciones por radio, Johnson y otro tipo al que no conocía aparecieron imprevistamente. Si bien el jefe Johnson es el supremo en nuestro equipo y tiene conocimiento de todos nuestros movimientos era extraño que apareciera con un desconocido.
—Soy Jack Donovan. Un placer conocerlo, oficial Clarke —se presentó aquel extendiendo su mano para que la tomara. Lo miré con desconfianza pero luego me enteré que era superior a Johnson incluso. Alguien del gobierno, el cual tenía un amplio poder político y de un solo telefonazo era capaz de dejarnos sin trabajo a todo el departamento.
Aunque se presentó con una amplia sonrisa, seguí desconfiando pues mi entrenamiento me había enseñado a reconocer a los tipos que no iban derechos.
—Estamos aquí por una misión un tanto...desafortunada. Al menos sabemos que lo será para usted, teniendo en cuenta la relación que guarda con el oficial Connor.
—No entiendo, ¿qué tiene que ver Connor con lo que me dice? —le pregunté arrugando mi nariz y con el tono más seco con el que pude hablar para hacerle notar mi incomodidad.
Ambos se miraron de forma cómplice y en el acto supe que no era nada bueno, había algo oscuro en todo esto.
—Seré sincero y directo con usted, señor Clarke. No acostumbro a dar vueltas a un asunto. Me gusta ir al grano —empieza con su discurso, típido de un político corrupto como estoy seguro de que lo es.
—Pues, entonces le pido que vaya al grano y nos ahorre tiempo a todos. Estoy en medio de un operativo importante —le expreso fríamente.
—La cosa es así, necesitamos lograr dos cosas: la primera es alejar al oficial Connor de su servicio activo en la fuerza policial y la segunda y no menos importante, Danna Lynn Miller o Connor, como quiera llamarla, debe desaparecer para siempre de su vida.