Yo, su protector

Capítulo 70

Danna

El juicio elevado contra los hombres de Weber llegó a su fin una mañana fría en la que el viento soplaba con fuerza y calaba los huesos. Yo, como siempre, me puse una de mis faldas largas y sentía como se colaba el helado ambiente instalándose en mis piernas. Luego de la sentencia, en la que, efectivamente había sido dada en medio de un revuelo de periodistas y curiosos que se agolpaban tanto en el interior del recinto como afuera hasta llenar las calles cercanas al juzgado, los cinco hombres a los que conocía de vista fueron condenados al menos a diez años de prisión efectiva por su cercanía y complicidad con el delincuente de Hans Weber. 

Al ser llevados esposados, pasaron por mi lado dirigiéndome una mirada asesina que me hizo estremecer, aunque también podia haber sido por el frio que se colaba por las rendijas del viejo edificio. Lamas logró interponerse entre su caminar y yo, en un intento por ocultarme de su odio. Demasiado tarde. Pude ver una sonrisa ladina en la cara de uno de ellos que me supo a una promesa de venganza. 

Desde aquel día que tuve el último encuentro con Jason hasta ese último día de sentencia, lo busqué desesperadamente. Sabia que él podia ocultarse muy bien o estar presente sin que lo note. Así había ocurrido antes de siquiera yo saber de su existencia. Me había seguido el rastro durante seis largos meses pacientemente hasta que se hizo insostenible la situación y su jefe le exigió respuestas del operativo. Todo esto me contó la primera noche que pasamos juntos. Fue la primera y última vez que Jason Connor abrió su corazón ante mí. Me contó como sus sentimientos hacia mí iban creciendo a medida que me iba "conociendo". Rememoré ese momento pues se había convertido en uno de los recuerdos más preciado.

Flashback

Habíamos terminado de hacer el amor por primera vez, me tenía envuelta entre sus poderosos brazos mientras una sonrisa adornaba su apuesto rostro y me miraba con intensidad. El momento que habíamos vivido era maravilloso, yo tenía un batido de sensaciones que no sabía bien como manejar, cada parte de mí latía al ritmo de su corazón, las hormonas lanzadas luego del acto de amor me tenían aún ardiente y sus toques se repetían interminablemente en mi cabeza. Él parecía no poder desprenderse de mí tampoco, pues con uno de sus gruesos dedos dibujaba arabescos en mi espalda aun desnuda. Ahí me percaté que seguíamos sin ropa y nuestros cuerpos se rozaban. Tomé la sábana para intentar cubrirme un poco y él se rio de mi accionar, pero no dijo nada. Sabía lo que estaba pensando, que me había tocado toda, había entrado hasta el fondo de mi cuerpo y mi alma y yo aun seguía teniendo vergüenza. Pero así era, me daba mucha pena estar tan expuesta ante su penetrante mirada azul.

—Ahora explícame lo que me dijiste hace un momento...¿cómo es eso de que querias...meterte dentro mío desde el primer momento en que me viste? ¡Ni siquiera me conocías! —exclamo y aparto rápidamente la mirada para que no notara el pudor que me dio de preguntarlo, pero la curiosidad era más grande.

Él me miró seductoramente, llevando su dedo índice a mis labios y dibujando alrededor de ellos, lo que me causó un temblor.

—El primer día que nos apostamos afuera de la aldea, estuvimos horas esperando a que alguien saliera para observar sus movimientos. Nos turnábamos con Clarke para hacerlo. Agradecí haber sido yo el primero en tener una visión gloriosa de tu espalda... —me confiesa mirándome fijamente.

—P-pero...yo no tenía puesto nada sexy. Usábamos los vestidos largos que cubrían hasta nuestros pies —expliqué pues no me cabía en la cabeza como podía haber despertado eso en él.

—No, lo sé. Pero algo pasó cuando te vi. Mi amigo aquí presente se levantó saludándote... —me explica señalando su gran...bueno...ni siquiera puedo nombrarlo por la vergüenza que me da.

Miles de colores se presentan en mis mejillas. Solo atino a golpear despacio su amplio pecho con uno de mis puños y escondo mi cabeza en su cuello. Él vuelve a reir. Me encanta verlo así, son pocas las ocasiones en las que él ha sonreido.

—¡Jason! —le dirijo un gritito en señal de protesta.

—Es cierto. No voy a mentirte. Es algo que ni siquiera yo puedo explicar. Simplemente pasó. Empecé a seguirte y anduve obsesionado con tu espalda durante mucho tiempo. Tu cuello, que era la única parte de tu cuerpo que podía apreciar me volvía loco.

Hace una pausa para acomodar un poco sus ideas antes de continuar con su confesión.

—Anduvimos seis meses tras el rastro de Weber. Seis meses en los que soñaba contigo cada noche. Cuando te tuve cerca, casi me da un síncope. Le pedí a Clarke que fuera por tí esa noche del incendio. No estaba preparado para tenerte tan cerca. Yo simplemente esperé en el vehículo pero al verte dormida sentí morir. No podía dejar de mirarte. Lucías tan hermosa y tierna. Pude verte de cerca, apreciar todas tus facciones, analizar todos tus rasgos... —y mi corazón late rápido a medida que va contando todo lo que sintió a medida que pasaba más tiempo cerca mío.

Es que no puedo creer que este hombre haya experimentado todo eso por mí. No me lo creo, pero él no es un mentiroso así que no tengo más que creer en sus dulces palabras.

Cuando termina de relatarme los detalles de sus pensamientos calientes conmigo me lo quedo mirando largo rato y tengo una tentación terrible de morder sus labios bien formados, el solo imaginármelos recorriendo mi piel me hace estremecer de nuevo. Él sale de sus ensoñaciones y me mira atentamente. ¿Tan transparente soy? Siento como si estuviera leyendo en mi cara "Tómame". En un solo movimiento que no logro ver se prende de mi labio inferior con sus blancos dientes y tironea de ellos haciendome gemir involuntariamente.




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