Danna
No reconozco las calles por las que circulamos en el auto con Luke Clarke. Jamás me he movido por esos lugares. Los únicos que he conocido he sido escoltada por Jason o por Lamas durante el juicio y durante éste último ni siquiera había prestado atención al mundo que me rodeaba de tan nerviosa y cansada que estaba.
La noche pasada he intentado dormir bien para poder estar fresca y afrontar el nuevo día, un día que promete ser glorioso pues voy a ver a mi abuelita y a mi hermano. Sin embargo, me desperté descompuesta y me la pasé haciendo arcadas en el baño pues no había cenado nada así que mis músculos estomacales estaban resentidos conmigo por no haber probado bocado durante horas.
Intenté tomar un té caliente con mucha azúcar para calmar los espasmos, pero todos fueron a parar al inodoro. Viví como una especie de deja vu en cuanto desperté. Me levanté, fui al baño, me di una ducha rápida y me cambié esperando a que Lamas me fuera a buscar para dejarme supuse en alguna parada de autobús para dirigirme a la aldea. Sin embargo, las horas pasaban y el calvo no aparecía por ningún lado. Me sentí un tanto inquieta ante esto. Estos señores eran tan programados que no podían concebir llegar un minuto tarde a ningún lado, puntualidad era su segundo nombre.
Mayor aún fue mi sorpresa cuando alguien tocó la puerta y siguiendo todo el protocolo para no abrir sin saber antes de quien se trata, tal como me había enseñado Jason y posteriormente me lo resaltó Lamas, abro encontrándome a Luke Clarke del otro lado.
Sus arrugas se han profundizado y una oscuridad se cierne alrededor de sus ojos esmeraldas.
—Danna. ¿Estás lista? —es lo primero que pregunta entrando y husmeando por todos lados. Parece asustado pues sus ojos bailan por todos lados, Es como si estuviera buscando algo.
—P-pero...¿lista para qué? —le consulto mientras un escalofrío me recorre la espina dorsal. ¿Es que acaso esto no terminará nunca? Por una fracción de segundo creí que volvería a estar involucrada en una de sus benditas misiones, a juzgar por la actitud y el semblante de Clarke.
—Te llevaré hasta la aldea.
—¿Y Lamas?
—Ya está fuera de la misión. Le asignaron otra. Danna, la misión terminó. Es hora de que vuelvas a casa y a tu vida de antes. Debes olvidarte de Jason, no debes nombrarlo jamás, ¿entiendes? Si alguien se entera de la relación que hubo entre ustedes, pueden removerlo del cargo.
Abro la boca en señal de sorpresa mientras me la cubro con una mano. Lo que menos quiero es perjudicar a Jason. A pesar de lo que pasó entre nosotros, no quiero que él salga perdiendo. Aquí la única que debió perder todo fui yo por haberme siquiera atrevido a proponer lo que propuse.
—Si me alejo hoy mismo, ¿prometes que él continuará haciendo lo que tanto le gusta? —le pregunto esperanzada.
Tiene que haber una solución a todo esto. Ni siquiera estamos ya casados pues firmé un papel en el que estábamos de acuerdo en concretar el divorcio. Su firma estaba estampada allí y no podía hacer nada para evitarlo. Aunque quisiera, no podía obligarlo a seguir casado conmigo. Su madre jamás lo permitiría. No sabía del odio tan grande que me tenían en esa familia hasta que esa señora se apareció a insultarme de todas las maneras posibles.
Y recuerdo como si fuera ayer las palabras de Joselyn resonando en mi cabeza: "No eres mujer para Jason". Y cuanta verdad había en esto.
Sin embargo, también se mezclan las palabras de él, del hombre que me tuvo en sus brazos, del hombre que me hizo sentir viva y amada y valorada. "No olvides que te amo", me había dicho. No quiero olvidarlo porque se lo prometí. Pero, ¿qué hago? Ni siquiera sé donde está, ni siquiera se ha dignado mirarme a la cara para pedirme el divorcio. Me duele el pecho de solo pensar que estuvo conmigo para quitarse solo las ganas que me tenía desde que me vio. No tenía necesidad de mentir. Yo me habría entregado toda de igual manera, no necesitaba una excusa para hacerlo.
Cierro los ojos recordando sus caricias, sus manos firmes ancladas en mis caderas mientras arremetía una y otra vez contra mi intimidad. El último encuentro en los tribunales fue realmente salvaje. No lo había visto así la primera vez que estuvimos juntos. Era como si quisiera clavarse en mi interior y permanecer allí para siempre, fue como si quisiera dejarme un recordatorio de que lo nuestro realmente existió. Sus gruñidos salvajes se quedaron pegados en mi oído y aun podía escucharlos estando dormida. El tacto de su hombría latiendo en mis manos cuando me atreví a tocarlo quedó tatuado en mi palma y en mis dedos.
Parece que he estado suspirando o haciendo algún extraño sonido pues siento la mirada verde de Clarke clavada en mí mientras conduce por esas calles que dije no conocer.
—¿Estás recordando a Jason? —me pregunta descaradamente. Y por un momento, solo un instante fugaz puedo ver el brillo de la burla en su mirada, recordándome al día aquel en el que Jason y yo nos casamos. Tuvieron que sacarlo del recinto porque no dejaba de reirse ante la situación.
—N-no. Sólo...estoy pensando en que volveré a ver a mi familia... —miento.
Y sé que me he sonrojado porque eso es lo que provoca el solo recuerdo de Jason y de todo lo que me hizo en los arrebatos de pasión.
—Ajá... —espeta y sé que no me ha creído nada de lo que le he dicho.