yo también soy arte

capitulo 11

Todavía hay cosas que no entiendo, por ejemplo, si está bajo el efecto del hechizo por que vino a mi casa sabiendo que su prometida esta en peor situación que yo.

Mi cabeza de vueltas y cada vez que lo pienso termino más enredada que antes ya quiero que pasen estos malditos meses rápido. la espera me desespera, al menos ya no estoy tan enojada como antes. sé que querían hacerme un bien y se los agradezco, pero esa no es la forma, quiero mucho a Ángel, y deseo que el sienta lo mismo y no por una maldita bebida rara.

Cuando los zumos se calvaron bajamos a cenar, con un poco de tensión. Dormimos todas en mi habitación. No hablamos mucho, poco a poco se fue la tensión y seguimos como si nada hubiera pasado.

Como lo acordamos al día Siguiente no fuimos a clases mande una excusa reportándome enferma, a este paso tendré que tomar clases extras para acumular los puntos perdidos.

Ahora bien, lo que no entiendo es por qué Adrián golpeo a Ángel y ¿si fue por mí?

No quiero ver disputa entre ellos y menos por mí, son amigos desde la infancia y no quiero que terminen siendo enemigos por mi culpa.

Cuando las chicas se fueron quede completamente sola en casa, ahora me tocaba esperar tres horas para que Adrián llegara. Decido limpiar la casa, pongo música cosa que hace que parezca los deberes del hogar más entretenido.

Termino agotada, me dirijo al baño para limpiar mi cuerpo, salgo de este poniendo mi típica ropa, me lanzo a la cama y decido dormir. cosa que no logro, como no logro conciliar el sueño opto por leer uno de mis libros que tengo en el estanque "El alquimista" de paulo Coelho, decido leerlo.

Me lanzo a la cama y disfruto de una buena lectura y descubriendo las aventuras de este pequeño pastor de ovejas.

...

—Thurin baja a cenar— tocan la puerta sacándome de mi mundo de ensueño.

Maldición, tan tarde es.

Dejo el libro de lado marcando donde me quede, tengo que saber si encontrara el tesoro, dispongo a salir de la habitación.

Salgo y veo la puerta de la habitación de Adrián abierta. Entro sin preguntar, veo a Adrián sobre su cama boca abajo.

—¿qué quieres Thurin? —pregunta sin cambiar de su posición.

—¿cómo sabes que soy yo? —pregunto extrañada subiendo a su cama y acostándome a su lado.

—solo tu apestas a vainilla— dice obvio.

—idiota— ruedo los ojos —solo vine a preguntar si vas a cenar—digo buscando una excusa.

—ya le dije a mamá que no— gruñe.

—ah— asiento. Se crea un silencio dando por terminada la conversación. Alza la cabeza y frunce el ceño con interrogante, se sienta sobre la cama.

—¿por qué no te vas? — alza una ceja expectante —¿necesitas una invitación o qué? —dice fastidiado.

*Contrólate Thurin, primero le sacas información, luego le partes la cara*

—e-este— tartamudeo nerviosa. Aclaro mi garganta —¿por qué golpeaste a Ángel? —suelto sin más.

—¿importa? —pregunto molesto.

—si.

—¿por qué?

—solo quiero saber—digo encogiéndome de hombros.

—¿por qué? — insiste.

—porque si

—"porque si" no es una repuesta aceptable— refunfuña.

—para mi si— digo encogiéndome de hombros —dime ¿porque te peleaste con el?— vuelvo a preguntar.

—se lo merecía por idiota—dice restándole importancia.

—tú también te mereces una paliza, pero nadie te la da—digo con obviedad.

—el imbécil, ni siquiera se defendió, dejo que lo golpeara—comenta molesto.

—¿por qué lo hiciste? —vuelvo a preguntar.

—no te diré.

—¿f-fue por mí? —pregunto sintiendo un poco de culpa.

— n-no —responde mirando hacia otro lado.

—entonces ¿por qué lo hiciste? — agacho la cabeza.

—sí, si ¡fue por ti! —grita enojado exaltándome por su repentino ataque —porque no te quiero ver llorar por un idiota, sé que te gusté ese imbécil, se también que tuvieron una cita ese día, los vi en la noche— dice con una mueca —sé que al verlos juntos llorarías y por eso lo hice— susurra —¿feliz? —suspira. un gran nudo se forma en mi garganta, no era tan idiota después de todo.

—gracias— digo abrazándolo tomándolo por sorpresa.

—¿por qué? —pregunta confuso —pensé que me golpearías por pegarle a tu amado—dice con fastidio.

—por pensar en mi—sonrió rompiendo el abrazo.

—no te emociones, ya no te debo ninguna salida para el cine— sonríe burlón.

—por un momento pensé que se te quito lo de idiota—digo con una mueca.

—ahora largo de mi habitación no quiero que quede tu aroma—dice sacándome de su habitación arrastra.

—también te quiero—digo rodando los ojos.

—yo también me quiero—dice cerrando de un portazo su habitación. Por poco me pega con la puerta. Es un reverendo idiota, pero sigue siendo mi hermano.

....

Después de ese día todo se volvió monótono, del instituto a la práctica y de la practica a la casa. Todos los días la misma secuencia. Comencé a practicar todos los días para no pensar en aquello que me incomoda. En el instituto era casi imposible no chocar con ellos, aparte que siempre estaban juntos, solo me repetía a mí misma" no lo hace apropósito está bajo un hechizo", aunque eso no quitaba el sabor amargo de mi boca al verlos juntos y demostrar lo felices que están juntos, mi corazón y mi mente contaban los días para que se acabara aquella tortura.

—¡hey Thurin! — escucho a mis espaldas volteo y veo a un Anthony quien sonríe agitando su mano a mi dirección.

—hola Antón—digo sonriendo.

—¿vas a tu casa? —pregunta.

—si ¿por qué? —frunzo el ceño, por su pregunta.

—¿quieres  un helado? —ofrece expectante esperando mi respuesta.

—no se—dudo, iba de camino a casa, la practica me dejo muy agotada.

—oh vamos, esta de camino, sé que estas cansada y que mejor que un helado para recuperar fuerzas—propone elevando las cejas repetidas veces.




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