yo también soy arte

capitulo 15

Llegamos a casa en completo silencio, no comentamos nada de lo sucedido a los abuelos a petición mía, sé que si lo saben se enojaran mucho y terminaran culpándolos, fue difícil convencerlo, pero aceptaron. El ambiente a la hora de la cena estaba muy tenso, a parte no tenía nada de apetito, era difícil comer sintiendo el nudo en mi garganta.

Llego la hora de dormir, mañana nos iríamos de aquí, saldríamos temprano. Esta vez no peleamos solo nos dormimos, nadie quería hablar porque si lo hacíamos terminaríamos discutiendo o peleando de lo sucedido hoy.

Vine aquí a escapar de la realidad y me encontró una peor, si antes me sentía mal, ahora me siento peor, pasara tiempo para recuperar del ataque de hoy.

Logro dormir poco, no puedo lograr dormir tranquilamente, sin que su cara aparezca. Abro los ojos, la habitación está completamente oscura. Desde aquí se puede escuchar murmullos, miro a mi lado y ninguno de mis hermanos esta, frunzo el ceño confundida. Me levanto y camino hacia la puerta, abro lentamente. Salgo de esta y camino hacia la cocina para tomar un poco de agua. Me detengo a medio camino cuando los veo uno al lado del otro cabizbajo, iba a entrar para preguntar que hacían ahí, pero la voz del abuelo se escucha vociferar, retrocedo asustada, me escondo detrás de la pared.

—¡¿cómo pudieron permitir que algo así pase?! lo veo acercarse molesto a ellos —no tienen nada que decir...—habla muy molesto.

—lo sentimos no....— lo corta de tazo cuando le da un golpe en el rostro. Ahogo un grito de la impresión.

—si no dirás algo coherente cierra la boca—escupe con ira.

—fue un momento de descuido de nuestra parte— aporta Marcus cabizbajo con los puños apretados.

—no lo puedo creer—ríe sin gracia pasando su mano por su pelo canoso.

—s... —vuelve a ser interrumpido Adrián.

—cierra la boca, sabes que tu abuela se preocupó al ver semejante moretón en su cara, pero no dijo nada porque se lo pedí — aprieta los dientes. Adrián por su parte refleja ira acumulada, veo como muerde su labio para callar.

—nos sentimos culpable por eso— comenta Marcus con impotencia.

—y quien más debe serlo, no se pregunta qué hubiera pasado si llegaba a mayores— cuestiona el abuelo indignado.

—no tenemos nada que decir— dice Adrián abuelo por su parte le propina otro golpe.

—cállate— dice el abuelo iracundo. Dejo de mirar la escena para controlar los sollozos que salen de mi boca.

—¡si! golpeame, si esa es la forma para sacar la culpa de mi pecho—explota Adrián, me congelo en mi lugar —por favor ¡pégame más fuerte! — el dolor incrementa en mi pecho, encojo en mi lugar.

—niño descarado.

Se crea un silencio corto, pero Marcus se encargó de terminarlo.

—abuelo, disculpa, ya no sentimos culpable por todo y esto no ayuda, lo siento, pero mañana nos iremos y te pido por favor que no comentes nada respecto a esto no quiero...

Me alejo de allí no pudiendo aguantar más, entro a la habitación y me acuesto a llorar, hasta que el sueño me abraza y me dejo llevar por este.

Al día siguiente todos actúan como si nada a la hora del desayuno, las caras de mis hermanos están heridas por mi culpa, solo siento las lágrimas amenazar con salir, cuando sus ojos conectan con los míos retiro la mirada, esto es aún peor que la cena de anoche. Nadie dice nada.

—saluden a sus padres de nuestra parte— agita la mano nuestra abuela a modo de despedida —cuídense— finaliza.

El abuelo solo permaneció a su lado mirándonos como nos íbamos, puedo sentir su decepción hacia nosotros.

Marcus pone el auto en marcha, Marcus vino en un bus de paso, así que se va con nosotros en el auto de Adrián, quien está de copiloto. Yo estoy en el asiento trasero.

—¿por qué tienen la cara golpeada? — pregunto despegando mi vista de la ventana.

—ayer peleamos— Marcus carraspea, removiéndose incomodo en su asiento.

—ya sabes como siempre—habla Adrián restándole importancia, fingiendo no importarle.

—pero nunca llegaron a lastimarse así—comento sintiendo mi pecho encogerse.

—para todo, siempre hay una excepción.

—no mienta— digo sintiendo las lágrimas amenazar con salir —v-vi como el abuelo les pego— digo cabizbaja. Los dos guardan silencio. Suspiran.

—no importa, no los merecíamos.

 

......

Después de alrededor de 2 a 3 horas de puro silencio, llegamos a nuestra casa, al parecer estaba completamente vacía, mamá y papá no estaban. Cada uno tomo camino a su habitación.

Alrededor de unas horas escucho los gritos de papá que provienen de la planta baja. Con los nervios a flor de piel, salgo de mi habitación encontrándome con Marcus y Adrián igual de confundidos que yo. Trago grueso sabiendo que nos espera.

Bajamos en silencio, nuestros padres se encuentran allí. Papá daba vueltas de un lado a otro tomándose el pelo jalándolo con frustración mientras mamá trataba de calmarlo. Su mirada iracunda cayo en nosotros.

—¿sucede algo? — pregunto nerviosa.

—¿estás bien cariño? — pregunta mi madre preocupada acercándose a mí. Inclino la cabeza. Siento su cálida mano rozar el área del moretón. Cierro los ojos con fuerza.

—si— susurro.

—¿quién te hizo eso? — pregunta mi padre enojado.

—n-no se— murmuro con temor.

—¿cómo dejaron que le hicieran eso a su hermana? —pregunta a mis hermanos, quienes no pueden sostenerle la mirada por la culpa que sienten.

—papá, nosotros la descuidamos y las cosas se salieron de nuestras manos.

—hablare con ustedes— sentencia mi padre a mis hermanos —Thurin segura que estas bien, no te hizo nada que no nos quieras contar— suaviza sus palabras cuando se acerca a mí y apoya su mano en mi hombro.

—n-no

—ve a tu habitación— miro a mi padre con suplica —ahora— miro a mis hermanos disculpándome, me sonríen para dejarme saber que estarán bien, aunque se que es mentira. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.