Me observo por última vez en el espejo, no es por presumir, pero soy digna de admirar, lástima que me arregle tanto para algo que considero mi fusilamiento.
Entonces se preguntarán ¿por qué voy si sufriré? bueno para tener bien claro y hacerle saber a mi corazón que el chico al que quiero tiene a alguien más, para así poder seguir adelante y poder mirarlo a la cara y no sentir nada cuando lo vea.
Respiro profundo calmando mi nerviosismo.
Salgo de la habitación sin prisa alguna. Al bajar las escaleras, los veo todos están allí, al final de esta, todos vestidos de negro a petición mía, sonrió, la verdad no pensé que lo hicieran, hasta mis padres están en esto. Descuiden no hare nada, solo iré a despedirme de alguien que morirá dentro de mi esta noche, así que me vestí para la ocasión.
Sus vistas se fijan en mí, me miran sonriendo e impresionados.
—te ves hermosa.
—gracias mamá— sonrió.
—¡eso perra! acaba con ellos— grita emocionada Celeste.
—no solo se le parara el corazón al pobre Ángel— eleva las cejas repetidas veces.
—Meg— reprocha mi madre. Sonrió por las cosas que dice esta chica.
—estas divina Thurin — halaga Amber.
Mi vestimenta consiste en un vestido negro corto ajustado haciendo ver las curvas que ni sabía que tenía, tiene unas tiras tan finas que hacen ver el escote más pronunciado sin llegar a ser vulgar. Mi cabello decidí plancharlo esta vez sí funciono, opte por una coleta alta, mi maquillaje es oscuro con pequeños toques dorados, sin llegar hacer exagerado solo lo normal.
—ustedes también— sonrió viéndolos igual de fascinados.
Mis hermanos, Connor y mi padre llevaban trajes negros hechos a la medida, porque se les ajustaban muy bien a sus dormidos cuerpos.
Mis amigas y mi madre, también llevaban vestidos, Megan tiene uno de lentejuelas con escote corazón, Celeste y Amber estaban más conservadores, pero igual de llamativas, mama llevaba un vestido de seda.
—demuéstrale a ese mal parido que perdió— sonríe con orgullo Adrián.
—destrózalos— susurra Marcus, guiñando un ojo.
—los quiero mucho
—vamos andando, tenemos un funeral al cual asistir— reímos por el comentario de Meg.
Vamos en coche diferentes cada uno divididos. Al llegar al lujoso lugar de la celebración, en la entrada se encontraban los padres de los comprometidos saludando a los invitados. Se notaba desde lejos el desagrado de estos y fingida sonrisa.
—bienvenidos— saluda los Johnson y los Peterson, siento un tic en el ojo por sus sonrisas forzadas. Correspondemos el saludo.
—al parecer se equivocaron de evento, están vestidos para un funeral o algo así— comenta el señor Johnson tratando de parecer gracioso.
—usted diga señor lo estamos— sonrió expectante. Sé que no les agrado, cosa que al parecer nunca me ha importado ni he tratado. No tengo por qué agradarles a todos, no soy un lingote de oro o algo así.
—espero que disfruten la velada... en especial tu Thurin— se dirige a mí la señora Johnson.
—créame me encantara
Entramos al lugar dejando la tensión de hace unos instantes de lado, el lugar es bellísimo debo admitir, la decoración todo es espectacular, un nudo se forma en mi garganta, sacudo la cabeza, no puedo permitir llorar, no aquí y ahora.
Decido ir por alguna debida alejándome de mis acompañantes.
—pensé que no vendrías— se hace presente una voz detrás de mí. Volteo encontrando de frente con Madison. Sonrió con el ceño fruncido.
—pensé que estabas calva.
—no es gracioso, agradece que no demande a tu amiguita por violencia, debería estar pudriéndose en la cárcel, soy muy bondadosa con las pobres personas— dice con pena fingida. Ruedo los ojos.
—¿qué sucede?
—nada solo quería recordarte que gane— dice sonriendo con superioridad
—¿qué ganaste? un hombre— rio sarcástica —hay miles de ellos ¿que lo hace especial?
—porque te lo quite a ti— sonríe, mi pecho se encoje.
—deben fascinarte las sobras, pensé que eras una estirada— sonrió con burla, haciéndole creer que sus palabras no me afectaron. Veo molestia en su rostro.
—di lo que quieras yo lo tengo.
—disfrútalo, disfruta de tu hueco chico que nunca sentirá nada por ti.
—¿enserio? eso no era lo que decía cuando lo hacíamos— susurra con malicia en mi oído —debo decir que lo hace delicioso, pero bueno que vas a saber tú, nunca lo has probado.
—te sientes muy orgullosa diciendo que eres una fácil, eres la primera que veo que lo dice con orgullo.
—escucha maldita zorra— dice acercándose amenazante, la miro sin titubear dejándola saber que no me intimida para nada —no eres nadie comparada conmigo —dice molesta —deja de creerte mejor que yo.
—no es mi culpa que mi presencia te haga sentir inferior, lo siento por opacarte— digo con pesar.
Se aleja molesta, suelto todo el aire contenido, sintiendo cada vez más fuerte la opresión en mi pecho. Me dirijo al baño sintiendo mis piernas temblar. Al terminar de este salgo encontrándome de frente con Antón, al parecer me había seguido hasta aquí.
—estas hermosa— Sonríe nervioso.
—¿qué quieres? —pregunto tajante.
—y-yo... solo quería disculparme— dice cabizbajo
—está bien— digo sin más encogiéndome de hombros. Alza la cabeza mirándome sorprendido.
—¿enserio? — pregunta sin aun creerlo. Asiento.
—claro que sí, solo no lo vuelvas hacer, es muy incómodo verte después de eso.
—pero de verdad me gustas, desde siempre me has gustado.
—mira Antón, lo siento no poder corresponder tus sentimientos y también lo siento si te confundí, nunca fue mi intención, siempre te ve visto como un amigo y no quiero arruinar nuestra amistad involucrando sentimientos.
—lo sé y te agradezco que hayas sido clara conmigo, aunque duele saber por qué o por quien me rechazas...— aparta la mirada apretando los puños.
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Editado: 25.12.2020