Prólogo

Acerco el cigarrillo de nuevo a mis labios y doy la quinta calada. El desagradable sabor a muerte se impregna en mi paladar, el humo quema mi garganta y cuando creo que es suficiente tortura lo dejo ir. Aun siento el doloroso martilleo de palabras en mi pecho, no quiero escuchar, pero es inevitable hacerlo cuando es una persona importante en tu vida quien habla.

 —¿Yoogi?

 Parpadeo un par de veces. No quiero verla porque sé que va a ser peor, pero decido torturarme con sus oscuros ojos gatunos.

 —¿Al menos estás escuchándome?

 Deshecho el resto del cigarrillo y doy una bocanada profunda de aire antes de mirarla fijamente.

 —Sí. Te oí –intento sonar relajado y creo que lo estoy logrando hasta que pierdo la compostura–. Terminarás conmigo y te irás de la escuela por razones que no merezco saber porque no soy lo suficientemente importante en tu vida para saberlo.

 Mis atropelladas palabras la hacen mirarme con incredulidad.

 —No es lo que quise decir, Yoongi –el labio le tiembla y sus ojos brillan–. Eres importante para mí, pero...

 Su excusa queda en el aire y una lágrima cae violentamente por su bonito rostro. Aparto rápidamente mi vista de esa asfixiante imagen, de manera que no logre afectarme.

 —Entonces, ¿qué, Halee? ¿Qué es lo que no puedes decirme?

 Más lágrimas le empañan las mejillas y sé que es por mi tono innecesario insensible de voz. Siento que estoy a punto de explotar e irme, pero no puedo hacerlo o más bien no puedo. La quiero. La amo. Ella es todo lo que siempre quise a mi lado, y que quiera irse me destroza un mundo. Y lo peor de todo es que ni siquiera puede darme una maldita razón para terminar conmigo.

 Sé que desde el inicio de nuestra relación he sido demasiado antipático, seco y hasta borde. He sido un total mierda, lo admito. Hasta puedo decir que ella se merece algo mejor, pero no sé quién pueda quererla tanto como o más que yo. Quiero que se quede. Quiero todo con ella.

 —¿Qué pasa, Halee? –aprieto su mano entre la mía y suavizo mi voz– ¿Alguien te está molestando? ¿Tu familia te está obligando a irte? ¿Te quieres ir con otro...? Dime.

 Su gesto se vuelve torturado, mira a todos lados en busca de calma y toma grandes bocanadas de aire antes de volver a mirarme.

 —Es que no quiero que te involucres en esto. –dice, pero no puedo entenderla. –quiero que seas feliz, que tengas una vida normal... Y conmigo no la conseguirás.

 —¿¡A qué te refieres, maldición!?

 —¡¡A que te olvides de mí, Yoongi!! –grita tan alto como yo. Creo que romperé en llanto, pero no deseo hacerlo delante de ella.

 —Entonces... El baile, lo de mudarnos juntos y estudiar en Busan... ¿Puede irse a la mierda o...?

 Llora, llora y llora... Es lo único que hace. Estoy siendo duro, lo sé. Pero no puedo parar.

 —No te detengas por mí –habla y su voz es espesa y temblorosa–. Ve a Busan, amor. No me esperes. Quiero que te olvides de mí y sigas con tu vida.

 ¿Seguir con mi vida? ¿Qué demonios significa eso sin ella? ¿Qué está pasando? ¿Dónde está la sonrisa traviesa y el estúpido "caíste" típico de Halee?

 —Yo te amo, Halee –vuelvo al ataque y, por su semblante, comienza a perder los estribos–. Estoy dispuesto a estudiar una carrera por ti. Yo no deseo ir a Busan y estudiar una mierda si no estás conmigo.

 —Entonces diviértete y disfruta de tu vida.

 —¡Tú eres mi vida!

 Su pecho sube y baja rápido, frota sus manos con nerviosismo. Más lágrimas caen y esta vez la acompaño con las mías.

 —Dios, Yoongi. No lo hagas tan difícil y vete.

 Me niego a creer que esas son sus últimas palabras. Es demasiado pedir olvidarme de nuestro primer encuentro, del primer beso que le robé, del primer te quiero que escupí para terminar nuestra primera pelea... No quiero hacerlo. No quiero olvidar.

 Pero si así lo quiere, entonces así será.

 —Seguiré con mi vida. –Sin siquiera despedirme, me levanto de la acera, limpio mis pantalones y me voy por donde vine.

 Nada más cruzar la calle y me arrepiento de lo que dije. En lugar de esas secas palabras, debí haberle dicho que la amaría siempre, debí haberla abrazado y besado aunque sea para tener la marca de sus labios en los míos; debí aferrarse a su mano para no levantarme de ese lugar. Debí decirle que... Aunque se pase toda mi vida, la esperaré.

******************************

Ok, Armys. Esta es una historia que escribí con 15 añitos y la estoy editando por que está guácala. O sea, era pichonsita cuando la escribí, por lo que quiero entregarles algo mejor. Asi que, esperenme pliiisss.

 Besitos cariñoso, Dioha Alyar