Capítulo 11

Min Yoongi.

 No recuerdo cuándo fue la última vez que me sentí como un idiota. Creo que ese día fue cuando Hal terminó conmigo, creía que me estaba haciendo el duro, pero por dentro me sentí como idiota. Ahora esto.

 Esas palabras resuenan aun por toda mi cabeza, una y otra vez en mi cabeza.

 —HaLee es mi hermana.

 —¡Aguarda un momento! –me levanto exaltado–. ¿De qué estás hablando, enano? ¿Es una broma?

 —Es mi mamá porque ella me dejó llamarla así. La verdad es que HaLee es mi hermana. –suelta con un aire nostálgico.

 Quiero golpearme muy duro la cabeza por no haber calculado y sacado cuenta en cuanto mencionó un hijo.

 —Hola... –aquella voz me saca de mis pensamientos homicidas, tocando la puerta abierta con sus nudillos vendados. Es Halee.

 Giré mi cuello para mirarla desde mi asiento. No dije nada, no quería enojarme por algo que, verdaderamente, no me conviene. Pero aun así me vio la cara de idiota.

 —Bienvenida. –me obligo a decir y suavizo mi tono para ocultar el sentimiento predominante.

 —¿Qué tal te fue con Niki? –se limitó a preguntar, dejando su mochila a un lado.

 —Genial. –respondo a secas.

 Ella nota mi indiferencia y me queda mirando un poco sorprendida. Yo solo evito su mirada, levantándome y haciendo ademán de irme. Estoy a punto de abrir la puerta cunado la oigo de nuevo.

 —¿Qué te dijo Niki? –dice a mis espalda, su voz seria.

 Paralicé mi mano en el picaporte, dudando si hablar o no, pero no puedo hacerlo. En mi estado, esto es algo que no puedo manejar. Me giro con mi mejor mueca.

 —Nada, sólo que son las tres de la mañana y debo trabajar. –digo, tratando de sonar divertido y relajado.

 Ella me mira profundamente, sin decir algo, como tratando de descifrar mi semblante. Permanece así unos segundos hasta que suspiró resignada y pone los ojos en blanco.

 —De acuerdo. –aparta su vista de mí y me deja ir.

 Fuera de su casa resoplé ruidosamente. No soporto que alguien juegue conmigo, y ella manipuló mis sentimientos. ¡Pero maldición! ¿Cómo odiarla? Si la he amado incondicionalmente a pesar de todas la mierdas que han pasado entre nosotros.

***

 —Calma tus impulsos, cariño. Dentro... Fuera.

 La loca de Jennie inhala y exhala como un monje. Eso me frustra más y lanzo mi vaso de café contra el miro del estudio. Lo primero que hice después de realizar la transmisión de hoy fue soltarles toda la sopa a mis amigos.

 —No tienes remedio, Yoongi. –resopla, tirándose al pequeño sillón.

 —¡Me vio la cara de imbécil! –grito entre dientes.

 —Y ¿quién no? Si la tienes a la vista. –se encoje ella de hombros, aumentando mi cólera.

 Namjoon la regaña con la mirada.

 —Amigo, ya ríndete. Es una presa difícil de cazar, por lo que veo. –opina mi amigo.

 —Es que no quiero. –halo mi cabello, bufando de la frustración.

 —¿Por qué no? La dejaste ir una vez, ¿por qué no ahora? –apunta Jennie entrecerrando los ojos.

 —Porque la tengo tan cerca que siento estar a un paso de tenerla para mí de nuevo –Me tiro en mi silla–. ¿Por qué no me lo dijiste, Kook?

 Miro hacia el enano que escuchaba desde un rincón, muy silencioso para mi gusto.

 —Viejo, ella me iba a matar si lo hacía –levanta sus manos a la altura de sus orejas–. Es bueno que lo hayas sabido por su "hijo" –dice, haciendo comillas al aire, para luego reírse a carcajada limpia. Lo mire con fuego en mis ojos, lo cual hizo que se callara–. Lo siento. –vuelve serio.

 —Entonces ¿qué vas a hacer? –habla nuevamente Jennie.

 —Lo dejaré pasar sólo porque ya inicié con el plan, y no puedo dejarlo a mitad hasta que fracase realmente.

 Concluyo y el estudio se sume en un silencio refrescante.

 —Bueno... –irrumpe Jungkook–. Cambiando de tema, oí lo de tu padre, Yoongi. De verdad lo siento.

 Olvidé por completo a mi padre, hoy lo enterrarían. Por culpa de HaLee he olvidado mis verdaderos problemas personales. Tomo mis cosas y anuncio mi salida.

 —Debo irme, no he llamado a mi madre y quiero estar con ella aunque sea por vía telefónica.

 —Te acompañaré. –se levanta kook.

 —Está bien, amigo. Suerte. –se despide Namjoon.

 Salgo junto a Jungkook del edificio con dirección a mi casa. Kook me mira como buscando un moco en mi nariz, sonríe como marica y eso me enfurece.

 —Y a ti ¿qué mierda te pasa? –le fulmino.

 —Entonces ¿de verdad amas a Daka? –parece que nunca se lo hubiera dicho. Chasqueo mi lengua.

 —Pues claro, idiota –ruedo los ojos al cielo–. La tuve una vez, no fui el mejor novio del mundo pero todo ese tiempo pensé que estaríamos juntos para siempre. La perdí y ahora que quiero recuperarla lo que siento por ella es como si…