Min Yoongi.
Hal se carcajeaba como una niña pequeña ante las escenas divertidas que pasaban en la película que estábamos viendo todos juntos. Hacía años que no la oía reír así, me encantaba en demasía. Era como un pequeño viaje en el tiempo, ese que en el que ambos nos sentábamos a ver películas y terminábamos haciendo luchas en el sofá.
Claro, en aquel tiempo no estaba Niki, ni mucho menos Ji Eun con su bebé.
—¡Hola, familia! –saluda el recién llegado Hoseok con su característica sonrisa, la cual me pregunto si no le dolerá mantenerla.
—Bienvenido, cariño –dice su novia de igual manera–. ¿Qué tal tu día?
—Igual que siempre, no me quejo –se sienta pesadamente en un sillón individual junto a su bebé–. ¿Qué tal ustedes, jóvenes? –bromea mirándonos a ambos.
—Estamos bien. –contesta Hal, riéndose. Al parecer a ella sí le causo gracia, o quizá no quiere parecer grosera y ríe por cortesía.
—Me alegro que su estadía aquí sea agradable.
—Les agradecemos su hospitalidad –hablo yo esta vez–. Esperamos no haberles causado molestias estos últimos días.
—Han sido una gran compañía, chicos –comenta Ji Eun con un puchero–. Éste no es un barrio muy seguro que digamos, y todos los días vivía angustiada por mi bebé al estar sola luego de que Hoseok sale al trabajo. Ahora los tengo a ustedes.
Sonrío en agradecimiento. Estos cinco días que hemos estado en casa de Hoseok y Ji Eun han sido agradables, y reconfortantes. Hal ya no está en peligro, al igual que Niki, más no han tenido noticias de Jimin, lo cual preocupa a veces a Halee. Trato de distraerla y grandiosamente lo logro, poniendo así las tardes que pasamos solos más entretenidas.
—Sé que lo pregunto todos los días, pero ¿Kookie tiene novedades? –pregunta Hal como todo los días. Hoseok intercambia miradas con su novia, ella se levanta y toma a su hija.
—Niki, ¿te parece si vamos a la piscina? –dice ella, extendiendo su mano hasta él.
—¡Sí! –el pequeño no dice más nada luego del brinquito y se va
Halee se incorpora en el sofá con un semblante preocupado, sabiendo que la razón de esta privacidad es porque sí hay novedad. Podía sentir lo tensa que se estaba poniendo.
—No son novedades de Jungkook, pero sí son buenas noticias. –confiesa con una sonrisa. Halee abre sus ojos con el rostro iluminado.
—¿Atraparon a Jimin? –inquiero, siendo lo único que se me ocurrió.
Él niega levemente, cabizbajo. Halee se apaga un poco, confirmando que sus pensamientos eran lo mismo.
—Escucha, Halee –comienza él renovando su sonrisa–, tienes un apellido no tan común de acuerdo con los datos que me entregó Jungkook sobre ti, investigué como loco estos últimos días y encontré algo. –suelta, esperando una reacción de Hal, pero ella es la que está esperando lo que va a decir.
—¿Qué encontraste? –me le adelanté. Hoseok saca un sobre amarillo y lo abre, le echa un ojo y comienza.
—¿Qué edad tienes?
—Veintidós. –responde confusa.
—¿Fecha de nacimiento?
—Eh… 16 de mayo de 1993
—¿Tu madre se llamaba…?
—Kang Lee Yu.
—¿Segura que ese Kang es de tu madre? –Halee no respondió, suficiente para saber que no estaba segura–. ¿Tu padre?
—Jamás lo conocí. –Hoseok permanece en silencio, un largo y pesado silencio. Dirige su mirada a los papeles y aclaró su garganta.
—Kang Sung Lee, cincuenta y dos años de edad, divorciado de Park Lee Yu hace... Veintidós años en 1993. Es director de una empresa de autos en Japón –acaba y le tiende los papeles–. Es tu padre Halee.
A mi lado, Halee mira atentamente los papeles en sus manos, leyendo toda la información con ojos ansiosos y respiración entrecortada.
—¿Cómo saben que en verdad es su padre? –pregunté un tanto dudoso.
—No hay otro Kang en toda Corea o el mundo que se haya divorciado e ido a la mierda en 1993, Yoongi –me dejó con la palabra completamente en la boca.
Miré a Halee, esta vez leía los papeles muy tranquila, sin pestañear. Tomé un mechón rebelde de su rostro y lo dejé tras su oreja, aún no se movía. Cuando al fin reaccionó, miró a la nada y sonrió amargamente.
—Entonces... ¿e-este es mi padre? –dijo con voz quebrantada.
—Así es –Hoseok asiente, y saca un papel mal doblado de su bolsillo delantero–. Algo más. Tenemos la posibilidad de contactarlo para que puedas conocerlo y pedirle ayuda.
Yo tomo ese papel. Es un número telefónico y dirección. Hal me mira expectante.
—Ésta dirección es de aquí. Sé dónde es. –su sonrisa se vuelve más grande, mientras lágrimas violentas rodaban por sus mejillas sonrojadas.
—Gracias, Hoseok. –susurró en sollozos. Él, muy sonriente, se levanta para hacer una leve inclinación y se marcha.
Halee abrazaba los papeles como si fuese en carne y hueso su padre, soltando pequeños sollozos. No la dejé sola, le abracé y la besé una y otra vez. Encontrar a su padre puede suponer un cambio bastante radical, pese a que no lo esperaba.