Kang Halee
Nos fuimos nuevamente a casa, a lo que no estaba completamente de acuerdo, prefería mil veces irme inmediatamente de la ciudad, o del país si era posible. No sé cómo esperan que me calme, pero estoy muerta del miedo. Niki estuvo preguntándome qué sucedía varias veces, a punto de romper en llanto, no respondí a ninguna de esas veces, no quiero que entre en pánico como la otra vez.
Bajamos del auto y nos adentramos a la casa. Ya habíamos avisado a Hoseok, y Kookie ya estaba en camino, debería estar en la ciudad. Al instalarnos en la sala lo vimos junto a Hoseok.
—Niki, llévate a Joon a su cuarto, jueguen un rato. –Ji Eun le da a la niña y Niki dudoso se va con la pequeña, dejándonos a los mayores solos. Un enorme silencio se instaló en el espacio, llenándome de desesperación. Fulminé a Kook cuando fijó sus ojos en mí.
—¿Cómo estás, Daka? –Inquirió con ironía en su voz–. Oh, espera, tú no eres Daka. Eres HaLee.
—Por favor, cierra la boca. –escupo con cólera.
—¿Qué ocurrió exactamente?
—Estaba durmiendo e intentó asfixiarme –arrugo el entrecejo confusa–. Tuvo la oportunidad, pero no lo hizo. Pensé que quería matarme, como lo intentó con la explosión de mi casa.
—Es lógico, dentro de los planes de Jimin no está matarte, Hal. Porque sabe que sin ti no gana dinero –apunta–. Ahora, él intentará amenazarte.
—¿Crees que no lo sé? ¿Qué hacemos?
—Quedarse tranquilos.
—¡No! –repliqué, sobresaltada de mi asiento–. Kookie, ¿estás demente? ¡Jimin derramará sangre si no me largo! –chillo y él me manda a callar como a un perro.
—Si te mueves de aquí, él también se irá. Mientras te mantengas en Busan, nosotros tendremos más oportunidad de acabarlo
Desesperada solté a llorar de la frustración. No quiero quedarme, tengo miedo hasta la mierda.
—Jungkook, debemos entender que ha pasado por muchas cosas terrible.
—Lo sé, y lo entiendo, Hoseok –suspira alborotando su cabello–. Pero debe entender que estamos aquí para evitar más. ¡Halee, ya basta! –me ordena, pidiendo que deje de llorar pero yo caso omiso le hago y sollozo con fuerzas–. Daka, sal de ahí.
—¡¡Daka, murió!! –espeto con mucha rabia–. Maldita sea, Kookie, Daka fue quemada por el miedo –confesé–. Tengo miedo, ¿sí? ¡Tengo mucho miedo!
Silencio. Profundo y pesado silencio es lo que le sigue a mi confesión. Necesito fortaleza, mi cuerpo está lleno de terror, pero mi sistema nervioso quiere pararlo. Esperaron a que mis sollozos se tranquilizaran y Kook habló.
—¿Ya acabaste? –no respondí–. Los oficiales están aquí, esperando la señal para salir desde lo más remoto. Solo debemos ubicar a ese maldito y...
Nos sobresalta a todos un fuerte grito agudo sumado a un llanto. ¿Escuché acaso mamá?
Mis piernas actuaron primero y corrí hasta el cuarto de Joon.
—¡¡No!! ¡¡Niki, no!!
—¡¡Mamá!! ¡¡Ayúdame, por favor!!
Nuestros gritos fueron inútiles, no fui lo suficientemente rápida, ya se lo habían llevado en la maldita camioneta. Mi mundo se me fue encima, y siento que mis lágrimas se vuelven sangre, porque el dolor que comienza a crecer duele mucho.
—¡HaLee! ¡HaLee! ¡Reacciona!
Se me nubla la vista, un golpe en el estómago se aproximó, dejándome sin aire. Solo oigo un pitido, el llanto del bebé y mi nombre. Para cuando intento reaccionar, ya todo era oscuro.
***
Mi cuerpo está completamente entumecido. No puedo moverme, no puedo abrir los ojos. Un dolor indescriptible aprieta mi pecho, pero no lo siento físico sino sentimental. No sé lo que está ocurriendo, porqué estoy así…
¡¡Mamá!! ¡¡Ayúdame, por favor!!
Mi corazón se acelera violentamente al sentir su voz dentro de mi cabeza, haciéndome recordar, y lucho para abrir los ojos como puedo. Mi niño me necesita y debo ir por él.
—¡Hey! –escucho esa voz y abro mis ojos asustada rápidamente–. Tranquila, tranquila. ¿Puedes verme? –Es el doctor del otro día, que me atendió la vez pasada cuando hui de casa–. Calma, estás a salvo.
Estoy en el hospital, de nuevo.
—¿Reaccionó? –una segunda voz se integra al lugar. Es kookie–. Gracias, Jin.
Se acerca lentamente a mí y se sienta en una silla de plástico al lado de la camilla. Dice algo, pero su voz suena en eco. No sé lo que está ocurriendo, todo me parece tan normal como para estar aconteciendo lo que sé que está. Niki ha sido secuestrado.
—Nos llevaste un susto –dice, sonriendo levemente–. Pensé que te habías hecho daño. Pero ya estás bien, te recuperarás bien.
Estaba divagando. Detesto que haga eso, pues me confirma lo que ocurre. No quería seguir oyendo, debo salir de aquí. Moví las sábanas con mis pies para salir de ellas.
—No, Halee, tranquila. Tienes el cuerpo anestesiado, y es horrible cuando te reincorporas, ¿sabes? –apresa una de mis manos con las suyas–… Sientes un bajón que lo único que hace es llevar tu cuerpo hacia adelante y no lo puedes controlar. Como si estuvieras ebria –ríe levemente, molestándome con tanta palabrería–. ¿Tú y yoongi son novios o algo?