Yo te quiero.

4. ¿Cómo hago?

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Sofía. 

Después de hacer la fila en la taquilla donde compramos las boletas que nos dan el acceso a todas las atracciones. Este parque es una combinación entre un parque de atracciones y un parque acuático. Por lo que en la maleta que carga Aina llevamos nuestros vestidos de baños, los cuales no colocamos en la parte de los vestidores. 

Mateo: Me vas a deber demasiado dinero, Sofía…

Y por supuesto que él no miente, así como yo tampoco miento cuando digo que por alguna razón Mateo siempre lleva dinero consigo —cosa que ni sus otros hermanos—, por lo que queda mucho más fácil conseguir. Claro que cuando pueda le voy a pagar, deberle a Mateo es como deberle a los de la línea telefónica que te cobran un mes antes que llegue la factura para pagar. 

Yo: Lo siento :(

Yo: Prometo darte un beso de recompensa.

Tecleo y lo envío, me imagino la cara que va a poner lo cual me hace sonreír. 

Aina sale del baño de la parte superior y sus shorts blancos, los cuales deja ver muchas partes de su cuerpo. Ella mira a ambos lados con cierta desconfianza, y es algo que siempre le da cuando utiliza estos vestidos. Es insegura con el que su abdomen no es plano y que sus piernas sean un poco velludas. Lo cierto es que en este parque vas a ver diferentes cuerpos, pero Nia no lo ve de esa manera. Siempre me cuestiono porque de todas es tan insegura. No quiero decir que yo no lo sea, o que esté mal serlo. Sin embargo, poseemos características bonitas, mamá nos heredó genes que agradecemos. 

Entonces, ¿por qué ella se tapa como si lo que fuera a mostrarnos estuviera mal?

Sin más doy unos pasos, esquivando a algunas personas que pasan, la tomo de la mano regalándole una sonrisa.

—Vamos. Necesitas hacer babear a Pablo con este estilo —empezamos a caminar, hasta donde le dije a Pablo que nos encontráramos. 

Cuando llegamos, está allí con un grupo de chicas deleitándose con el cuerpo del vecino. Podría decir que no es la gran cosa, pero nunca voy a negar que los Collins tienen lo suyo. Pablo con unas bermudas que si no estoy mal son de Santiago, ya que son de un color que le vi a él y también porque le quedan un poco grandes.  

—Ve por lo tuyo —choco mi brazo con el suyo, animándola. Pero lo cierto es que en su mirada veo temor —¿Pasa algo?

—Son chicas muy bonitas —musita, mirándolas.

—Ay, Aina. Si justo ahora te vieras te darías cuenta que estas hermosa y que no debes dudar de eso —se queda en silencio, suspiro, es más difícil de lo que uno cree darle la seguridad que necesita —¿Aitana te parece bonita?

Eso la descoloca un poco, hasta me da una mirada de: ¿es en serio?

—Muy bonita. Su deporte la tiene con sus piernas tonificadas, su abdomen plano y resaltando más sus atributos —se señala los senos y el trasero como ejemplo.

—Dejemoslo en qué te parece bonita…

—¡Chicas! —exclama Pablo, interrumpiéndome y dándose cuenta de nuestra presencia. 

—Y si te parece hermosa, recuerda que tienen la misma cara —Pablo da unos cuantos pasos. Tomo su hombro y le doy un leve apretón —. No dudes de tu belleza, que más que exterior, eres increíble por dentro. 

—¿Por qué se tardaban tanto? —pregunta, con una sonrisa de esas matadoras —. Vamos… —y cuando empiezo a caminar, veo de reojo como se pone a caminar al lado de Aina y le dice algo al oído, lo cual la hace sonrojarse y sin que lo veamos venir, mete en el bolsillo de su short su mano y le da un apretón. 

Hasta parezco una pervertida viendo estas escenas. 

—¡Pablo! —chilla ella. 

Da unos pasos más adelante que él, avergonzada por la acción de su novio. 

—Con eso la maté —se felicita él mismo. 

—Eres un tonto —nos reímos. 

Mi teléfono vibra, y mientras ellos dos corren hacia la primera atracción, reviso el mensaje.

Mateo: Acabe de ver a un perro que se lastimó la pata, por lo que de seguro le vendría bien un besito. 

Yo: ¡Te odio!

Mateo: Eso mismo me dijo la profesora de escritura cuando le corregí que había escrito mal la palabra: Polistireno.

Yo: ¿No está bien así?

Mateo: Y claro que dirías algo como eso. Es poliestireno. 

Gruño, guardando mi teléfono, ya me las cobrará. 

La tarde se pasa volando, y entre subidas a muchos toboganes, nos la pasamos genial. Muchas personas creen que entre más gente haya mejor será el paseo. Puede que sea verdad, sin embargo, puedes estar con solo una persona y si es la correcta, no importa. Con las charlas de Pablo, las aportaciones de Aina; me la paso feliz. Y al final de la tarde, aunque Mateo no haya aparecido, siento que el día valió la pena.

Al llegar al estacionamiento vemos que el auto ya está estacionado donde debí hacerlo hace un rato, también que el auto que dañé no está.

Al mirar por la ventanilla no me sorprendo de ver a Mateo con cara de querer matar a todo el mundo por lo que sostiene en sus manos. Siempre tenía el estereotipo que a un hombre no le podía gustar tanto leer como a las chicas o por lo menos no novelas juveniles, pero Mateo cambió eso con que siempre se lee dos al mes, ya el resto es de fantasía y hasta de terror. 



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En el texto hay: secretos, vecinos, chico nerd y chica popular

Editado: 24.12.2021

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