Sofía.
—¿Por qué Mateo no vino? —me pregunta una de mis primas, la cual estoy más que convencida que le gusta mi novio —. Fue por eso que invite a Mario —señala a su acompañante que está bailando en la pista improvisada en la casa del tío David. Lo hace muy mal, tan mal como Aina quien baila con Pablo.
—Tenía que hacer trabajos —contesto.
—¿Estás molesta?
¿Lo estoy?
¡Por supuesto! Es el primer San Valentín que compartimos desde que somos novios, sin embargo, ahora él no esta acá. Hasta Elena esta con mi padre. ¿Y mi novio? No está por ningún lado. Sé que Mateo es aplicado con sus estudios, y no me molesta. Pero quisiera que estuviera justo acá.
—No, normal —le quito la importancia.
—Mi exnovio solía cancelarme siempre que íbamos a salir, eso me molestaba mucho. Hasta que paso varias veces y fui hasta su casa donde me llevé la sorpresa que se veía con alguien más, y que me cancelaba para irse con esa persona. Asco de infiel —gruñe.
No te hagas ideas locas, Sofía…
>>Y lo peor es que no era ni más bonita que yo. O sea, deberían cambiarnos por alguien mejor.
—¿Con qué criterio vas y dices que es mejor? —pregunto.
Primero porque necesito que se quede en silencio, así yo no me hago ideas erróneas. Segundo, porque claro está no puede ir por la vida diciendo quien es mejor y quien es peor. Obvio que nos basamos en estereotipos, pero así como yo aprendí que con ellos solo se ganaba el odio de alguien —Aitana me dejo el ejemplo—.
—Porque sí. Tengo un espejo en el cual me veo todas las mañanas —con su mano la hace pasar por el espejo y que se esta viendo —. Claro que sé que estoy más buena que con la que me puso el cuerno.
—Bueno, por lo menos te liberaste de él.
—No del todo, después de ahí lo perdone.
—¿Es o no es tu novio?
—Es con quien llevó una semana separada —contesta. Claro que la hija de mi tío Jacob diría eso. Esta loca —. Tal vez algún día lo conozcas. Papá no lo quiere ni poquito.
—Y sus razones tendrá.
—Vaya que las tiene… —Me explica cada razón porque el hermano mayor de mi madre no lo quiere, ni su madre.
La noche transcurre y me quedo con ella. Cada quien esta en familia, bailando con su pareja. Hasta mis abuelos lo están, y pareces parejas de quince años por lo tiernos que son. Siento la presencia de alguien a mí lado y al ver de reojo me encuentro con Santiago.
Las cosas van poco a poco con él, por lo menos ya hablamos de nuestro día sin miedo o temor a lo que el otro diga.
—¿Por qué pareces tan metida en tus pensamientos?
—Mateo no vino, y quiera negarlo o no me molesta que no esté acá.
—Cuando estábamos saliendo de la casa me lo encontré, se marchó con Jared a algún lugar —agrega, recordando—. Si te molesta debiste decirle, no creo que Mateo sea un patán para reprochártelo.
—Sé que no sería grosero si le confieso mi enojo, pero no lo quiero presionar. Y me dijo que tenía que hacer un trabajo. Además, ¿te lo imaginas en este lugar? —inquiero, señalando toda la casa de mi tío que está decorada con corazones por todos lados.
—La verdad que no. Pero mira, hace un año ni me lo imaginaba con una novia, y míralo ahora acá. Te tiene como novia, y déjame decirte que se saco la lotería, porque eres grandiosa —Me sonrojo por el halago.
—¿Cómo van las cosas?
—Supongo que bien. Tengo buenas notas en la carrera, mis amigos y yo no estamos como hace unos meses en los que los evitaba. Tengo un trabajo con uno de los socios de tu tío, quien me enseña muchas cosas. Mar y yo siempre salimos cada vez que podemos —va enumerando en sus dedos—, voy a gimnasio y me alimento mucho mejor. También me volví hablar con Renata —abro los ojos, pero niega con sus manos y cabeza —. No, no es lo que piensas. Renata está en un proceso de rehabilitación por consumo de alcohol, y no pude negarme a estar apoyándola desde la distancia.
—Eres de un corazón muy grande, Santiago. Sin embargo, no permitas que te vuelva a lastimar —suplico.
—No te preocupes, Bie. Aprendí a las malas la lesión.
—¿Y con Mar…?
A ver, su amistad es muy rara, de la noche a la mañana apareció quien se supone que estudió con mi hermana mayor y con quien Jeremy la engañó. Entonces si esta raro.
—Vuelvo y lo repito, entre Mar y yo no hay nada. Si, puede que tonteamos algunas veces…
—¿Ves? —interrumpo—. Si mal no lo recuerdo de esa misma manera empezaste con Renata, y déjame decirte que salió una descarada completa.
—No me recuerdes eso —hace una mueca—. Prosigo, esto no se trata de amor. Se trata que su padre es mi jefe, por lo tanto, eso nos llevó a conocernos. Estudia administración de empresas, es una estudiante que le toca lucharla, porque sus dones de estudiante aplicada son casi que como los de Austin —me rio por eso, es casi que como Aitana—. Es agradable, y si, muy imprudente. Pero no te imaginas cuantas veces eso me sacó una sonrisa.
—No me fio de ella —le soy sincera.
—No necesito que lo hagas, rubia. No obstante, eso no quiere decir que te voy a separar de mi o me vaya a separar de ella. Dale la oportunidad y verás que no es tan mala como parece.