Mateo.
Sale de la habitación furiosa, me quedo paralizado por lo que acaba de pasar. ¿Ahora es ella la ofendida? Me levanto de la desordenada cama y me dirijo al baño, donde me dispongo a lavar mi cara. Es increíble cómo las cosas cambian de un momento a otro. Estaba tranquilo y feliz luego de ir al sendero —el lugar que tanto me costó descubrir—, para luego terminar en yo siendo forzado a enfrentarme a algo a lo que todavía no estoy listo.
Para ella es fácil esto, para mí no.
Ojalá yo fuera como Patrick o como cualquier chico que cada vez que tiene el consentimiento de una mujer puede mantener relaciones.
Mis miedos y mis inseguridades siempre me han hecho dar unos pasos atrás en este aspecto. He tenido experiencias malísimas, otras donde el ser forzado solo me ha generado traumas y cosas que no sé si algún día podré solucionar.
Sofía hoy solo ha abierto de nuevo esa herida, una que prefiero dejar lejos, porque cuando abro heridas solo termino buscando bloques de acero para usarlo como protección.
Salgo del baño y recojo mis cosas, no es el momento que ambos hablemos, sé que me equivoco al no decirle las cosas como son, pero yo no confío en lo suficiente en Sofía como para decirle y con sus acciones estoy muy lejos de decírselo. Camino por el pasillo para llegar a la recepción donde esta el chico que antes nos atendió, al verme me señala con su dedo atrás de mi espalda, al girar me encuentro con que Sofía está en algo como una sala a través de un gran ventanal; sus ojos están fijos en la calle y se abraza por el frío.
—¿Puedes hacerme el favor de decirle que me fui? —indago. Él me mira confundido, pero asiente lentamente.
—Si, no hay problema —me asegura.
Todavía llueve fuerte, por lo que me alejo de ese lugar para ir a otra ala del motel y estar lo más lejos de ella por ahora, ya cuando pase la lluvia pienso regresar.
...
—¿Qué te tiene tan enojado? —pregunta Jared, al entrar a mi habitación y tirarse a la cama.
Cierro mis apuntes que estoy estudiando. Mañana tengo una práctica de enfoques visuales, sin embargo, me gusta tener ya lista la parte teórica.
—Con Sofía pasamos un mal momento.
—Detalles.
—Deja de ser metido —Volteo a prestarle atención con la silla giratoria que tengo—, ¿no tienes qué hacer?
—Si, debo irme a bañar que más tarde tengo compañía —Cruza sus brazos por debajo de su cabeza—. Y soy metido porque desde que llegaste tan tarde en la noche, mojado y encima con la cara de agresivo incluso más triplicada, supe que no había resultado bien. ¿No le hiciste algo súper cursi?
—La llevé a ese lugar y todo iba bien —suspiro, este tema lo he tratado de quitar todo el día de mi cabeza—. Sigo sin darle respuestas claras a Sofía sobre el por qué me niego a tener sexo con ella —Algo que agradezco de Jared es que no se toma esto como un juego, porque sabe que para mí no lo es—. Intentó forzarme a ceder y cuando le hable claro de lo que no quería, solo se marchó molesta.
—La entiendo, Mateo. El sexo es un puto arte —Le lanzo una mirada de que por su bien debe callarse—, y ella supongo que lo ha disfrutado en su momento, es normal que el cuerpo de una mujer también lo desee, y más teniendo en cuenta que no sabe lo que te pasa. Sin embargo, por más ganas que tengas de comerte a una persona, respetas su no. En eso no estoy de acuerdo, creo que has sido sincero en pedirle que espere a que te nazca decirle el motivo.
—Es precisamente eso lo que me ha impedido que la llame —confieso—. Odio que me presionen como creo que a ningún otro alienígena.
—Nunca te puedo tomar en serio cuando dices esa palabra —suelta una carcajada—. Eres un raro.
—Tu un estúpido —replico.
—Nunca puedes perder, ¿cierto?
—Efectivamente —afirmo—¿Sabes algo del pasado de Edward? Es algo que me sigue sonando en la cabeza.
—No, mi tío investigó si en la bodega o los casinos ha llegado a visitar o algo así, pero no. Ava no ha entrado en ese terreno, al parecer sí tuvieron vigilada a Layla porque por eso fue que ella se echó para atrás con el trato que le había propuesto mi padre —explica—. Sabía que estar de “aliada” —lo dice con voz chillona—, no era una opción siendo Layla la protegida de mi familia.
—La odia, eso me lo dejó claro Sofía, en algún momento la debió haber visto. Holly dijo que no es el mismo de años atrás, y ambos sabemos que en los negocios torcidos de Ava de alguna manera estuvo involucrado.
—Me causa inquietud, eso de que no las recuerde del todo, si no que solo una parte que se mezclan con sus otros recuerdos es raro. ¿Qué lo llevaría a eso? Tampoco es que en cada choque de auto uno pierda la memoria o algo por el estilo.
—Esto tiene algo que ver con el ingenio y la locura combinada que tiene Ava en su interior —le aseguro.
—Ni en la cárcel deja de joder, y ahora que también trajo demonios al mundo. A veces me pregunto si hemos estado cerca de esa gente y que tal tengamos una enfermedad contagiosa por ellos —bromea.
—Solo serás serio en tu velorio.
—Que hijo de tu padre, Mateo, mandarme tan pronto a conocer al diablo —menea la cabeza—. Mal hay, bebé —me guiña el ojo.
—Vete de mi habitación, rápido —le señalo la puerta—. Ahora —ordeno, sabiendo que ya se va a poner de fastidioso.