Sofía.
—¡No puedo más! —grito, sentándome en el piso y recostando mi espalda en la pared—. Estoy cansada.
—Solo tuviste que supervisar las mesas —me dice mi tío Jacob—. No te quejas por nada. Los meseros, diseñadores, publicistas y todo lo que sea que haya contratado David, si les tocó trabajar.
—Bueno, pero da igual tener que dirigir. Mi tío no aparecía en un momento y yo no sabía que hacer —me limpio con el dorso de la mano la frente. Estoy sudando, porque también ayude a cargar algunas cosas, no me podía quedar solo viendo—. ¿Crees qué salga bien?
—La verdad sí. Los proveedores y comerciantes asistirán, pero saben que en la hacienda siempre se llevan los mejores procesos. Algunos de ellos han estado varias veces ahí —me regala una sonrisa—. La empresa se ha mantenido en un equilibrio, es más, el año pasado con el lanzamiento de los dos vinos, las ventas subieron. El análisis financiero lo demostró. Entonces, creo que todo va a salir bien.
—Es difícil trabajar en esto.
—Lo es si no te gusta. Lo bueno es que puedes estudiar lo que te gusta y de paso ganar algo de dinero ayudando a David.
Y hablando del rey de Roma, mi tío cruza la puerta de la oficina viendo como ambos estamos sentados en el suelo, cansados. Empieza a negar la cabeza, tomando algo de su escritorio.
—Les hubiera traído un cafecito si hubiera sabido que estaban acá —socarrona—. Jacob, tu hija estaba en tu oficina buscándote —mi tío suspira, antes de tomar el impulso y levantarse—. Rubia, tu vestido ya llegó. Las gemelas y Mark llegan más tarde. ¿Sabes si va a venir Elena? —pregunta—. Quiero ver si puedo sentar a una de los hijos de José.
—No estoy segura —Porque no tengo ni idea si papá la invitó.
—Bueno, igual voy a dejar una silla disponible para ella—suelta lo que tiene en la mano y empieza a masajear sus hombros.
—Tío, cuándo ya no trabajes acá, ¿quién se hará cargo? —indago, levantándome.
—No estoy seguro. Acá todos tenemos participación, sin embargo, es Iveth quien era la socia mayor. Lo que llegado el caso ustedes no quieran, podemos comprar sus acciones y que alguno de nuestros hijos se haga cargo. A tu primo Hulter le gusta esto y está trabajando con Jacob para aprender —se encoge de hombros—. Solo espero que no sea un desastre esto del dinero y quien se haga responsable. Es nuestro proyecto que como familia sacamos.
Terminamos de arreglar todo lo que falta, por lo que dejamos todo listo en el salón. Cada quien se va a organizar en su oficina. La mía es pequeña, pero la tengo amueblada con cosas pequeñas que me gustan. Llega mi prima por parte de James, quien me ayuda a maquillarme y yo la ayudo a ella. Coloco mi vestido. El cual lo elegí hace un tiempo, porque esto me parecía muy importante. Al verme en el espejo del baño, puedo ver todo mi vestido y quedo satisfecha con el resultado.
—Te ves bonita —halaga—. Mi tía Iveth hizo bien su trabajo —me rio.
—Todos los Hill lo hicieron —la señalo.
—Nah, los hombres de está familia son feos.
Tengo buena relación con la mayoría de mi familia, pero no los veo con frecuencia porque viven lejos o por diferentes razones.
Mi vestido es rosado hasta las rodillas, la parte superior está pegado a mi torso y la falda es acampanada con pliegues. Mi maquillaje es sutil y mi cabello está suelto en rizos con una diadema de simulaciones de diamantes pequeños.
…
—¿Y sí me caigo cuando empiece a ir al escenario?
—Sofía, no eres torpe. Si te caes, entonces simulas que era parte del evento —aporta Aitana, riéndose de mis nervios.
El evento ya empezó, mis abuelos y mi tío están presentando el vino. Las mesas están llenas, todos están en sus lugares y parece ir con tranquilidad. Sin embargo, me toca ir a dar unas palabras y soy mala en eso.
—Confía en ti —me da un beso en la frente—. Tu puedes, Bie.
—Gracias, papá.
Escucho que me llaman al escenario y empiezo a subir las escaleras para llegar a la tarima. El lugar está con un toque elegante y casual. Está vez no hubo una temática, sin embargo, si pusieron luces en el techo. Fotos de los viñedos en la haciendo, todo el proceso que tuvo este vino y detalles sobre la familia.
Las personas prestan atención y mi tío me pasa el micrófono.
—Mi nombre es Sofía Jones Hill. La tercera hija de Iveth —sonrió, con nervios—. Quiero darles la bienvenida a este lanzamiento. Como sabrán en el primer producto que no tiene el sello de mi madre, sin embargo, con mi familia se hicieron los procesos, costos y la producción del nuevo vino para poder traérselos y que lo degustarán.
Aplauden y todo sigue con normalidad.
Voy hasta mi mesa sintiendo el peso de no ver a Mateo. Santiago está con algunas personas hablando, pero por ninguna parte está mi novio. Reviso la hora y quedamos en vernos acá. Suspiro, sintiendo la decepción, pero aún teniendo esperanza de que venga.
Camino hasta mi mesa donde está Elena al lado de mi padre. Ellos dos están tensos y el ambiente es incómodo, porque la vecina está algo distraída y mi padre la trajo para que no se quedara en casa. Aina está hablando con Aitana, diciendo algo con respecto a Simón y algo de una salida.