Narrador
Elena vivió una vida muy feliz, tenía buenos padres, buenos amigos, buena ropa, buena comida.
En la escuela fue la más popular y luego en la universidad.
Su vida era más que normal y ordinaria.
Hizo lo que se esperaba que hiciera, ingresar en la universidad y luego seguir hasta alcanzar graduarse y vivir cómodamente el resto de sus días, quizá casarse con su novio, el más popular de la universidad.
Pero... nada de eso pasaría... Elena murió en un accidente de tráfico. Su novio había chocado por conducir ebrio después de una fiesta de universitarios... Elena había ido con su novio y ambos murieron.
Ella al despertar estaba en un cuerpo de bebe. Un bebe recién nacido...
E inmediatamente al nacer él—Elena— presencio la escena más traumática de toda su vida.
Su propia madre estaba intentando matarlo, Elena devastada quedo en shock.
Nunca antes ella había presenciado un asesinato, su vida jamás había corrido peligro en la tierra—al menos antes de morir—. Sus padres en la tierra la cuidaban y mimaban... Elena se apagó lentamente... y deseo que todo fuera solo una pesadilla.
Pero al despertar vio al que sería su abuelo, él le había salvado la vida, obligo a su madre '' Natalie de Levernburg'' a cuidarlo mientras crecía...
Por supuesto Natalie no lo hizo de buena manera, solo lo hizo porque su padre el conde de Levernburg la obligo cargar con su vergüenza.
Su malvada madre llamaba ''error'' ''mi desgracia'' ''bastardo'' y muchas otras calificaciones, Elena creció durante un año con su madre, siendo maltratado por su malvada madre... para luego, ser vendido a unos desconocidos.
(N/t: haber se refiere a que Elena nació en un cuerpo masculino :v espero ser clara en eso)
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Elena a la que su madre llamaba bastardo, fue envuelto en finas ropas por primera vez desde que nació, la sirvienta que a menudo lo golpeaba cuando lloraba de hambre, la trato diferente por una vez, gentil, con una sonrisa...
Elena sabía que algo no andaba bien.
'' ¿Me van a matar? ¿Me preparan para enterrarme?''
Luego de vestirlo y alimentarlo, salieron de la mansión del duque de Levernburg, se subieron a su carruaje y lo llevaron a un callejón de mala muerte en la cuidad.
En las calles de la cuidad no había ni un alma, eso se debía porque eran altas horas de la noche.
Natalie sostenía a Elena en sus brazos, algo que no pasaba a menudo, Natalie no quería ni tocar a esa cosa que llamaba bastardo. Pero esta vez lo hizo, y con una sonrisa en su rostro bien maquillado.
Lucia como una buena madre pero era solo una fachada, Elena lo sabía, algo planeaba.
Elena era un bebe de cabellos cafés y ojos rosas, la sirvienta a menudo decía que sus ojos eran horrendos, que deberían ser rojos como los de su padre... Natalie también repudiaba su cabello café, lo había heredado de su abuela materna.
''Es tan corriente, por supuesto nadie creería que es hijo de su padre...''
Le habían dicho ese tipo de comentarios a un bebe. Elena no conocía a su padre pero le habían dicho que era un rey, el rey del reino demihumano en el que crecía... ella al inicio creyó que era un mal sueño, pero las golpizas dolían, el hambre y el descuido le habían hecho reaccionar y aceptar la realidad.
Volviendo al callejón Elena estaba nerviosa no sabía que es lo que había planeado su madre. Pero ella sabía que no era nada bueno.
Delante de ellas estaban dos hombres enmascarados.
Natalie estaba emocionada, en sus ojos se reflejaba una codicia fulminante, tenía la sonrisa de oreja a oreja, y con una rapidez entrego al bebe a los brazos de aquel desconocido, sin importarle el destino de su hijo.
—Señor le aseguro que este niño lleva la sangre del rey Leviatham de Crastrillior. Él tiene ojos rosas debido a la combinación de razas, usted no se arrepentirá de esta buena adquisición se lo aseguro, además nadie sabe que es niño... no tendrá problemas en el futuro...—Con un sonrisa desagradable afirmaba Natalie sobre Elena.
Entonces Elena lo supo.
'' Me están vendiendo...''
Los hombres enmascarados se veían aterradores, Elena quería llorar pero sabía que su madre lo golpearía para callarlo y Elena no quería recibir más golpes.
—Estamos seguros de su palabra buena mujer, como pago le daremos 100 bolsas de oro y 50 de joyas adicionales a la carga. Eso porque no sabíamos que era niño. Sin embargo, esperamos que sea "discreta " en cuanto a este negocio.
Los hombres ponían acuerdos y negociaban con Natalie.
—Pero por supuesto que lo seré mi señor, le aseguro que mañana mismo enterrare a mi "difunta" hija tal y como lo acordamos.
—Es usted muy lista, como era de esperarse de la hija del duque de Levernburg.
—Es usted muy amable mi señor fufu*—La madre de la pequeña Elena era la peor. ¿Pero quién la culparía? En este mundo los niños solo son "objetos " para ganar dinero o poder.
Elena una vez más estaba aterrada.
'' ¿Qué me harán? Dios mío ayúdame... ''
La pequeña Elena ya en brazos de aquel desconocido y misterioso hombre enmascarado, subió en su carruaje en compañía de su compañero y se esfumaron en la oscuridad de la noche...
En el callejón oscuro Natalie con la ayuda de su sirvienta, subieron a su carruaje seguidas de dos carruajes de oro y joyas. Partieron rumbo a su inmensa mansión. La mansión de los Levernburg.