Yo, tu tormenta. Tú, mi arcoiris

CAPITULO 7


Comienzo abrir mis ojos, y naturalmente me molesta la luz, y el olor a hospital siendo contrarrestado con fragancia de vapores me dan la bienvenida.

— Mmjh— me quejo del dolor.

— ¡Isa! — exclama Jackson apresurandose a mí.

Detrás de el, viene papá, Meredith, y Jefferson.

Los ojos de mi padre están cristalizados, igual los de Meredith y Jackson.

— Isa... — habla Meredith— Que susto nos diste... — dice, acariciando mi pelo.

Afortunada y sorprendentemente, Meredith no me ha hecho vivir la Cenicienta, no es la típica madrastra que solo porque no eres su hijo de sangre te trata con desdén y finge delante de tu padre. Meredith me trata como a su propia hija.

Río un poco— Perdón— respondo. — Hola papá— digo volteando mi rostro para mirarlo con una sonrisa, pero mi sonrisa no dura mucho pues rompo en llanto, haciendo que mi papá llore también. Y la verdad es que estaba aterrada, no me hago la fuerte, yo soy fuerte  pero al fin y al cabo, también tengo mis momentos débiles, y eso, eso no está mal. Soy fuerte y losé, pero también tengo que aceptar, que de vez en cuando soy débil, y ese simple hecho de aceptar la verdad, es una de las características que se que me hacen más fuerte.

— Mi amor... — habla entre sollozos mientras me acaricia el pelo, y se recuesta de mi pecho para seguir llorando.

— ¡Papá! — exclamo, también entre sollozos, riendo un poco al mismo tiempo por como se ha puesto. — ¡Me estás haciendo llorar!

— Tu empezaste— dice, enderezando su postura, mientras se limpia las lágrimas. Y es que, fue de él de quién aprendí que aceptar que somos débiles es de fuertes. Papá es el vivo ejemplo de que no importa tu género, todos tenemos momentos de debilidad, y que está bien llorar si quieres llorar, no es el padre que dice: Los hombres no lloran, sino todo lo contrario. Lo que me recuerda aquel día, cuando perdió al amor de su vida...Lloro como todo un niño, a pesar de que ya era un completo adulto, y así nos crío a Jackson y a mi, diciéndonos que debemos ser fuertes, pero que también es de fuertes aceptar que somos ser débiles.

Eddy (Papá)

— ¿Estás bien?— le pregunto a Isa  acariciando su pelo.

— Si Papá, estoy bien— responde con una sonrisa, aún limpiando sus lágrimas.

Isabella es el vivo recuerdo de su madre, verla en esta cama... Me rompe el corazón, ¿Quién quiere arrebatarme a mi princesa? Ya el universo me ha castigado arrebatándome a la persona que más ame en toda mi existencia, aunque éramos completamente polos opuestos, encontramos la forma de amarnos, su forma tímida y sexi al mismo tiempo, me cautivaron desde el momento en que converse con ella por primera vez, su risa, y la forma de hablar de sus sueños, los autos de carrera, y todo lo que quería hacer. Desde ese momento supe, que era una mujer con metas, decidida a alcanzarlas, costara lo que costara. Y, ¿Como olvidar lo perplejo que quede, cuando la vi salir de aquel auto de carreras? Fui a conocer aquel corredor que había ganado en primer lugar, y fue ahí cuando me quedé boquiabierta, pues era una corredora, muy sexi. No era mi estilo ir a carreras de autos, pero después de esa, fui a todas en la que sabía que iba a participar, hasta el día que tuve que sacarla de una de las pistas, sin vida.

Y perder a Isa, no está en mis planes no lo voy a permitir, Isa tiene los ojos azules de su madre, y mi pelo oscuro, pero su forma de ser, todo me recuerda a su madre, dicen que alguien solo muere cuando lo olvidas, pero no quiero tener que recordar a mi hija, para mantenerla viva, quiero verla reír todos los días, y si alguien se va a ir primero de esta tierra, seré yo.

Todos esos pensamientos hacen que una lágrima escurra nuevamente de mis ojos.

— ¡Papá! Ya te dije que estoy bien, deja de llorar— dice riendo. Haciendo que tanto Meredith como Jefferson y Jackson rían.

— Está bien, está bien— hablo sonandome la nariz.— saldré un momento a ver qué dicen los doctores.

Salgo de la habitación, y subo a la azotea, donde hay aire fresco, saco mi teléfono, marco el número y llamo.

— Necesito reunirme contigo— hablo.— puedes encontrarte conmigo ahora? Será breve.

— Si señor— responde.

— Está bien, te mandaré la ubicación.

Le mando la ubicación y quedamos de reunirnos en un café.

Bajo nuevamente a la habitación y le aviso a Isa que ire a buscarle algo de ropa.

Salgo del hospital,y unos 10 minutos después llego al café.

Me siento y espero. 5 minutos después llega.

— Señor Brown— me saluda con una sonrisa, extendiéndome la mano. Me pongo de pie y respondo el saludo.

—¿Como estás? — le pregunto— has crecido mucho, estás todo un hombre.— le digo, indicándole que tome haciendo.

— Gracias señor Brown— responde riendo ligeramente.— Usted tampoco está nada mal.

Río por lo que acaba de decir— Gracias— le agradezco.

— Dígame señor ¿En qué soy bueno?— pregunta—Me sorprendió su llamada.

— Si... Verás. Tu padre me dijo que eres el mejor en lo que haces, recientemente mi hija fue atacada, y recibió un disparo en su propio apartamento, en realidad, no sé a qué viene esto, pero quiero que te hagas cargo, que te acerques a ella y que la cuides, obviamente te pagaré por tus servicios, y si puedes volverte su amigo mucho mejor, Isa es alguien fuerte y independiente por lo que no le gustará la idea de que alguien la cuide, por eso, lo mantendrás en secreto.— le digo— Está es Isa— digo mientras le muestro una foto de ella en mi cel— encuentra una manera de volverte cercano a ella sin que se de cuenta, no sé cómo harás para estar siempre cerca de ella, pero confío en que encuentras la manera.

— Está bien señor ¿alguna regla?

— No, si esperas que te diga que no te puedes enamorar de ella y cosas por el estilo, estás equivocado, esas son cosas que no puedo controlar, después de todo, Isa es bastante grande para saber elegir, y confío en sus gustos, la única regla es, que la cuides con tu propia vida.



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En el texto hay: misterio persecucin comedia

Editado: 11.07.2022

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