Yo.. y mi hermana linda

Capitulo 4.- El chico del centro comercial

 

Anna

 

Después de la pequeña discusión que tuve con Jamie por Emma seguimos el camino tranquilamente hablando de cosas random sin volver a sacar el tema. Llegamos a la casa, mi hogar, aunque la verdad yo no creo que pueda llamarlo mi hogar, me bajo del auto y entró seguida de Jamie.

Tal como me lo esperaba, la casa reboza opulencia, parece la casa de alguna celebridad excéntrica.

Wow, Sabrina ha hecho un gran trabajo derrochando el dinero de papá.

—¿Papá se encuentra en casa?—le preguntó a Jamie ya sabiendo la respuesta.

—No, se encuentra en un viaje de negocios.

Suspiro, es mi día de regreso a casa y no se encuentra, ya me lo esperaba pero aun así duele.

—Estoy cansada me ira a dar una ducha— Jamie se da cuenta de mi desgano.

—tranquila, no te deprimas, que aún me tienes a mí—le sonrió—y por cierto, en la noche habrá una fiesta de bienvenida para ti, así que apresúrate.

Subo directo a mi habitación, las cosas se encuentran en el lugar que las deje y eso me alegra, dejo la maleta a un costado de mi cama, me doy una ducha y bajo, busco a Jamie pero no lo encuentro, en eso veo una pequeña  nota en la mesa.

Lo siento Anna, 

tuve que salir de urgencia

Te dejo algo de dinero

comprate algo bonito para esta noche.

P.D:la fiesta es a las nueve

Bravo, lo que me faltaba, ahora si estoy sola, cojo los billetes que se encuentran en la mesa,Bueno, no es tan malo.Bueno al final de cuentas, no es tan mala idea salir de compras, al menos es mejor que quedarme sola en la casa.

Me dirijo al centro comercial más cercano, no se cuanta ropa me probé, solo sé que fue mucha, no es mi culpa, hace tanto tiempo que no lo hacía que había olvidado este sentimiento. Al salir de la tienda estaba tan atiborrada de fundas, que no me di cuenta el  momento en que choqué con alguien.

—lo-lo siento— exclamé avergonzada mientras trataba de levantar las fundas y la ropa que yacian en el piso

Ushh, de seguro quede como tonta.

—Tranquila, no pasa nada—exclamó una voz masculina y profunda, y posiblemente una de las voces más bonitas que existen. 

Alcé la mirada para encontrarme con un guapísimo chico rubio de ojos azules profundos como el mar, puede ser que sea porque pase la mitad de mi vida en un internado solo para mujeres, pero definitivamente este era el chico más guapo que había visto en toda mi vida.

Lo quedé mirando unos segundos hasta que volví a la realidad y me apresure a alzar las fundas, el chico guapo también se agacho para ayudarme y por un momento, cuando nuestros manos se rozaron pude sentir una pequeña corriente recorriendome, me puse roja y me levante con todas las fundas presurosa.

—Gracias, eh...—hice un espacio de silencio para que me dijera su nombre.

—Allen ¿y tu?

—Anna—el asintió con una sonrisa y mi corazón latía como loco—entonces Allen, ya que te hice perder tu tiempo, aceptarías un helado como recompensa.

—claro, nunca se rechaza algo, menos aún si es comida—me guiño un ojo.

— por lo que dices, al parecer es muy fácil secuestrarte— también le guiño un ojo y el ríe.

Después de eso, conversamos durante un largo rato, resultó que somos bastante afines, también que es un chico super agradable, que le gusta el helado de chocolate y lo mejor de todo, que va a la misma escuela que yo voy a ir. Me pase tan bien platicando durante largo rato con él, que no me di cuenta que el cielo ya estaba oscureciendo.

Ringo, ringo, mi teléfono comenzó a sonar modestamente, el nombre de Jamie aparecía en la pantalla, me disculpe con Allen y contesté.

—Álo

—Anna ¿dónde estas?,  la fiesta esta por empezar—oh mierda ya casi son las ocho, la fiesta, me olvidé completamente.

—Ah diablos, no me di cuenta de la hora, ahora mismo voy.

Regrese a donde estaba Allen y me despedí.

—Lo siento, me tengo que ir, tengo que ir a una fiesta a las nueve y ya voy un poco tarde.

—¿Las nueve?—el bajó a ver a su reloj y se sorprendió al ver la hora—oh diablos, me tengo que ir—al parecer también tenia algo importante porque prácticamente salió volando de ahí.

Llegue lo más rápido que pude a casa, me vestí con un costoso vestido azul ceñido a mi cuerpo que había comprado unas horas antes y me maquille lo mejor que pude, cabe recalcar que yo no soy muy buena ya que no tuve razones de aprender hasta ahora, consecuencia de haber estudiado muchos años en una escuela meramente de chicas.

Al finalizar, me heché una mirada en el espejo y debo decir que realmente apesar de mi falta de experiencia me veía gloriosa, me di unas miradas sintiéndome orgullosa del resultado y salí hacia donde se hallaba la fiesta, la cual ya había empezado y ya se escuchaba las risas de los invitados provenientes del salón.

Como era la anfitriona bajé por la escaleras que se encontraban en el centro del salón, todos se volvieron a mirarme y yo me sentía la más hermosa re todas, pero ese sentimiento duró poco porque mi mirada chocó con una radiante Emma, ella sí era una diosa, comparada a ella yo parecía un espantapájaros, en un instante ya no me sentía glamurosa y las miradas que antes se sentían con admiración ahora se sentían como si me criticaran para burlarse de mí.

Apenas toqué el último escalón mi padre me jaló frente a todos los invitados. Hoy tenemos el honor de estar aquí reunidos para celebrar el regreso a casa de mi amada y preciosa hija, Anna, como padre me siento muy orgulloso de..., después de eso no escuché más, no me importaba escuchar a mi padre vanagloriarse de su labor como padre, por cierto, la cual no hizo bien y mi estado de ánimo empeoró cuando me fijé que al lado de él se encontraba Karol, ella también compartió unas palabras iguales o más hipócritas que las de mi padre. El ambiente me hizo sentir mareada, así que me disculpe y me fui.



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En el texto hay: hermanas, romance, rivalidad

Editado: 22.08.2022

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