Cogí un paquete más de galletas, y miré por décima vez la lista de la compra que me había dado mi madre. Obligarme a ir a comprar porque "no es bueno que estés siempre encerrada en casa" era cruel, los supermercados son enormes, hay mucho que recorrer, siempre acabo cansadísima, además, ¿Como iba a llevar yo a casa todo esto? Es más que obvio que es mucho más de lo que cabe en el carrito de la compra. Solté un pesado suspiro y eché el paquete en la cesta antes de comenzar a buscar lo siguiente.
Antes de que pudiera girar a otro de los pasillos, alguien puso sus manos sobre mis ojos, impidiendo que viera algo. Sentí un escalofrió por mi espalda. ¿Quién es? Es más que obvio que un desconocido no será, así que no hay nada de lo que alarmarse, aun así... no es para nada divertido.
—Si adivinas quien soy, te doy un regaliz de fresa y nata —Sentí como la sangre me hervía por completo. De todas las personas debía ser Taehyung.
—Taehyung —Conteste apartándome rápido, antes de que me diera un paro cardíaco por lo frenético que se puso mi corazón. Me cubrí un poco la cara con uno de los brazos, intentando ocultar el sonrojo que era casi de seguro que tenía.
—Bingo, te debo un regaliz —Dijo con una enorme sonrisa—No te veía como el tipo de chica que hace la compra con lista incluida —Mire la hoja en mi otra mano y la oculte tras mi espalda, bastante apenada.
—No, eso ha sido mi madre, ella me ha obligado —Conteste sin atreverme a mirarlo a los ojos. ¡Ugh! Justo hoy, que voy con lo más viejo que tengo en el armario y totalmente despeinada. Es la imagen perfecta con la que quería que el me viera, por supuesto—Bu-bueno, me voy —Informe atropelladamente antes de girarme y coger de nuevo el carro, intentando alejarme de él.
—¡Ah! No te vayas tan rápido, hagamos la compra juntos —Sugirió acercándose a mí de nuevo. ¡Maldita sea!
—Aún me queda mucho por comprar, tardare mucho —Me intente excusar lo mejor que pude.
—Con más razón, así te ayudo y acabas mucho antes, parece que tu madre te dio una lista eterna —Apunto riendo un poco. Cerré los ojos y solté un pesado suspiro. Lo mejor es rendirme, seguramente no hay manera de que el cambie de opinión con respecto a ayudarme.
—Como sea... solo no hagas que vaya más lenta —Apure el paso mirando la lista, intentando centrarme en lo siguiente que buscar. Demonios, tener los nervios a flor de piel solo por esto me va a matar.
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—Al fin terminamos —Dijo cargado con cuatro bolsas. Lo mire de reojo y me acerque para robarle al menos una de ellas, ya que desde un principio no me dejo cogerlas ¿Solo llevar el carrito de la compra? Ni en bromas—Te dije que las llevo yo —Se quejo mirándome con el ceño fruncido. Le enseñe la lengua y mire al frente, caminando como si la bolsa fuera tan liviana como una simple pluma, aunque precisamente es todo lo contrario, ¿Cogí la más pesada de todas? ¿Todas están así de cargadas? ¡Siento que mi brazo se me caerá por el peso! —Dámela, has cogido la que más pesa, si quieres te doy esta —Me enseño otra de las bolsas, con una pequeña sonrisa en el rostro. Lo mire por unos segundos en silencio, pensando si aceptar o no la oferta de coger una bolsa que pese, aunque sea un poco menos.
—Está bien... —Le di la que yo llevaba, y cogí la que el me ofreció.
—Mucho mejor, ¿Verdad? Se noto en toda tu cara que pesaba mucho para ti la otra —Hice una mueca por eso, y mire hacia el lado contrario completamente apenada—Eres muy tierna cuando haces eso —Lo mire completamente sorprendida, poniéndome roja como un tomate, antes de comenzar a andar más deprisa.