Plan estratégico de declaración:
Simplemente es el plan perfecto, y a la vez totalmente cobarde de mi parte, pero solo pensar en soltar todos mis sentimientos en la cara de este hace que sienta sudor frio por todo mi cuerpo. No estoy hecha para situaciones de tensión, posiblemente me diera un algo raro si tuviera que afrontarlo a la cara, además, la abuela dice que una carta es algo muy romántico y personal, no hay nada mejor que eso.
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—Se suponía que hacer galletas es fácil —Me queje frustrada con mi quinto intento de hacer galletas caseras. No quiero envenenarlo, o que quede en un hospital por intoxicación alimenticia, ser torpe en este caso no tendría excusa… incluso podría llegas a pensar que lo hice a propósito, no importa si tuviera o no un motivo para eso—¡Me rindo! —Grite frustrada tras sacar otra bandeja de galletas churruscadas del horno—¿Y si raspo un poquito lo negro…? ¡No tendría por qué comerlas! Tal vez solo con la intención sea suficiente… —Comencé a balbucear para mí misma, completamente ajena a que mi abuela había entrado en la cocina.
—Esta niña… —Murmuro antes de golpeando con el cazo una de las sartenes.
—¡Abuela! ¿Pero qué haces? ¿Me quieres provocar un infarto? —Me queje, horrorizada por ese susto.
—Te decía que le has puesto sal y no azúcar a las galletas —Señala el tarro.
—¿Cómo es posible? ¡Además! No tienes puesto si es sal o azúcar … —comente, comenzando a deprimirme, ser mala en todo no es algo que me haya molestado alguna vez, pero en este momento la incapacidad de hacer unas galletas de forma correcta me estaba devastando.
—¿Quieres que las haga yo? Si querías galletas caseras solo deberías habérmelo dicho, las haría yo —Ofreció de forma amable, con esa sonrisa que siempre conseguía hacerme sentir mejor.
—No, estas galletas no son para mí, si las hicieras tu no tendría mérito. Llevo dos horas esforzándome por intentar que me salgan bien…
—¿Para quién son? ¿Para ese chico tan guapo que vino hoy? —Pregunto con curiosidad. Me moví un poco inquieta y asentí con la cabeza—Ah… ya veo. ¿Qué te parece si las ponemos en un paquetito bonito? Tal vez así se impresione un poco —Sugirió con una sonrisa—Las primeras galletas que hornee para tu abuelo fueron un total desastre, quedaron tan duras que uno de sus paletos se rompió, —Conto mientras andaba por la cocina cogiendo algunas cosas—Estaba totalmente empeñado en querer comerlas, porque yo las prepare para él —Recordó con una sonrisa amorosa en el rostro—Siempre que veo su diente roto recuerdo ese momento, es divertido pero a la vez bonito —Me miro sonriendo—Tu abuelo comía todos los experimentos alimenticios que yo preparaba, nunca fui como las típicas chicas de antes que estaban preparadas para ser esposas y cuidar a sus maridos.
—Considero que aun ahora no lo eres —Murmure riendo un poco. Si algo amo escuchar son las anécdotas de mi abuela con mi abuelo. Ellos tuvieron y tienen un amor perfecto, como esos que salen en las películas que conmueve a todo el mundo. Siempre pensé que algún día yo podría tener algo como el de ellos dos.
—¿Tú crees? —Termino de preparar un bonito lazo, y me paso un paquetito de galletas muy lindo—Creo que esto le puede gustar —Mire el paquetito una vez más y sonreír antes de asentir con la cabeza. Le di un beso en la mejilla y corrí a mi cuarto, después limpiaría todo, ahora simplemente es el momento de escribir una pequeña carta, incluso una nota podría ser suficiente.