— Desde este momento, yo, Anna Novak, me entregó a ti Christian Salvatore, como esposa y amiga, porque quiero compartir todos tus tiempos, tanto los buenos como los malos, serte fiel en lo pequeño y también en lo grande, alentarte sin empobrecerte y aconsejarte sin imponerme, cuidarte cuando estés enfermo y también cuando estés sano. — la castaña apretó sus labios antes de decir las siguientes palabras — Pero más que nada quiero elegirte y amarte como hoy todos los días de mi vida....
— Desde este momento, yo, Christian Salvatore, te tomó a ti Anna Nowak, como mi esposa para toda la vida, prometo honrarte, serte fiel, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza y amarte y respetarte todos los días de mi vida hasta — el pelinegro miro los ojos de la castaña — que la muerte nos separe...
Quien iba a pensar que por una noche de pasión que traería sus consecuencias estos dos jóvenes terminarían contrayendo nupcias por el bien de ambos y claro del bebé.