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Viéndote

 

La comida duro en llegar a mi estómago un máximo de 20 minutos mientras volvía a mi habitación y la devoraba como si no hubiera comido en una semana. Por otro lado el chico que me atendió hizo lo que me dijo que haría, marco mi número antes de darme la comida. Me inquieta que ahora tenga mi número, no suelo confiar en empleados, sé que por otro lado eso es poco profesional, tengo empleados a mi cargo y si fuera la jefa de ese muchacho ya estaría muy lejos de su empleo.

Me senté en uno de los muebles cerca de la ventana de mi habitación, mientras dejaba que sonara la música en toda ella. La calle se veía sola y las luces hacían ver todo de forma nostálgico y amaba ese sentimiento, el de estar a miles de kilómetros de mi hogar de no estar con nadie que no conociera a nadie cercano, estoy sola en este país y nadie lo sabe, ese sentimiento de velar por ti misma, algo que mi madre me enseño muy bien, la extraño. Observo la calle durante unos minutos, recordando toda mi vida, los momentos bueno y los malos, mientras me doy cuenta de que he estado haciendo las cosas bien, a pesar de que nada de lo que hago es perfecto.

Escucho vibrar mi celular, me levanto y lo tomo mientras me siento en la cama, son las 11:50 de la noche, casi es media noche, tengo un evento importante y debería estar dormida, pero no les puedo mentir, amo trasnochar es cuando me vuelvo más eficiente.

Observo el mensaje de un número desconocido, ¿es posible que ese empleado me haya escrito algo? No creo que se tomara el atrevimiento.

Xx: Hola… –Leí el mensaje durante unos minutos, sé que no tengo que responder a un mensaje de un desconocido, pero estaba aburrida y dormir era una opción que no quería tomar.

A: ¿?   – Minutos después recibí su respuesta.

Xx: Lo siento mucho.

 

Bueno, tal vez sea alguien más, pero no le he dado mi número a nadie aparte de ese chico y pues ciertamente a mi familia.  Me confundo por un instante y me quede mirando la pantalla del celular por uno tres minutos hasta que la llamada de otro número desconocido irrumpió en lo que estaba haciendo, definitivamente no era el mismo número y eso es seguro. ¿Quién podría ser? Mi ceño se frunce por la duda de si debía contestar o no, suspire y con mi dedo índice acepte la llamada, puse el teléfono en mi oído y no dije nada, hasta que la otra persona hablo.

– ¿Estás ahí? ¿Te desperté? …. Oye.  – Seguía sin decir nada, no sé porque las palabras no salían ni porque mi mente estaba en blanco. – Soy el chico del restaurante, puedes hablarme, no voy hacerte nada malo si me respondes. – Escuche su risa ronca a través del teléfono celular.

– ¿Qué quieres?– Respondí rápido y sin muchas ganas, espero que no intente pasarse de listo conmigo.

–Bueno, directo al grano. – le escuche decir. – Se te olvido algo en el restaurante. –  fruncí el ceño mientras revisaba las cosas a mi alrededor y lo que había llevado, mi celular, mis llaves, mi billetera…. Sigo buscando alrededor de la cama, en los muebles y no esta. ¡RAYOS! ¡MI BILLETERA!

– ¿En dónde estás? – Respondí lo más rápido que pude, no puedo dejar que sepa quién soy, aunque con suerte es un chico con poco conocimiento general.

–Ahora si quieres hablar, que curioso. – Lo dijo con un tono sarcástico y al mismo tiempo juguetón. Me alerte al instante, espero que no se le dé por jugar conmigo porque no estoy para ello. “Rayos, rayos, rayos la Billetera” decía mi subconsciente.

–No estoy para juegos, niño empleado, ahora dime donde estas y no tiques mis cosas. –Hable lo más firme posible sin sacar mi lado autoritario. No quería que esto se volviera a repetir y justo ahora no necesitaba esto, solo quiero ir a un concierto y nada más.

– Esta bien, Esta bien, 5to piso en las escaleras. – Comencé a caminar hacia la puerta, tome las llaves y me puse los zapatos, pero me pare en seco, y ¿si ya sabía quién era? Y ¿si trataba algo malo? Parpadee un par de veces y calcule mis opciones, podría ir por el ascensor o por las escaleras, él no sabía en qué piso me quedaba, iría por las escaleras, era un poco más seguro, si escuchaba más de una voz cerca del piso, daría la vuelta y llamaría a la policía, todo sería un caos de nuevo, pero al menos estaría a salvo. – Pero sabes, no soy un niño, de hecho mi nombre es Chris, y soy alguien muy amable, por si no lo habías notado. –Le escuche decir…cerca de mi oreja, esperen ¿aún tenía el celular en la oreja? Y ¿no me había dado cuenta? Rayos, estuve todo este momento con el celular en mi oreja, espero no haber expuesto mi plan en voz alta.

– ¿Qué?– Respondí atónita, parpadee un par de veces de nuevo y comencé a caminar hacia las escaleras de mi piso, estaba en el piso 3 solo tenía que subir un par pisos. Escuche su risa para luego escucharlo hablar.

–Que no soy un niño de hecho soy mayor de edad y me valgo por mí mismo, no sé cómo me dices niño, si tu estatura no te ayuda a verte como adulta, o bueno como una mujer mayor de 18 años. – de nuevo escuche su risa y ya me estaba molestando, no era fastidiosa pero si era de esas que tiene la gente que se cree más que los demás. ¡Pero qué le pasa a este igualado!, que se cree, de nuevo mencionando mi estatura, eso no es un chiste para mí.




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