You Just Tolerate It.

09: Nuestros mismos errores.

Llegaba de la boutique con George agarrado de mi mano mientras me cuentas de su día en el jardín y sobre una amiguita que hizo durante el receso.

Anaís era el nombre de la dulce niña que se hizo amiga de mi bebé.

Entro a mi hogar encontrando a mi hermana Isabela con una cara de pocos amigos y mi madre igual, ambas no decían nada y al vernos saludan con ternura a mi bebé y le piden que suba a su cuarto que deben hablar conmigo.

—¿Le pasó algo a mi papá?

Mi papá había sido hace poco diagnosticado con lupus y su salud y seguridad era importante para todas nosotras en este momento.

—Es Kai, Aurora.

Entorné mis ojos y suspiré restándole importancia y desvié mi camino a la cocina con ambas mujeres viniendo detrás de mi.

—De ese hombre no quiero saber nada. —. Les hice saber mientras preparo café.

Continué haciendo mis quehaceres con ambas viéndome preocupadas, cuando quise irme a mi habitación para cambiar mi ropa Isabela me agarra de los hombros y me hace sentarme en uno de los bancos de la isla.

—Es importante.

En los grisáceos ojos de mi hermana había un leve rastro de haber llorado hace poco.

—¿Qué?

—Necesitamos que seas fuerte. —. Fue está vez mamá quien habló.

—¿Qué ocurre? —. Estaba cansada y con un fuerte dolor de cabeza.

—Kai no ganó la batalla, Aurora. —. Soltó Isabela.— Lo han reportado como muerto hace unas horas.

Estaba perpleja, sin decir nada y solo viendo a la nada.

¿Kai había… había muerto?

No era posible, lo vi por última vez hace dos meses y estaba mejor.

Pero hablamos del cáncer, es una enfermedad que en cualquier momento te lleva contigo sin importarle nada y aunque lo odie por el daño que me causó no merecía acabar así.

De inmediato pensé en lo mal que la estaría pasando mi ex suegra porque muy a su pesar ese hombre había sido su hijo adorado, ella amaba y daba la vida por Kai.

Isabela se queda con George y yo voy con mamá a la casa de mis ex suegros para saber más a fondo todo lo que ha pasado.

Y al entrar a la gran casa familiar de Kai me derrumbo ya que todos andan de negro y con una cara que refleja su dolor por la pérdida de él. Entre todos la encuentro en un sofá llorando junto a su esposo quien toma su mano. Le informo a mamá que vamos y hablemos con ellos.

—Buenas. —. Saludo y ellos al oír mi voz alzan su cabeza.

—¿Aurora? —. Duda, eso era su voz.

—Supe lo de Kai y lo siento muchísimo.

Estuve de cuclillas tomando la mano de mi ex suegra lamentando la muerte de su hijo, ella ahogó un sollozo.

—Él te quería mucho y es una lastima que jamás lo confesó.

Lamo mis labios, él jamás me quiso y lo demostró siempre.

—¿Cuándo ocurrió?

—Hace unas horas, su último suspiro fue pidiendo que cuidemos de George. —. Está vez responde mi ex suegro con su voz rota.

—Lo lamento, es una pena y solo quería venir para darles el pésame, no es fácil lidiar con una pérdida y menos cuando es de un hijo.

Estuve con ellos por un buen rato durante todo el velorio pero cuando llegó el momento del entierro decidí que lo mejor sería irme de ahí, no hasta que cierta persona se entrometiera en mi camino.

—Luna.

Ella estaba acabada, con su cabello en un chongo más hecho y con bolsas bajo sus ojos, vestía un largo vestido negro.

—Contigo quería hablar. —. Y vea que ha llorado mucho, su voz estaba rota.

—Tu y yo no tenemos nada de que hablar, creo que todo quedó bastante claro hace años.

Y cuando quise irme ella me agarró del antebrazo impidiendo que siguiera.

—Hablo en serio, quiero pedirte disculpas por todo el infierno que te hice pasar al enamorarme de Kai, me siento una mala mujer con solo pensarlo y Aurora, de corazón te pido perdón.

¿Qué tan mal pude haberme visto en la entrevista como para que la amante de Kai venga a pedir perdón?

No le dije nada a Luna y me zafé de su agarre y continué con mi camino a la salida en compañía de mi madre.

Ya nada de mi pasado me afecta, lo lamento por Kai y lo lamento por Luna pero el resultado de sus acciones les llegará, quizás a Kai ya no pero ella sigue aquí.

—Te diré algo, tu eres mucho más hermosa que esa mujer.

Miro a mamá sonriendo, ella me dedica un abrazo corto.

—Gracias por venir conmigo, no se qué habría pasado si tú…

—Eres mi hija, es mi deber como mamá cuidar a mi hija menor luego de cometer tantos errores.

—Ya ahora le encuentro el sentido a porque jamás aceptaste a Kai.

Entramos a mi coche para ponerlo en marcha e irnos.

—Las mamás estamos para cuidarlas, amarlas y protegerlas, quizás algunas sean más extremistas pero vamos por el mismo objetivo: evitar que nuestras hijas comentan nuestros mismos errores.

Ya ahora que soy madre comprendo muchísimo a mi mamá, no quisiera que mi hijo se enamore de alguien con los mismos patrones tóxicos de su papá. Quisiera que George busque a una chica buena y que lo quiera mucho, no más que yo pero que lo quiera.

Isabela junto con mi madre abandonan mi casa a las horas luego de hablar sobre muchas cosas y sobre el velorio de Kai.

Subo a mi habitación para cambiar rápido mi ropa e ir a dónde George, abro con sigilo su puerta encontrando a mi hijo con los ojos cerrados durmiendo y con un cuaderno sobre su cama y a su lado abierto, también tenía un lápiz en sus manos.

Ladeé mi cara a un lado viendo lo que estaba escribiendo.
Y me llevo la sorpresa que era un retrato familiar dónde aparecemos solo George, mis padres, Isabela con su familia y yo, ese era el retrato familiar que George dibujó.

—Te amo, te cuidaré siempre. —. Besé su frente y me recuesto a su lado.

Este es la clase de amor que una vez estuve buscando en la persona equivocada, esto nunca se va a comparar a las migajas que aquel me daba solo para que yo no pelee o para que no lo deje.

Ahora es cuando todo para mí agarra sentido y es que Kai nunca me amó, él solo toleraba mi presencia y todo lo que yo le ofrecía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.