You Said Forever

Capítulo 9: Tejidos de la mentira

Adler miraba la puerta del café con serenidad fingida, mientras en su mente tejía cada palabra con cuidado. Había citado a Rowan en un lugar discreto, lo suficiente para evitar miradas curiosas, pero elegante para que no pareciera un encuentro furtivo. Cuando Rowan llegó, lucía serio, un poco a la defensiva.

—Gracias por venir, Rowan —saludó Adler, con una sonrisa leve.

Rowan se mantuvo de pie un segundo antes de sentarse al frente.

—No sé por qué acepté, sinceramente. Me contaste tu versión... y después todo estalló. No sé si puedo confiar en ti.

Adler bajó la mirada, como si el peso de la culpa lo hundiera.

—Tienes razón. Te fallé. Te hice desconfiar de alguien a quien amas, y por eso me siento... miserable. Estaba cegado por mi orgullo. Creí ver en Mirah un enemigo para mí, cuando en realidad, él sólo intentaba protegerte. Tal vez con maneras duras, pero... ¿quién puede culparlo? Alguien tan bueno como tú es presa fácil en nuestro mundo.

Rowan lo observaba con atención, pero sus ojos seguían llenos de duda. Adler continuó, con una voz medida, suave.

—Fui injusto. Ahora entiendo que... quizás todo lo que pasó fue mi culpa. Los rumores, las dudas... Si te lastimé, créeme que no fue mi intención. Solo quería advertirte, pero veo que me equivoqué.

Rowan suspiró, un poco más relajado.

—No sé qué pensar. Te conozco hace años, Adler. Pero... después de lo que pasó, no sé quién eres ahora.

—Soy el mismo de siempre —respondió Adler, con un toque de tristeza—. Sólo cometí un error, y lo estoy pagando caro. Pero si me dejas, me gustaría recuperar tu amistad. No tienes que confiar en mí de inmediato. Solo... no me cierres la puerta por completo.

Rowan se quedó en silencio un momento, luego asintió con cautela.

—Está bien. Pero no quiero que menciones más a Mirah. Si vas a quedarte, es bajo esa condición.

—Por supuesto —replicó Adler con una sonrisa tranquila—. No volveré a cometer el mismo error.

Pero mientras hablaba, su mente maquinaba. No le bastaba con recuperar la confianza de Rowan. Debía acercarse también a Mirah, pero no directamente... aún no. Primero, debía mostrarse como un aliado, como alguien que comprendía el mundo en el que vivían. El plan era simple: acercarse lentamente a ambos y exponer a Mirah desde dentro, sin levantar sospechas.

Cuando Rowan regresó a casa, encontró a Mirah leyendo en la sala. En cuanto lo vio entrar, Mirah cerró el libro con un golpe seco.

—¿Dónde estabas? —preguntó con una mirada inquisitiva.

—Me encontré con Adler —respondió Rowan, quitándose el abrigo—. Quería disculparse. Eso es todo.

Los ojos de Mirah se entrecerraron. Se acercó con pasos lentos, deteniéndose justo frente a Rowan.

—¿Disculparse? ¿Y tú le creíste?

Rowan sonrió con suavidad, intentando quitarle peso al asunto.

—No quiero hablar más de él. Solo se disculpó. Deberíamos olvidarlo, ¿no crees?

Mirah lo miró en silencio unos segundos, antes de apartarse con un resoplido.

—Como quieras, pero no me gusta que busque acercarse de nuevo.

—No va a pasar nada —aseguró Rowan—. Confío en ti.

Mirah no dijo nada más, pero la sombra de la desconfianza ya se había instalado. Rowan no lo notó, pero mientras recogía su abrigo, Mirah pensaba que debía vigilar de cerca a Adler.

Y Adler, por su parte, había dado su primer paso.



#417 en Joven Adulto

En el texto hay: obsesion, alfa, omega

Editado: 20.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.