You Said Forever

Capítulo 23: La calma antes de la sentencia

La cena fianlemnte no se habia concretado y ya todos los asitentes se habian retirado, incluso la familia de Rowan con quienes ya se habia disculpado por el espectaculo.
Rowan se había asegurado de que Dalia estuviera bien, de que nadie hiciera comentarios maliciosos sobre el incidente.
Cuando estuvieron a solas en uno de los salones, Rowan suspiró con el ceño fruncido, visiblemente molesto.

—Dalia, lo siento. Esto no debió pasar. Mirah se va a disculpar contigo y...obtendrá su merecido —añadió con frialdad.

Pero Dalia, con esa personalidad siempre despreocupada, sonrió divertida mientras se cruzaba de brazos.

—No exageres, hermano. No me lastimó de verdad —se encogió de hombros—. Además... se nota que Mirah te ama mucho. Fue un ataque de celos clásico.

Rowan la miró, casi sin creer su ligereza.
—¿Tienes idea de lo que acabas de decir? ¿Te pareció poco que te levantara la mano?

—Claro que no —rió ella—, pero vamos, tal vez en parte fue culpa mía. Le dije que te amaba seguro pensó que era tu amante o algo así. No te enojes con el.

Rowan la observó en silencio unos segundos.
Su hermana, tan distinta a él, tan fácil de desarmar un problema con una sonrisa.

—Lo pensaré —murmuró finalmente, aunque la sombra de la decepción seguía en su rostro.

Mientras tanto, en la casa, Mirah estaba hundido en el sofá, solo, abrazando sus piernas.
La casa era enorme, silenciosa, como si la soledad misma se hubiera hecho presente en cada rincón.

Lloraba desconsoladamente.
Desde que cruzó la puerta, no había parado de pensar en una sola cosa:
¿Qué haré ahora? Si me deja... voy a morir.

Mirah se apretaba el pecho con fuerza, como si pudiera calmar ese dolor creciente que le oprimía el alma.

Y entonces...
Comenzó a alucinar.
Imaginó a Rowan llegando a casa, con el rostro frío, sin sentimientos.
Imaginó que le decía que todo se acabó. Que ya no lo amaba. Que era libre de irse.
Luego se imaginaba a Rowan con otra persona, con alguien más bello, más maduro, que no cometiera escenas ridículas.
Imaginaba a Rowan besando a ese otro alguien... sonriendo... feliz.

Y todo en su mente era una tortura que le hacía llorar más y más fuerte.
Gritaba entre sollozos, apretando los dientes, mientras se encogía en el sofá como un niño perdido.

“Si me deja... moriré. No puedo vivir sin él. No puedo...”

Pero el reloj seguía avanzando...
Rowan aún no llegaba.
Y cada minuto era una daga más en su pecho.



#423 en Joven Adulto

En el texto hay: obsesion, alfa, omega

Editado: 20.07.2025

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