Your face

Capítulo 0

Los ángeles.

Seres de luz y espíritu creados por Dios para proteger a los humanos. Qué mierda.

Ha de ser un martirio que tu eterna existencia esté destinada a preservar el bienestar de criaturas como los humanos: Tontos, egoístas y maliciosos. No es de extrañar que ocurran tantas tragedias, los ángeles han de estar hartos de esforzarse en su labor cuando nosotros siempre buscamos la forma de caminar hacia el precipicio.

Aunque, en nuestra defensa, a veces todos los caminos llevan a la orilla. Ni Dios ni los ángeles pueden culparnos por eso.

Suspiré, apartando los pensamientos inútiles de mi cabeza.

Debería dejar de preocuparme por los problemas cósmicos de fuerzas superiores y concentrarme en el que tengo enfrente.

—¿Hice algo malo?

—Ehmmm, ¿Creo que no?

¿Qué quiere que le diga? Hace dos semanas no conocía a este chico. No entiendo por qué estamos hablando ahora si se supone que lo habíamos dejado hace días, pensé que estaba todo bien. Es decir, una semana y media no es tiempo suficiente para que alguien te rompa el corazón, ¿O sí?

En un principio, cuando uno de mis compañeros de clase solicitó mi número para un amigo, mi respuesta iba a ser un decidido “No." No obstante, a mi estupidez se le ocurrió vociferar a los cuatro vientos que si alguien pedía mi número este año diría que sí; y con cuatro vientos me refiero a mis amigas. Lo hice para defender mi honor luego de quejarme de mi inexistente vida amorosa y ellas se unieran para echarme la culpa.

Yo estoy abierta, no es mi responsabilidad que nadie cumpla los estándares más básicos.

Tu problema es que esperas encontrar diamantes en un charco de puro estiércol" Me dijo Angie una vez.Tal vez tenga razón.

~¿Entonces qué? ¿Tengo que conformarme con un sorbito de estiércol?~

Ojalá se me hubiera ocurrido esa respuesta en su momento.

—Ahora no sirve de nada.

—¿Cómo dices?

Alcé la mirada, encontrándome con la expresión de un muchacho no tan contento.

—Que esta conversación no sirve de nada, no entiendo qué estamos haciendo aquí — dije, procurando que mi voz saliera firme. Si él percibía duda o algo por el estilo lo iba a mal interpretar y empezaría a insistir. Porque así son los hombres.

Su expresión se tornó sombría, disimuladamente di dos pasos hacia atrás. Mejor prevenir.

—Yo soy el que no entiende. Pensé que nos estábamos acercando.

—Estábamos hablando y viendo qué pasaba. No pasó nada, eso es todo —aclaré con calma. En verdad, ¿Yo soy la que está mal? ¿O estoy siendo muy insensible? Todo esto me huele más a un show por su ego herido que por los sentimientos que pudo haber desarrollado por mí en los últimos diez días — Mira... Eh, Ezra-

—Soy Edwin —corrigió.

—Edwin. Siento mucho si en algún momento te di el mensaje equivocado. Pero, tú y yo no estamos, ni estuvimos, ni estaremos en una relación o algo semejante —dije despacio, intentando sonar lo más amable posible. Me da miedo que reaccione de forma violenta, más considerando el hecho de que estoy prácticamente sola con él en la escuela. El timbre de salida sonó hace veinte minutos y ya no se oye ni un alma por ahí.

—¿Ah, no? ¿Llevas a todos los chicos que conoces con tu madre? —cuestionó él a la defensiva.

—¿Disculpa? Eso no fue-

—Pensé que eras seria. Ya veo que me equivoqué — acotó, lanzándome una mirada de desprecio total de los pies a la cabeza para luego irse pisando fuerte.

Me quedé parada en medio del pasillo con la boca abierta, intentando descifrar todavía el objetivo de toda esa charla.

—No entendí.

••••

—Uy, ¿Qué pasó? ¿Fue una discusión muy acalorada? —preguntó una voz a mi costado. Una atractiva y sonriente morena me interceptó, tomándome del brazo —Sí, Angie. Ya salió —informó al celular que tenía pegado a la oreja —Se ve... — me lanzó una miradita —normal. ¿Por qué te ves normal?

—Dios mío. Están las personas chismosas y después ustedes —comenté.

—Grosera. Estuve esperándote por casi treinta minutos —acotó la morena, del otro lado de la línea se oyo un claro “¿Y yo estoy pintada?" —Estuvimos.

—Angie, pensé que estabas con Louis —dije, alzando la voz para que pudiera oírme — Y tú. Creo recordar que estuviste las últimas tres horas de clase quejándote del hambre que tenías. ¿Por qué no estás en tu casa?

—Otra vez, qué grosera. Y, ¿Bromeas? ¿Cómo voy a comer con semejante duda? Oh, espera. Angie está diciendo algo.

Continué caminando, aguantadome la risa mientras mientras oía el trote tras de mí. Sabía que MJ me esperaría aunque tardara horas, no iba a aguantar las ganas de interrogarme hasta mañana.

—Angie tuvo que colgar —me informó la morena algo decepcionada —Ya sabes cómo se pone Louis.

—Lo imaginé.

Ya era un milagro que la dejase hablar unos cuantos minutos.

—Y entonces... ¿Qué te dijo tu Ezra? —me codeó MJ, sonriendo con picardía.

—Primero: No es mi nada. Segundo: Se llama Edwin —corregí, intentando imitar el tono altanero y pedante que él había usado.

—¿Edwin? ¿En serio?

—Sí. Y le queda, de hecho. Ezra sonaba demasiado amable —dije con molestia.

—¿Qué te dijo? —insistió la morena.

—No mucho. Básicamente, pensó que estábamos en una relación o, al menos, a un paso de estarlo porque le presenté a mi mamá.

No había terminado de enunciar la frase cuando mi acompañante soltó una carcajada. Sí, exacto. Esa es la reacción normal cuando alguien se comporta así. Yo hasta me disculpé. Soy demasiado amable.

—También que pensó “que era más seria". Lo que sea que eso signifique.

—¡Él juraba que iban al altar! —graznó la morena ahogándose con su propio aire.

—A la cama, querrás decir —acoté, asqueada solo de imaginarlo— Ya no importa. Me alivia haber decidido hace mucho alejarme de él.

Todo habría acabado en desastre si me dejaba llevar por mi anhelo de tener “una experiencia". Es mejor seguir tu instinto en estas situaciones. Si no te gusta, no te gusta.



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En el texto hay: romance drama, humor comedia

Editado: 25.09.2025

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