Siempre deseé tener una familia, conocer a una persona que me amara y que yo también llegara a amar, tener un hermoso hijo y ser felices por mucho tiempo. Como lo fueron mis padres junto a mí.
Una noche brillante conocí a esa persona, desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaron, algo en mi interior floreció, él, con su hermosa sonrisa, sus ojos brillantes, su simple forma de ser, sus tratos delicados, me cautivó por completo.
La primera cita, el primer beso, nuestra primera vez, las hermosas rosas rojas con las que me pidió formalizar, las demás salidas, sus perfectos besos, sus manos acariciando mi piel, las noches en las que tomaba posesión de mi cuerpo, sus desayunos sobre la cama, su aroma natural inundando mis fosas nasales cada vez que me envolvía en sus brazos, la velada que preparó cuando me pidió ser su esposo, su enorme sonrisa cuando acepté, él colocando un hermoso anillo en mi dedo, la ilusión en su mirada cuando el juez nos hizo firmar los papeles de compromiso, nuestra luna de miel en Japón con boletos que él compró, todo eso y más que nunca olvidaré de Jeon Jung Kook.
Nuestro gran anhelo de ser padres que tardó cuatro años, y es que, "cómo podían dos hombres adoptar a un bebé, cómo serían capaces de cuidarlo, los homosexuales no deberían tener la opción de adoptar, menos a un bebé", pero a pesar de todos esos comentarios negativos, nunca nos rendimos, no dejamos de luchar, no perdimos la esperanza. Hasta que llegó ese tan esperado día, una hermosa tarde soleada, pude tener en mis brazos a un hermoso varoncito, pude contemplar su angelical rostro, me sentí completo, y Jungkook derramó unas cuantas lágrimas, lo habíamos conseguido. Su nombre ya lo habíamos decidido, Eun Woo, por nada en especial, simplemente nos agradó.
Eun Woo era un bebé sumamente tranquilo, no lloraba por las noches, no hacía berrinches, también era muy inteligente, le llamaba la atención cada objeto nuevo que veía y abría sus ojitos de más, siempre nos sacaba una sonrisa con sus ocurrencias, era un bebé único.
Los años fueron pasando, Jungkook y yo estábamos muy felices, porque Eun Woo había obtenido el primer lugar en un concurso de dibujo, a sus cortos cinco años, él ya había desarrollado un gran talento. Fue un gran día, celebramos con pizza y gaseosa, hicimos todo lo que nuestro bebé quiso, cantamos, bailamos, jugamos, todo por ver su hermosa sonrisa impregnada en su bello rostro, terminamos exhaustos en la alfombra de la sala.
Después de ese día, todo empezó, y nada volvería a ser como antes.
Eun Woo sufrió un paro cardíaco, creímos que había sido por el exceso de grasa que ingirió, desafortunadamente ese no era el motivo. Tras varios exámenes, el resultado arrojó miocardiopatía o cardiomiopatía hipertrófica, es una enfermedad del miocardio que se caracteriza por el aumento del grosor de sus paredes, en un alto porcentaje de los casos es hereditaria. El doctor nos dijo que habían tratamientos, que la mayoría de personas con esta enfermedad puede vivir una vida normal, pero requiere de muchos cuidados, no debe realizar esfuerzos físicos, no puede recibir fuertes impresiones, porque eso podría ocasionar arritmias, o lo que es peor otro paro cardíaco, y en caso los tratamientos no fueran efectivos, se tendría que recurrir a un trasplante de corazón.
Era solo un niño, no entendía por qué siendo tan pequeño tenía que pasar por esto, la vida no solo lo estaba poniendo a prueba a él, sino también a mí y a Jungkook. Pero no nos íbamos a dejar vencer, pasamos por mucho para tener a nuestro bebé, lo sacaríamos adelante. Lo que nos sobraba era dinero, pagaríamos lo que sea por su bienestar y salud. Él viviría muchos años más, y nosotros estaríamos a su lado para ver sus logros y fracasos, para verlo errar y acertar, para verlo caer y luego levantarse, pero al final verlo triunfar y formar su propia vida.
Los tratamientos fueron un éxito, Eun Woo pudo seguir con su vida, la enfermedad lo volvió más fuerte, igual que a nosotros como familia, Jungkook siempre estuvo a mi lado, cada día en que mis lágrimas caían por oír a nuestro hijo llorar por el dolor que sentía, él siempre me consolaba, su amor por mí siempre estuvo presente, y ni que decir del amor que le brindaba a Eun Woo, hacía de todo para sacarle una sonrisa, incluso recuerdo como se vestía de diferentes superhéroes los primeros días en que nuestro hijo estuvo internado en el hospital, sé que el también lloraba, pero frente a mí se hacía el fuerte, y por eso lo amo.
Pasaron doce años, todo marchaba bien, Jungkook me había mencionado un viaje familiar a Hawái, todo esto, porque Eun Woo ingresaría a la universidad, algo que aún no era seguro en ese momento, pero Jungkook decía que nuestro hijo era demasiado inteligente, por lo que el examen de admisión era pan comido, Woo se había pasado dos semanas encerrado lleno de libros estudiando, la universidad a la que quería pertenecer era una de las mejores en Corea, y su examen estaba considerado como uno de los más difíciles, de 200 vacantes, solo 40 eran aceptadas. El día se hizo presente y nuestro hijo estaba más que nervioso, le pedimos que se tranquilizara por su enfermedad, no queríamos que nada malo le pasara.
Pasadas las tres horas de duración del examen, Eun Woo me llamó, diciendo que los resultados saldrían en unas horas, así que se quedaría a esperar, no vi nada de malo, así que solo le dije que se cuidara y que lo esperaba en casa, lo que pasó después, no estaba preparado para esa noticia, recibí una llamada, caí de rodillas al suelo desconcertado, con lágrimas es los ojos, Jungkook apareció preocupado, preguntando qué pasaba, yo aún estaba en un estado de shock, pero en cuanto reaccioné salí inmediatamente de la casa, seguido de Jungkook que seguía sin entender. Apenas llegamos al hospital, él entendió todo, me abrazó y dijo que todo estaría bien, que ya habíamos pasado por esto y salimos adelante, que esta era solo una prueba más. Esta vez no era igual.
Editado: 09.03.2020