Your True Self

Capítulo X

Estaba despierto, pero aún no quería abrir los ojos. Estiré mi brazo y... no sentí nada.

Me incorporé de golpe y de inmediato me arrepentí por la acción, me sentí mareado y la cabeza me dolió un poco.

Esperé unos segundos hasta sentirme mejor y entonces miré alrededor, estaba en la habitación de Asriel, pero él no estaba aquí.

Me levanté lentamente y caminé descalzo hacia mi bóxer en el suelo, me los puse y me dirigí a la sala, vacía.

Un plato llamó mi atención, y si, allí estaba, Asriel me había dejado el desayuno. Sonreí sin poder evitarlo.

Pero... ¿A dónde había ido?

La puerta se abrió de pronto y di un pequeño brinco en mi lugar por el susto.

—Buenos días. Estaba en la universidad dejando mis papeles para retomar la carrera y aproveché de comprar algunas cosas —dijo Asriel entrando con un par de bolsas cerrando la puerta detrás de él.

Camine rápidamente hacia él y lo abracé con fuerza, sintiendo el alivio inundar mi cuerpo. Asriel dejó caer las bolsas y sus brazos me rodearon un par de segundos después.

—¿Qué sucede? ¿estás bien?

—Si, es solo que... desperté y no te vi y pensé que... te habías ido de nuevo —murmuré mientras ocultaba mi rostro en su pecho y suspiraba levemente.

Los brazos de Asriel me apretaron aún más mientras decía con voz suave: —No te preocupes Isaac, no voy a irme a ningún lado, lo prometo. Me quedaré aquí... contigo, si tu quieres

—Si quiero —dije de inmediato —. Claro que si... ya no hay impedimentos, pero quiero que sea algo serio Asriel, me lo prometí a mí mismo, que dejaría de hacerme el tonto cuando regresaras y lucharía por esto ¿está bien?

—Si, también es lo que quiero, comencemos esto bien y veamos a donde nos lleva. Aún debo practicar mi magia, pero... soy casi una persona normal, común y corriente.

No pude evitar reír, Asriel no era para nada común ni corriente.

Aparté mi rostro de su pecho, tomé sus mejillas entre mis manos y dejé un corto beso en sus labios, que en cuestión de segundos se convirtió en uno profundo y desesperado.

Asriel colocó sus manos en mi cintura y nos guió a ambos al sofá, mi espalda tocó los cojines y el pelirrojo enseguida se abrió espacio entre mis piernas sin dejar de besarme. Mis manos se movieron inquietas hacia su camisa para tratar de subirla y alejarla de su piel.

—Necesito... tu camisa —dije entre besos. Asriel enseguida alzó ambos brazos y le saqué la prenda con rapidez.

Acaricié sus pectorales y deposité suaves besos dejando un recorrido de saliva hasta su ombligo. Volví a su boca, que me recibió ansiosa. Asriel coló una de sus manos en mi bóxer, elevé mis caderas en respuesta necesitando el contacto.

Su mano rodeó mi pene empezando un lento vaivén.

Gemí en su boca excitado.

Joder.

Este hombre me encanta, íncubo o no, es increíble.

Y entonces maldecí a todo ser existente cuando el teléfono de Asriel sonó en sus bolsillos.

—No contestes —le advertí rodeando su cuello y acercándolo más.

Pero el teléfono no dejaba de sonar.

—Puede ser importante... tenemos todo el día, solo dame un minuto

Alejé mis manos de mala gana y esperé que contestara.

—¿Hola?... Raquel hola... si, esta conmigo... si.... ¿Ellos están allí?... ¿Justo ahora?, bueno... está bien—Asriel colgó y suspiró mirándome apenado.

—¿Qué sucede?

—Raquel quiere que vayamos a su casa, los gemelos están allá, yo... no los he visto desde que me fui

—¿Quieres ir ahora?

—Si, podemos regresar más tarde e incluso puedes quedarte si quieres

—Está bien, vayamos —respondí tranquilo mientras dejaba un suave beso en su mejilla.

Sus labios se encontraron con los míos rápidamente y se apartó con una sonrisa.

—Tu ropa está doblada junto a la cama, vístete y come algo —asentí y entré en la habitación de nuevo.

Una vez vestido y con el estómago lleno emprendimos el camino hacia la casa del tío de Asriel, que estaba bastante cerca.

—¿Qué paso con tu auto? —pregunté curioso mientras caminaba a su lado, con la tentación de entrelazar nuestras manos.

—Lo vendí junto a mi casa, el dinero se lo entregué a mi tío antes de irme. El apartamento que tengo ahora lo compré con los ahorros que tenía guardados en una cuenta. Rubén me está ayudando con los gastos mientras consigo un trabajo que pueda alternar con la universidad

—¿Y tu padre? ¿Qué piensa él de todo esto?

—Cuando vino a buscarme estaba furioso. En el infierno es alguien importante, así que los rumores fueron muchos, y los demonios mayores no dejaban de sermonearlo, hasta que lo obligaron a llevarme, una vez allí... recibí mi castigo —tragué duro y observé como la mirada de Asriel se oscurecía un poco.

—¿Qué te hicieron?

—Es el infierno, me trataron como un pecador más —Asriel debió notar la incomodidad en mi rostro al igual que la tristeza que estaba empezando a embargarme. Se detuvo y tomó mi barbilla con suavidad haciendo que lo mirara a los ojos.

—Ahora estoy bien, muy bien... hay que dejarlo en el pasado, no te preocupes, ¿de acuerdo?

Asentí.

—Por supuesto no podré ver a mi padre por un tiempo, por seguridad de ambos. Además, sabrán que él me ayudó a escapar así que... debe estar aliviado de no verme por una temporada

—¿No te arrepientes? —pregunté sin mirarlo.

—No... será difícil, pero no me arrepiento en lo absoluto, nunca pertenecí a ese mundo

Asentí y me sobresalté cuando sentí su mano tomar la mía para después entrelazarlas. Lo miré avergonzado sintiendo el calor en mis mejillas, pero lo único que recibí fue una preciosa sonrisa de su parte.

Sonreí de vuelta y seguimos caminando.

—Por fin llegan —Raquel prácticamente nos empujó dentro de la casa.

En la sala se encontraba Rubén y los gemelos, estos últimos sonrieron y corrieron a abrazar a Asriel.

Me aparté para darles espacio y me senté en el sofá junto al tío del pelirrojo.



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En el texto hay: erótica, drama, gay

Editado: 09.11.2020

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