Mis padres seguían observándonos. No quería moverme por si se desataba la tormenta en cualquier momento.
No dudaría en tomar a Asriel de la mano y huir de allí a Las Vegas, por decir un lugar.
—Entonces... ¿van a quedarse allí parados lo que resta de día? —preguntó mi padre agarrándose el puente de la nariz con una de sus manos, parecía cansado.
—Depende, ¿van a gritarnos?
—¿Por qué habríamos de hacerlo? —preguntó mi madre esta vez.
—Oh no sé... díganme ustedes —respondí nervioso.
—Creo que lo primero es que dejen las compras en la cocina y se sienten, será mucho mejor —intervino Ángel caminando hacia nosotros —. Lo siento, me tomaron por sorpresa —susurró muy bajito cuando estuvo cerca.
—Tranquila —susurré de vuelta.
Hicimos caso a la sugerencia de mi amiga y depositamos todo en la encimera de la cocina, respiré profundamente y miré a Asriel con pena.
—Te juro que no pensé que esto pasaría tan pronto, lo siento
El pelirrojo negó lentamente y tomó mi mano con una pequeña sonrisa.
—Está bien, puedo con esto —asentí y entrelacé nuestros dedos para jalarlo de nuevo a la sala. Ángel prefirió quedarse en la cocina para darnos privacidad.
Nos sentamos frente a mis padres.
—Bueno mamá y papá —empecé —. Este es Asriel, es mi... pareja —terminé en voz baja.
—Es un placer —dijo de inmediato mi pelirrojo.
—Igualmente, entonces... ¿por fin vas enserio? —preguntó mi madre mientras bebía de su café.
—Así es
—Quiere decir que, ¿ya dejaste de vivir la vida loca y te decidiste por los hombres? —preguntó mi padre esta vez.
—No vivía la vida loca —respondí con el ceño fruncido.
—Sabes que es cierto, y nunca te reclamamos nada porque eres un adulto hecho y derecho y siempre nos aseguraste que usabas protección, lo cual nos dejó tranquilos y por eso ignoramos tu activa vida sexual... hasta ahora —la mirada de mi madre viajaba de Asriel a mí y viceversa.
Mis mejillas se calentaron un poco, no sabía cuan conscientes estaban mis padres de mi vida.
—¿De dónde se conocen? —preguntó mi madre mirando directamente a Asriel esta vez.
—Nos conocimos en un bar —oculté mi rostro entre mis manos por la vergüenza. Ese no era un buen comienzo —. Después nos encontramos en la universidad y nos hicimos amigos... luego surgió algo más y nos convertimos en pareja —terminó de resumir el pelirrojo.
—¿Cuándo tiempo llevan juntos? —tres días respondí en mi mente.
—Tres meses —respondió Asriel dejándome sorprendido por la mentira.
—Ya veo, es más de lo que esperaba —comentó mi padre —. Tenía la esperanza de que una vez que te aburrieras de ir por ahí de fiesta, consiguieras una buena chica, se casaran, me dieras nietos y compraras una bonita casa con un jardín. Supongo que uno nunca obtiene lo que desea
—Lo siento —dije apenado. Sabía que uno de los sueños de mis padres era tener nietos, al ver que aún me gustaban las mujeres, ellos mantuvieron la esperanza, pero ahora... no veo eso posible.
Sentí la mano de Asriel apretar la mía en un gesto de apoyo, lo miré de reojo y sonreí levemente.
—Sé que no he sido el mejor hijo y lamento la imagen que pude haberles dado al comportarme de esa manera, sinceramente... lo hacía como un escape, para dejar mi mente en blanco por unos minutos, alejada de todas las preocupaciones diarias. También, aún hay cosas de mi pasado que me atormentan —respiré profundo y continué —. Ustedes trabajaron muy duro para criarme y siempre voy a agradecerles con el alma todo eso... estoy dispuesto a dejar esa vida loca atrás y tener algo serio con Asriel, lo quiero y funcionamos bien juntos, sé que tal vez esperaban algo más, pero...
—Señores, quiero mucho a su hijo, él me hace feliz y estoy dispuesto a cuidarlo todo el tiempo que dure esto, que espero que sea mucho... no podemos hablar ahora mismo de hijos porque sería muy pronto, pero si se llega a dar la oportunidad tal vez no puedan tener nietos de forma natural, pero hay muchos métodos actualmente para las parejas como nosotros, así que... les pido que nos den una oportunidad —terminó de decir Asriel. Lo miré conmovido y pude respirar un poco más tranquilo.
Mi madre se levantó y se acercó con una sonrisa.
Sus brazos me rodearon con fuerza mientras decía: —Mi niño, no tienes que decir nada más, siempre has sido nuestro orgullo, y quiero que lo sepas. Trabajas y estudias al mismo tiempo y nunca te has quejado con nosotros por no darte una vida perfecta. Si crees que este muchacho a tu lado puede hacerte feliz, yo también lo creo
Sentí mis ojos aguarse un poco mientras correspondía con fuerza el abrazo de mi madre.
—Gracias —contesté con voz queda.
Ella dejó un beso en mi frente, miró a Asriel y también lo abrazó, pero de forma breve.
—Mucho cuidado con mi bebé, que puedo romperte esa bonita cara —amenazó para después sonreír y volver al lado de mi padre —. Ya quita esa cara hombre, tu hijo es feliz y eso es lo más importante, anda y dale un abrazo
Mi padre soltó un fuerte suspiro y se levantó. Sus brazos también me rodearon.
—Te quiero, estoy orgulloso de ti, y no me importa de dónde salgan, quiero nietos —ahogué una risita en su pecho y asentí.
Se separó y le extendió una mano a Asriel.
—Te acepto, tus palabras me convencieron, pero a la mínima de cambio, voy a sujetarte mientras mi esposa te golpea —el pelirrojo asintió de inmediato mientras estrechaba la mano de mi padre con una expresión seria en el rostro.
—Bueno, voy a ir a ayudar a Ángel a hacer la cena —mi madre se levantó y entró en la cocina.
El silencio se hizo un poco incómodo.
—Entonces... ¿con quién vives Asriel?
Cuando la cena estuvo lista, el ambiente estaba mucho más tranquilo, Asriel hablaba con mi padre de su carrera y este escuchaba interesado, luego pasaron a los deportes, típico.
Nos sentamos todos a la mesa y comimos en un silencio agradable, ya que a mis padres no les gustaba hablar mientras comíamos.