P.O.V Asriel
Siempre sentí que ser un demonio, no era realmente parte de mí. Era como algo extraño que habitaba mi cuerpo y que tenía que soportar.
Pero mi naturaleza tenía necesidades, y no podía hacer nada contra eso. Debía alimentarme, pero lo que si nunca iba a hacer, era matar. Porque simplemente no podía.
Con los años me fui acostumbrando y cree la máscara casi perfecta, de un chico sexy que solo buscaba una noche y nada más. Solo era absorber algo de energía, y con suerte no volvería a ver a mi "presa".
Hasta que llegó Isaac.
Me había llamado la atención nada más posar mis ojos en él. Era encantador, atractivo y un poco salvaje. Nuestra primera noche juntos fue fantástica y de inmediato me arrepentí por lo que hice.
Después lo encontré en la universidad, y entendí que tendría que seguir viéndolo, lo cual no me desagradaba en lo absoluto, el chico me atraía como un imán. Todo en él me llamaba.
Cuando salimos y me "salvó" aquella vez, supe que debía alejarme, porque el chico era una buena persona, y yo no podía hacerle daño.
Pero no pude.
Al menos no intencionalmente.
Acepté ser su amigo, porque realmente lo quería cerca. Cuando pude conocerlo más, me di cuenta de lo maravilloso de su ser.
Sensual, divertido y directo.
No pude evitar aparecer en la cafetería, y observarlo mientras trabajaba. Era fascinante a mis ojos.
Luego sucedió lo de Johan. Sabía que estaba mal intervenir, pero no pude negarme al escuchar la desesperación en su voz. Valía la pena meterme en problemas por él.
Cuando mi padre apareció y supe que tendría que alejarme, sentí algo resquebrajarse en interior. No quería irme.
Aquella navidad, fue... increíble, me di cuenta de cuanto me gustaba Isaac, y cuanto lo quería a mi lado.
Cuando volví un año después, temí que fuera demasiado tarde, porque sabía que Isaac era alguien "libre" y que tal vez no me esperaría, y menos cuando no éramos nada oficial.
Mi corazón se alegró al ver que solo eran mis miedos actuando, Isaac me quería, y yo también. Sabía lo difícil que sería tener algo, por mi padre, por Rubén, por mi nueva naturaleza como brujo, pero debía intentarlo, porque Isaac también lo estaba haciendo, y no podía fallarle.
Y ahora, cuando siento su cuerpo desnudo a mi lado, sus besos por toda mi cara, cuando sus ojos me miran con afecto y sonríe, cuando mi nombre sale de su boca en forma de gemidos, cuando me sonríe coqueto y ríe con fuerza, es... maravilloso y vale totalmente la pena, vale todo.
Él no se arrepiente en lo absoluto de nada y yo tampoco.
—Buenos días, ¿Qué tanto piensas? —dijo a mi oído suavemente.
—Solo... en lo mucho que me encantas
Isaac me miró por unos segundos, suspiró y apretó una de mis mejillas.
—No digas esas cosas, me dan ganas de montarte y me duelen las caderas y el trasero, no aguantaré una ronda mas
—No lo digo por eso —fruncí el ceño.
—Lo sé, pero es lo que me provoca —sonrió divertido y besó mi boca de forma rápida.
Me giré y lo apresé entre mis brazos con fuerza.
—Asriel, me asfixias —dijo al cabo de unos segundos.
Sonreí y lo apreté aún más, procedí a dejar repetidos besos en su cabeza, después pasé a su rostro mientras Isaac reía diciendo que le daba cosquillas mi barba.
Finalmente lo solté y miré la hora en el celular, me alarmé al ver que era tarde.
—Isaac, arriba, tenemos 20 minutos para salir y llegar a tiempo
El castaño se incorporó de inmediato, abrió sus cajones, totalmente desnudo, tomó un bóxer, la toalla y corrió fuera de la habitación.
Me levanté también e hice unos sándwiches rápidamente, una vez que Isaac salió del baño entré yo y me bañe en tiempo récord.
—¿¡Por qué Ángel no nos despertó!? —lo escuché gritar.
—¡Recuerda que la presentación de su proyecto era muy temprano!—le grité de vuelta.
Terminé de vestirme y salí a la sala, Isaac estaba con su traje para la presentación de su tesis, se veía precioso, pero rodé los ojos al ver su corbata hecha un desastre.
La desaté y la até nuevamente, esta vez de forma correcta, sonreí satisfecho y dejé un beso en su boca.
El sonrió de vuelta, tomó su bolso y salimos del departamento.
Hoy era la presentación de la tesis de Isaac y Ángel. A mí todavía me quedaba un año más, por el que perdí. Johan la había presentado la semana pasada, y Leo y Lean tendrían su acto de graduación en dos semanas.
Todos estaban ya en la recta final, y como amigo me sentía muy orgulloso.
Ángel había recibido una oferta de trabajo de un laboratorio donde había hecho las prácticas, Isaac tenía la oferta para trabajar como profesor en la universidad después de un postgrado, pero el castaño decía que prefería no enseñar.
Leo y Lean trabajarían en una clínica gracias a Rubén y a sus propios contactos, porque ser demonio tenía sus ventajas.
Y Johan aún tenía sus dudas sobre lo que haría a continuación.
A la hora del almuerzo, Isaac apareció corriendo y saltó prácticamente sobre mi con una enorme sonrisa.
—Asumo que fue muy bien —dije mientras lo sostenía fuerte para que no cayera.
—Si, ya estoy prácticamente graduado —dijo besando mi boca repetidas veces.
—Felicidades
Salimos esa noche a celebrar y por supuesto Isaac terminó bastante ebrio y diciendo tonterías.
Ahora yo vivía con el castaño y Ángel, pero en mis planes estaba la posibilidad de mudarme solo con Isaac, la cual no estaba muy lejos de cumplirse.
Sin embargo, Johan se me adelantó y con la mano entrelazada con la de Ángel, nos informó unos días después, que esta última se mudaría con él, lo que nos dejaba el apartamento para nosotros solos.
Nos costó mantenernos al principio, pero pronto nos acostumbramos y la convivencia no era mala en lo absoluto. Como amantes del sexo que éramos, Isaac y yo lo hicimos en cada rincón del apartamento en el que no habíamos podido.