Cuando le sugerí a Asriel que nos casáramos en Las Vegas, realmente no lo decía enserio, bueno, un poco tal vez, porque sonaba genial.
Pero realmente no me imaginé que pudiéramos hacerlo, era difícil y costoso.
Así que cuando el padre de Asriel apareció un día en nuestro departamento, literalmente se apareció, diciendo que financiaría nuestra boda, porque le gustaba la idea y en algo tenía que gastar su dinero humano, que hasta el día de hoy no tengo idea de donde lo saca; me sorprendí enormemente.
Y aunque Asriel y yo nos negamos, al final tuvimos que aceptar cuando el hombre nos echó en cara todo lo que había tenido que aguantar en el infierno por nosotros.
Viejo tramposo.
Así que después de aceptar, todo se dió muy rápido, Rubén consiguió un juez para nosotros, brujo además, Leo y Lean ayudaron con la organización de la fiesta, y con nuestros ahorros pudimos pagar nuestros pasajes y los trajes que usaríamos.
Ángel se emocionó muchísimo y nos suplicó elegirlos, así que le dimos el dinero y ella recorrió media ciudad hasta encontrar los que ella describió como perfectos.
Invitamos a mis padres, a mis parientes más cercanos y a unos cuantos amigos de la Universidad a la fiesta. A la ceremonia sólo los más allegados, mis padres, Rubén y Raquel, Ángel y Johan, los gemelos y el padre de Asriel, por supuesto. Sara no podía asistir ya que sus padres no nos permitieron traerla, por todo eso de la ciudad del pecado y demás.
Dos meses después, viajamos a Las Vegas y hicimos turismo por tres días, tuve mi despedida de soltero "a lo grande" Y llegué inconsciente al hotel siendo cargado por Leo.
Asriel prefirió ir a los casinos con su padre y Rubén, terminaron ganando un montón de dinero, del cual solo les querían dar la mitad, hasta que el demonio mostró su verdadera cara, traumatizando a los empleados y tomando su dinero después. Con el cual compramos más alcohol y comida para la fiesta.
El día de la boda llegó y Ángel me levantó muy temprano para arreglarme, me vestí con el traje crema que había escogido para mi, colocó bien mi moño, peinó mi cabello y aplicó algo de maquillaje a mi rostro. Suspiró con una enorme sonrisa cuando estuve listo frente al espejo.
—Estás tan guapo... Te me adelantaste travieso, pero estoy muy feliz por ustedes —correspondí su sonrisa, di media vuelta y la abracé con fuerza.
—Gracias por estar aquí
—De nada... Y basta, o me harás llorar y arruinaré el maquillaje
Nos separamos y salimos de la habitación para dirigirnos a el lugar donde haríamos la ceremonia.
Cuando llegamos me eché a reír a carcajadas al ver un grupo de chicos y chicas frente al establecimiento, disfrazados de ángeles y demonios, con botellas de champagne en sus manos mientras gritaban como locos.
—Dime de nuevo la razón por la que te estás casando aquí —comentó Ángel.
—Ni idea, pero debes admitir que es genial —contesté yo saliendo del taxi.
Ángel maldijo cuando un poco de champagne cayó en su cabello, les mostró el dedo del medio al grupo, mientras yo reía disimuladamente y les mostraba mis pulgares a los chicos.
—A tu padre le debe querer dar un infarto, y tu madre debe estar echando agua bendita en todos lados —agregó ella mientras entrábamos al lugar.
—Nah', mi madre tuvo su pasado oscuro, seguro que en el fondo está saltando como una niña
Ángel rodó los ojos y se detuvo frente a la puerta de la habitación donde debían estar esperándonos. Retocó mi moño, acomodó algunos mechones de mi cabello y sonrió dulcemente.
—Siéndote sincera, no te imaginé casado
—Ni yo, pero ya está, y no estoy en lo absoluto arrepentido. Voy a presumir ese anillo y a mi esposo a todo el mundo
—Seguro que si, ¿Ya está listo el salón para la fiesta?
—Asriel me escribió hace un momento que si, que solo nos estaban esperando a nosotros
—Entonces hagámoslo —respondió ella empujando la puerta.
—Espera —tomé su brazo de pronto e inspiré profundo —, nervios de último minuto —añadí con una sonrisa nerviosa.
—Es normal. Tranquilo, todo va a salir excelente
—Es lo que deseo —tomé una última respiración y dejé que ella abriera la puerta.
Mis padres fueron los primeros que ví, me saludaron desde sus asientos, Rubén junto a ellos agitó la mano en mi dirección con una sonrisa. Fruncí el ceño al no ver al padre de Asriel, Raquel llamó mi atención, señaló al frente emocionada y elevó los pulgares. Miré al lugar señalado, sentí mi respiración atascarse y mi corazón latir desbocado.
Que hombre tan maravilloso me había conseguido, pensé al ver a Asriel en un traje color crema que le quedaba espectacular, además hacia juego con el mío, y una corbata vinotinto, su mirada miel se encontró con la mía y su sonrisa se amplió aún más.
El juez estaba a un lado, y junto a este, Johan nos esperaba con una sonrisa enorme. Suspiré y nos acercamos a la mesa donde estaban los papeles a firmar, sintiendo mis piernas como gelatina a cada paso que daba.
Asriel y yo nos sentamos, y Ángel y Johan quienes eran nuestros testigos, permanecieron de pie a nuestro lado.
Miré a Asriel con mi mejor sonrisa, él se acercó a mi oreja y susurró roncamente: —Estás precioso. ¿Por qué no nos saltamos la fiesta y nos vamos al hotel? Te empotraré contra una pared, te desnudaré lentamente y después te lameré como un caramelo
Un escalofrío me recorrió el cuerpo y tragué duro, porque eso había sonado espectacular, y caliente. Miré al juez nervioso, deseando acabar rápido para aceptar la sugerencia de Asriel y no salir de la habitación hasta mañana.
—No me digas esas cosas cuando aún no estamos casados, tienes que esperar, no puedo romper mi voto de castidad hasta estar unidos legalmente y ante los ojos de dios —le susurré de vuelta con sorna.
Asriel rio bajito y tomó mi mano debajo de la mesa, entrelazando nuestros dedos.
El juez dió inicio al proceso, y después de un par de firmas por aquí y otro par por allá, Asriel y yo estábamos oficialmente casados, nos colocamos los anillos de plata y finalizamos todo con un beso de película, para darle más emoción a la cosa.