Lo primero que hizo fue desayunar un buen sándwich de pernil, algo pesado para su frágil estómago, pero que le dio ánimos para el nuevo día.
Después se dirigió a la "Academia Hwang", el pomposo nombre del lugar que regularizaba estudios, muy confiado en no ser reconocido, por su traje holgado, entró y buscó a alguien que lo orientara.
Era un lugar pequeño, pero limpio y acogedor, en el recibidor no había nadie, pero había un cartelito sobre el escritorio rezaba "Se necesita asistente", por un momento fantaseó con la idea de convertirse en uno, pero la desechó de inmediato: jamás lo aceptarían.
Sintió voces en la habitación del lado, la puerta estaba entreabierta, y al asomarse pudo ver la sala con al menos veinte estudiantes de variadas edades que miraban concentrados al profesor mientras tomaban notas.
—Entonces, así se saca el porcentaje, esto nos sirve para darnos cuenta de cuánto deben pagarnos si trabajamos por comisión. ¿Alguna duda? — dijo el profesor, rápidamente los chicos negaron con la cabeza y el hombre giró hacia el pizarrón para escribir ejercicios.
En ese momento, sus ojos se encontraron con los de Jeongin, él reprimió un chillido de espanto ¡Era el rubio del hotel, el que había visto su rostro!
El profesor le sonrió a Jeongin, reconociendo después de unos segundos al tímido chico que le robó el turno en el baño. ¿Por qué andaría tan cubierto? Tal vez guardaba algún secreto, pero la pregunta importante ¿Qué estaría haciendo en su academia?
—¿Puedo ayudarlo en algo, joven? — le preguntó. Jeongin retrocedió sin responder, se dio vuelta y salió corriendo.
Él lo había reconocido, sin duda, sabía quién era, lo denunciaría, lo entregaría, vendería sus órganos al mercado negro.
Caminó por varias horas por el centro de la ciudad, mirando a cada rato hacia atrás, temerosa de encontrarse con policías que lo obligaran a volver a su antigua vida inútil, pero después de casi 15 minutos, Jeongin se tranquilizó y logró reflexionar.
—Tal vez no sepa quién soy yo, aunque sepa que soy un chico, soy solo un chico común y corriente ¿No? — se dijo —. Él es el profesor de esa escuela, necesito ir ahí, quiero aprender, no me queda otra que hablar con él y pedirle ayuda, me arriesgaré.
Volvió lentamente a la academia.
Las clases de la mañana ya habían terminado, y el profesor rubio estaba en el recibidor, comiéndose alegremente su almuerzo con las piernas sobre la mesa.
Al entrar Jeongin, las bajó precipitadamente, cayéndose de la silla en el proceso.
—No creí que viniera nadie, lo siento — dijo él.
—Es mi culpa, por entrar sin avisar — respondió Jeongin, mirando al suelo, intentando no enrojecer demasiado.
—Permíteme presentarme — el joven se limpió la mano en una servilleta y se la ofreció — soy Hwang Hyunjin, profesor de esta escuela. ¿En qué puedo ayudarle?
Jeongin tomó tímidamente la enorme mano del joven.
—Mi nombre es... Jeongin, Jeongin Park.
—Gusto en conocerte, Jeongin Park, por un momento pensé que te presentarías con un nombre de delincuente, digo por como este vestido.
—¿Me veo como delincuente? — Jeongin se rio y no sabía por qué, sólo que ese rubio le daba confianza —. No importa, lo que pasa es que necesito terminar mi educación, quiero ir a la universidad y en esta academia se ofrece regularización de clases... ¿Cuánto se paga?
—La academia es gratuita, bueno, cada uno paga lo que pueda para ayudar a pagar el arriendo del local, y la existencia del profesor — se señaló a sí mismo — Lo que no es mucho, pues el local es barato y el profesor tiene tendencias estoicas.
—Un buen precio, si me preguntan a mí — dijo Jeongin, sonriendo y Hyunjin sonrió a su vez.
Ambos se quedaron en silencio un momento, hasta que él pareció volver en sí y cambió el tono de voz por uno más serio.
—¿Cuál es tu nivel de educación?
—¿Cómo? — Jeongin no había oí?do bien la pregunta, también se hallaba un poco en las nubes.
—¿A qué año de educación llegaste
—Ah... — Jeongin se mordió los labios un momento intentando concentrar sus pensamientos. ¿En qué año estaba cuando decidió dejar sus estudios?
Mientras, Hyunjin lo observaba, meditando, no parecía un chico de las calles como quería aparentar, menos alguien que trabaja en el burdel de al lado, Hyunjin podía reconocerlas fácilmente por la forma de hablar, tampoco un ladrón.
Por su apariencia cuando lo vio sin capucha, parecía un chico rico, pero a Hyunjin no le entraba en la cabeza que un joven rico se vistiera con ropa tan holgada solo para estudiar en una academia de regularización, a menos que en su casa le prohibieran los estudios, por supuesto, creyó dar con la clave y de inmediato sintió ganas de ayudar al valiente joven.
¿Cómo se vería sin esa ropa holgada? Se notaba que era bonito, quizás demasiado delgado, pero con unos ojos que hacían estremecer.
—Llegué hasta el primer semestre de segundo curso superior.
—Entonces te queda un año y medio, pero la regularización permite que lo terminemos rápido, en un año estarás lista.
Editado: 26.09.2022