Aelric se encuentra en el interior de la mansión de los estudiantes de «Obelisco azul».
«Será la primera vez que iré a Ciudad Domino —pensó Aelric, preparando en una maleta pequeña—. ¿Qué habrá allá, además de la historia de los mejores duelos?».
Él observa por la puerta que da a la terraza, está abierta y la brisa de la noche acariciaba su rostro. Tiene la mirada fija en dirección al pobre dormitorio «Slifer rojo». Por su mente pasa el querer saber si su hermano está bien.
—¿Estás listo, Aelric? —Lance toca la puerta de la habitación.
Aelric alza un dedo.
—Escuché que ayer, Kael tuvo un duelo con Wilart.
—Oh —dice Lance—, debiste verlo, ese chico porta a un dragón del arquetipo ojos azules.
—Sí, escuché eso, varios lo contaban como rumor. Me molesta, si él hubiese adquirido esa carta, antes de que yo convocara al destructor de dragones…, creo que, de haber sucedido así, me habría preocupado.
A lance no se le ocurre qué decir.
—¿Crees que, si decide tener una revancha, deba ir en serio?
—Seré sincero, Aelric, aunque él posea esa carta, o al Dragón negro de ojos rojos, sus cartas siguen siendo meros dragones, no hay por qué temer.
Aelric suspira.
—Te daré la razón.
Kael se encuentra acostado, con la cabeza apoyada en su propio brazo, pensando sobre el viaje.
—Nunca he ido a Ciudad Domino, más bien nunca salí de esta isla desde que entre. Ahora que lo pienso, en Ciudad Domino se encuentran los mejores duelistas; como Yugi Muto o Seto Kaiba. —Toma la carta del Dragón sólido de ojos azules—. Tal vez logre enfrentarme a uno de ellos algún día. Mis dragones contra el famoso Mago oscuro o el poderoso Dragón blanco de ojos azules. —Sonríe y después guarda la carta.
Él oye pequeños golpecitos contra la ventana de su habitación. Decidió asomarse, con su baraja en su mano. Resulta ser Nova.
Kael decide salir del dormitorio, evita hacer ruido y se acerca a la chica.
—Tengo un celular, ¿sabes?
—Claro que lo sé. Pero, quería pasear contigo antes de ir a dormir.
—Habría preferido un duelo —susurra.
—¿Qué dijiste? —Nova frunce el ceño.
—No, nada. —Kael palidece.
Él suspira y acepta el paseo con ella.
Kael camina un paso detrás de Nova, es una caminata a través del sendero que lleva del dormitorio amarillo a la academia. Ella avanza con sus manos en su espalda, sonriendo. Su cabello va de lado a lado al estar amarrado con una coleta.
Se cuestiona si Nova no siente frío al utilizar una falda tan corta, además, no lleva un abrigo puesto. Él ya está tiritando.
Nova tararea. Desde que conoce a Kael, su compañía alegra su día. Aunque, a veces es un tonto. Pedirle que caminen es la única manera de lograr que estén en una cita, si se le puede decir así.
Es grandioso que anteponga los duelos ante otras cosas, pero le exaspera que no le dé la atención que desea.
Ambos llegan al puente que lleva al dormitorio «Slifer rojo», descansan a mitad de camino. Ella reposa sus brazos en el barandal, Kael reposa su espalda.
Kael estaba por tomar su baraja para jugar a barajar, se detiene al notar una mirada fulminante de Nova. «Estoy aburrido», piensa.
—Mañana iremos de viaje. —Nova corta el silencio.
—Lo sé, la verdad, me gustaría encontrar a algún duelista legendario tras llegar, como a Yugi Muto o a Joey Wheeler. ¿Te imaginas, mi Dragón negro de ojos rojos, contra el suyo?
Nova sonríe, verlo ser el duelista emocionado, y no el que luchó contra Wilart, da calor a su corazón.
Ella aclara su garganta, y aparta su mirada.
—Sabes, Kael, conseguí un lindo traje de baño, para utilizarlo durante el viaje.
—Pero, no vamos a la playa, sino a una ciudad. —Kael rasca su cabello.
Nova deja caer su cabeza contra sus brazos.
—¡Eres tonto! —Ella lo toma del cuello de la casaca.
—¡Ahg! No entiendo por qué te enfadas.
Nova suelta a Kael, provocando que caiga de espaldas, y se aleja, dando pisotones.
«No comprendo a las chicas», Kael se pone de pie y sacude su ropa. Ahora considera que debió negarse a dar el paseo.
Deyner contempla la baraja Toon; un regalo de su padre adoptivo. Las palabras de Kael resuenan y resopla como toro iracundo.
—Creo que debería cambiar de baraja. No siento que este sea el ideal, a fin de cuentas, solo es una copia. Mañana iré a buscar cartas nuevas en una tienda de la ciudad.
Deyner tiene la baraja sobre una mesa, se encuentra dubitativo sobre si llevarla con él o no. Después de todo, sería mejor devolverla a su padre.
Él observa la mochila que contiene lo que llevará al viaje. No lleva gran cosa, la mayor parte del espacio pertenece a su disco de duelos.
Editado: 16.04.2025