Yu-Gi-Oh El retorno de los dioses egipcios

Confesión

El duelo de Kael acabó. Deyner se lanzó de regreso al edificio de Ilusiones Industriales, gracias a Crowler sabía que su hermano luchaba contra dos duelistas. No va a admitir que está preocupado. Aelric puede no ser el mejor hermano, pero, aun así, muy, muy en el fondo, no puede evitar que le quiere, aunque en ocasiones desea golpearle.

Al llegar, lo que encuentra es a Aelric hincado cerca de dos personas que yacen en el suelo, tomadas de la mano, portando discos de duelo maltratados. Deben ser ellos quienes lucharon contra él. Se alivia de que su hermano ganara.

Aelric luce agotado. ¿Habrá sucedido algo en ese duelo?, ¿por qué esos discos de duelo lucen así?

Deyner gira su cabeza. Pegasus se encontraba ahí, él debió de presenciar todo el duelo desde la lejanía. Pegasus, como siempre, de brazos cruzados, estaba apretando su brazo y fruncía el ceño.

Aelric toma las barajas de Luza y Meg. El arquetipo «Caballero-gema», dividido en dos, es inteligente cuando se trata de duelos en equipo.

Algunas cartas se dañaron, producto del estallido de aquellos dispositivos. Menos mal fue pequeño, o lo habría alcanzado. No se va a cercar a objetos eléctricos durante un buen tiempo.

Meg gime, un sonido lastimero y débil, permanece aferrada a Luza. Su respiración era apenas un silbido, mantenía los ojos apretados.

El chico de cabello azul la abraza, posando una mano sobre su cabello y dando pequeñas caricias a su espalda. Sus movimientos son entre toscos y lentos.

Aelric comprendió la relación de ambos.

—¿Por qué decidieron que fuera un duelo a muerte? No se encontrarían así, de no ser por esa elección.

Luza lo mira de reojo.

—No fue del todo idea nuestra, él decidió que debíamos luchar a muerte para evitar que duelistas nos busquen e impidan cumplir nuestro objetivo. Tú y tus amigos debían morir en duelo para que no intenten detenerlo. Nosotros, en caso de perder, no acabaríamos revelando información de nuestra meta.

—Debería condenarles por luchar a muerte con mis hijos. —Pegasus se aproxima con Deyner a un lado.

Aelric en sus adentros se alivia, Deyner no lucía débil ni herido.

—Pero, la loca que tomó a Slifer no peleó a muerte contra mí o Kael. Aunque los ataques de sus monstruos dolieron.

Luza bufa, Aelric es capaz de verle sonreír con debilidad.

—Esa tonta, es demasiado buena en el fondo. Todo por culpa de su amigo. —Exhala con lentitud. Se aferra más a Meg, que no respira.

Luza no parece estar molesto por esa información, más bien su expresión denota alivio.

Aelric acerca las barajas a Luza, pero el peliazul las aleja.

—No, no tendría sentido que nos des las cartas. Los muertos no tienen duelos… Deshazte de ellas.

Luza exhala por última vez.

Deyner aparta la mirada. Aelric une ambas barajas y las guarda junto a la suya propia; no tiene el corazón para desechar esas cartas.

Todos guardaron un solemne silencio temporal.

Pegasus ordenó a algunos de sus hombres encargarse de la pareja; sería cruel dejarlos ahí. Por lo que entre dos hombres cargan cada cuerpo al interior del complejo.

—¿Qué sucedió con la carta de Slifer? —cuestiona Pegasus colocando su mano en el hombro de Deyner.

Aelric voltea.

—Es verdad, ¿eras tú quien tuvo el duelo, no es así? ¿Ganaste? —inquiere.

—Detén tus preguntas ahí —advierte alzando las manos—. ¿Recuerdas a la chica de «Slifer rojo» que vino con nosotros? Ella es aliada del sujeto que robó la carta de Ra…, yo perdí el duelo, pero Kael apareció junto a Crowler y le ganó en un duelo.

Aelric aprieta los puños, y sus dientes. ¿El mismo chico que derrotó con su Buster blader ganó a la chica que utilizaba a Slifer? Imposible. Su baraja no debería ser tan buena. Pero… ¿Fue capaz de ganarle a Seto Kaiba y usar el poder del Dragón sólido de ojos azules para ganar? Improbable. Iba a exigir detalles a su hermano, pero Pegasus se adelanta.

—Lo mejor será reunirnos con los demás, esa chica tiene respuestas, y quiero oírlas. ¿Dónde están Kael y esa chica?

Aelric chasquea la lengua.

Kael ayuda a Lyra a levantarse del suelo, además de recoger las cartas que se dispersaron en el suelo tras el final del duelo. Ambos toman asiento en una banca. El Dr. Crowler se mantiene cerca, atento al regreso de Deyner.

—¿Hablarás?

—Qué insistente eres… —Se abriga con su casaca, que no es de mucha ayuda por estar empapada.

—Tú eres la difícil… —Kael lanza un leve bufido, divertido.

Lyra aparta la mirada, torciendo sus cejas. Por momentos tolera a Kael, y por momentos desea darle un golpe en la cabeza. Calma sus pensamientos.

—Tu baraja no era la misma que la de esta mañana, ¿por qué?

—Es una larga historia.

—¿Una historia larga de un solo día? —ríe bajo—. Te habría derrotado de no ser porque jugaste con el arquetipo «ojos rojos». Me tomaste desprevenida.



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En el texto hay: fanfic, aventura, yugioh

Editado: 16.04.2025

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