Yu-Gi-Oh El retorno de los dioses egipcios

Promesa

Pegasus se aleja, por fin, de aquel edificio que fue atacado por los ladrones de las cartas de dioses egipcios. No echaba de menos los duelos a muerte más de lo que hubiera deseado tener su ojo milenario en aquel enfrentamiento contra esos robots. ¿Quién lo diría? Máquinas que tendrían duelos en el futuro; no le sorprende, considerando los inventos del joven Kaiba.

Realmente hizo brillar su baraja; habría agradecido que el duelo no se hubiera prolongado hasta el amanecer, y que sus rivales no utilizaran barajas con combos para aumentar los puntos de vida. No había estado en un duelo tan frustrante desde El reino de los duelistas.

Esos muchachos deben continuar con la misión; ya le habrían informado la victoria en caso contrario. Tendrá que hacer algo.

La ventaja de tener a Aelric en el mismo bando es que este facilita un helicóptero para transportarlos a todos. Kael, por primera vez, no siente rencor, solo por ese detalle. Pero su aversión a viajar persiste.

Están a punto de cumplirse veinticuatro horas sin dormir. Todo lo que ha sucedido hasta ahora y lo que está por suceder ha sido un vaivén sin descanso. Solo espera no ser asaltado por las consecuencias de la falta de sueño en medio de un duelo. Sería catastrófico. Aelric, Deyner y Lyra deben encontrarse en las mismas condiciones; los dos hermanos consiguieron grandes vasos desechables de café para los cuatro que beben en ese, ojalá, último trayecto del día.

Lyra está sentada junto al piloto, encargándose de dar indicaciones sobre a dónde deben ir. Deyner teoriza que se dirigen hacia una isla. Lógico, a no ser porque ella misma les reveló que iban a una isla. Kael permanece sentado al lado de Aelric; Deyner no sabe cómo interpretar esa visión. ¡Es demasiado raro, bizarro e inimaginable! Definitivamente, es el fin del mundo. Deyner imagina escenarios en los que estos dos se pelean ahí mismo y uno cae al mar desde el helicóptero.

—Kael —habla Aelric—, si nos encontramos de nuevo con Magni, ¿quién de los dos luchará?

«Ahí vamos», piensa Deyner.

Kael mira su baraja y hace una leve mueca con el lado izquierdo de su boca.

—No lo sé. Yo gané porque poseía a Slifer en mi baraja, además de la pequeña ayuda que recibí de Lyra. En ese momento, él solo tenía a Ra y su arquetipo. Ahora posee a las tres bestias legendarias, su poder es superior. Mi baraja no tiene cartas para frenar esa cantidad de poder. Con suerte, podría utilizar la misma estrategia que empleé contra Lyra.

«Utilizar daño de efecto». Aelric memoriza la narración que sonsacó de Deyner sobre ese duelo.

—Yo tengo a Buster blader y cartas que le dan soporte —señala Aelric—, pero no puedo depender de esas cartas sin Cambio de ADN; Renunciado depende de que tenga al monstruo y su carta de ritual.

Deyner no se molesta en mencionar sus cartas, sabe que es la peor opción para confrontar a Magni. El arquetipo «genex» no tiene posibilidades.

—No creo que deban enfrentarlo solos —comenta Lyra desde el asiento de copiloto—. Puede que ustedes dos tengan barajas opuestas, pero, ¿no han pensado que la clave para ganar sea combinarlas?

Ambos chicos se miran. ¿Los dragones de Kael y el destructor de Aelric? Un buen chiste.

—Prefiero que sus monstruos se mantengan lejos de los míos —responde Kael, alejando sus cartas de Aelric.

—Soy un duelista de primera; no necesito a los dragones de Kael.

—No esperes demasiado de ellos —susurra Deyner a Lyra—. Es más probable que yo consiga novia antes de verlos hacer equipo.

«En teoría, ya están haciendo equipo», piensa ella.

El helicóptero se acerca a una isla de superficie rocosa y marrón, como el barro, con una gran montaña en el medio. No hay árboles, plantas ni rastro de animales. A medida que se aproximan, logran divisar varias cuevas que conducen al interior de la montaña.

El helicóptero aterriza cerca de la costa y Aelric ordena al piloto que permanezca en la zona. Los tres chicos siguen a Lyra.

—La máquina del tiempo es similar a una plataforma de duelos; fue creada así con el objetivo de transportar a todos al mismo tiempo, además de algunas de las D-wheels con nosotros. Debajo de la plataforma hay un pilar con una computadora en su interior. Si me ayudan, podré manipular la máquina para que no viaje al pasado.

»Pero creo que tendremos que ser veloces. Magni aún tiene como aliado a Garyi, un lame botas, debo recalcar. Y es posible que mantenga duelbots consigo aún.

—Me recuerda a Ewan y Lance —comenta Deyner a Kael, lo que le hace soltar una risa.

—Concentrados —Aelric señala a la cima de una roca en el camino—. Hablaste justo a tiempo, Lyra.

Garyi está erguido en su D-wheel; su disco de duelo ya se encuentra fijado a su brazo. El casco color naranja que porta impide analizar su rostro. Viste una chaqueta negra y pantalones rasgados en las rodillas. En el momento que se aparta el casco revela a un hombre que no debe de superar sus veinte años, de piel cobriza, rostro ovalado y cabello oscuro con mechones grises.

—Eres una maldita traidora, Lyra. Magni te dio la oportunidad de salvar a Evren y te cambiaste de bando. Será mejor que te prepares para un duelo a muerte.



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En el texto hay: fanfic, aventura, yugioh

Editado: 07.07.2025

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