Yu-Gi-Oh El retorno de los dioses egipcios

Unión

Kael y sus dos compañeros lograron llegar a la entrada de la cueva. Ahora tomaban un respiro. Él desearía tener una botella de agua, o una bolsa con dulces, necesita energía. Y se pregunta por qué ve puntos luminosos a cada dirección que observa, y que poco a poco se apagaban.

Las ilustraciones en sus cartas son tenues, y los bordes comienzan a desprender una que otra partícula oscura. El Dragón negro de ojos rojos es apenas visible, al borde de lo transparente.

«Aún estamos a tiempo», piensa.

—Ustedes dos irán por esta entrada —señala Lyra—, yo avanzaré por otra para evitar ser vista y detenida por Magni.

—Elemento sorpresa, me gusta —añade Kael—. Pero dudo que Magni tarde demasiado en percatarse de tu ausencia y se alce contra ti.

—No. Con el plan que llevarán a cabo ustedes dos, tendrán toda su atención.

Aelric observa el camino detrás de ellos, no hay rastro de su hermano. Llegaron a ver a los monstruos finales de esos dos desde la distancia, no saben cuál fue el final del duelo, debían mantener sus ojos al frente, no hacia atrás. Casi cae cuesta abajo por estar volteando continuamente.

Él esperaba que su hermano los alcanzara, pero claro, ellos han recorrido un extenso camino, y no hace mucho que el duelo acabó. Los tres están agotados, no le sorprendería que Deyner desistiera de seguirlos y dormir. Ese pensamiento es mejor a creer que murió electrocutado.

—Aelric. —Kael mueve su mano frente a él—. ¡Aelric!

—¿¡Qué!? —Aparta la mano de su rostro.

—Deja de estar en las nubes, debemos movernos. —Kael le muestra que Lyra ya se fue.

«Rayos, me desconcentré. Vamos, Deyner podrá no alcanzarte, pero debe estar bien. Puede que sea un duelista mediocre, pero es posible que haya ganado». Se adentra en la cueva a paso veloz.

—Menos mal, no te adelantaste para quitarme la oportunidad de enfrentar a Magni.

—Porque estuve pensando en lo que decía Lyra. —«Y su plan». Kael logra alcanzarlo.

—¿Sobre qué?

—No te hagas. —Toma a Aelric del hombro—. Tenemos que luchar juntos, en equipo, en unión. —Esa última frase fue como contener las ganas de vomitar.

—No me interesa que entorpezcas mis jugadas. —Se aparta del otro chico para continuar el camino.

Kael le propina un puñetazo en el brazo a Aelric, que aúlla de dolor y acaricia su brazo. Lo fulmina con la mirada.

—¡No es momento para que sea tu ego el que hable!

—¿Era realmente necesario golpearme? —Trata de regresar el golpe, pero es esquivado.

—¿Por qué, Aelric?

—¿Qué?

Kael se cruza de brazos.

—¿Por qué motivo eres tan arisco conmigo? Desde esa noche que nos conocimos, actúas como si me odiaras.

—No es momento... —Kael lo empuja para que caminen—. ¡Ey!

—Responde en lo que nos acercamos a Magni.

Aelric acumula aire en su pecho. ¡Qué molesto es Kael, pero tiene razón, aunque es complicado aceptarlo! Sí, ha actuado como un enemigo, y sin un motivo más allá del temor a ser superado. No, debe ser culpa de su confusión.

—Cuando comencé a jugar al duelo de monstruos —comenzó a hablar—, había un chico que jugaba contra mí a diario, su baraja era un incompleto «Dragón armado». Yo en ese entonces utilizaba una ensalada de monstruos tipo lanzador de conjuros protagonizada por Doncella de lo macabro.

»Ese rival de mi infancia me derrotó más veces de lo que me gustaría admitir. Él acostumbraba a soltar frases humillantes y alardear de lo poderosos que son los dragones. —Mira a Kael que solo le indica que continúe hablando—. Así de simple comencé a odiar las barajas formadas con monstruos tipo dragón. Ahora que lo digo en voz alta, suena ridículo.

»Fue entonces que un día obtuve a Buster blader de un sobre. —Suspira—. Lo derroté una y otra vez, no le daba oportunidad de ganarme, me centraba en invocar al Buster blader y superarle en poder. Supongo que ganarle y humillar a sus dragones, y el hecho de que comenzaba a perfeccionar la baraja con la intención de volver invencible a Buster blader, hizo que comenzara a inflarse mi ego.

—¿Quieres decir que me detestas por ser un duelista, que usa dragones? Bien, admito también haber sido arrogante, y presumido, pero nunca busqué humillar a mis oponentes, excepto a Wilart..., y al duelbot que hirió a Nova. Tal vez te mereces un segundo puñetazo.

Aelric se aleja un par de pasos.

—Me recordabas a él. En realidad, por un momento pensé que eras ese chico, pero de ser así me habrías reconocido.

—Te reconozco por tus habilidades de duelista, no sabía de ti hasta llegar a la academia de duelos.

Ambos divisan una luz al fondo del pasillo.

—Kael, cuando descubrí que poseías a Dragón sólido de ojos azules, y luego tu baraja con la que derrotaste a Lyra, ese duelbot y a Magni, tuve miedo.

—¿De que el obelisco sobre el que te alzas fuera derrumbado?

Ambos se hunden en silencio.

Es verdad, Aelric teme ser derrotado por la misma razón que lo impulsó a ser un duelista prodigio. No es agradable la idea de que un día su baraja Buster blader combinado con Renunciado pierda contra dragones. Sería irónico.

No encuentra más razones para odiar a Kael, lo que le hace sentir tonto. Ahora cree que se creó a un rival que utiliza a los monstruos que odia, ¿fue un error decidir llamarlo a tener un duelo esa noche en la playa? No tenía manera de saber que todo acabaría así. ¿Su destino es perder contra Kael, o solo teme sin razón? Claro, su baraja es mejor, pero no significa que sea superior a él, ni siquiera se han enfrentado. Siente un alivio ante el pensamiento de que se anticipa demasiado sobre eso.

—Somos un par de tontos, enemistados, sin razón. Te hice mi enemigo, por una tontería, te humillé, y ahora volviste con una baraja más fuerte que la anterior. Creo que la única forma de acabar esto, sería con un duelo, uno decisivo entre nosotros.

Kael suelta una risita.

—Antes tendremos que salvar el duelo de monstruos. Hasta entonces, tenemos que estar unidos.



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En el texto hay: fanfic, aventura, yugioh

Editado: 07.07.2025

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