Kael abre los ojos. Sobre él se encuentra un techo de roca que se mueve, además de sentir presión contra sus brazos. Mueve la cabeza y encuentra el rostro cubierto de sudor de Lyra, ella lo arrastraba lejos de la máquina del tiempo.
—¿Qué ha pasado?
Lyra lo recuesta contra una pared y se deja caer a su lado, respirando como si hubiera estado en una carrera.
—Es difícil de explicar. —Ella dirige su mirada a Aelric, que también alejó de la plataforma. Él estaba inconsciente aún—. Logré detener el avance de la máquina del tiempo. Pero, en el momento que ustedes derrotaron a Magni, y ocurrió esa explosión de luz, todo fue muy confuso.
»No sé cómo, pero logré hacer que la máquina del tiempo regresara a tu presente. —Suspira, mareada de agotamiento—. Fue entonces que encontré a ambos desmayados.
Ambos contemplan la máquina. El peso de todo el día anterior está cobrando factura. Kael siente sus parpados como rocas enormes que desean caer por un pozo. Bosteza. Parpadea. Bosteza de nuevo.
—¿Qué sucederá ahora?
—Regresaré al futuro, a intentar cambiar todo, de manera menos radical. Cómo me habías dicho.
—Me gustaría acompañarte, ya sabes, por si necesitas refuerzos, o a un excelente duelista… —Un circuito causa una chispa en su cerebro—. ¿Y las cartas de los dioses egipcios?
Lyra ríe, es una mezcla de risa suave y ronquido.
—Tendrás que explicarle a Pegasus que se perdieron. No lo sé, tal vez cayeron a alguna época del pasado.
—Haré que Aelric se encargue…
Ambos permanecen en silencio, por segundos, tal vez minutos, no contaban con algo para medir el tiempo. Es un gran momento de paz, como si fueran sobrevivientes, que se colocaron frente a una tempestad que buscaba arrasar a la humanidad y sobrevivieron.
Kael mira su mano, luego una de sus cartas. No hay rastro de las partículas negras, ni de que hubiera estado desapareciendo. O tal vez sí, su visión agotada no le deja concentrarse en los detalles de lo que observa.
Ella se endereza y avanza hacia la máquina del tiempo. Se detiene a miedo camino, dándole la espalda a Kael.
Más silencio. Un silencio como el agua luego de que cayera una piedra y volviera a calmarse.
—No se me ocurre cómo despedirme de ti Kael. Volver al futuro significa, entre muchas cosas, que no puedo prometer un hasta la próxima, o que nos veremos luego.
»Debo destruir la máquina del tiempo, nadie debe descubrir esta tecnología. Pero… —Aprieta sus puños, en un intento de no voltear hacia él—, te volviste un gran amigo, y quiero volver a verte.
»Te acercaste a mí, no me dejaste a un lado tras derrotarme, y me salvaste en el volcán. Has sido el amigo que necesité todo este tiempo de fría soledad…
Kael tuerce el lado izquierdo de sus labios y avanza hacia ella, no puede ver su rostro, pero se ha dado cuenta, ella está al borde del llanto.
Mira su baraja, guardada en la caja que cuelga de su cinturón. Ahora que se da cuenta, las cartas deberían estar dispersadas en la plataforma tras su desplome. «Ella debió de recoger mis cartas y las de Aelric».
—Toma. —Le acerca una copia de su Dragón negro de ojos rojos, la primera edición, y refractiva—. Es mi primera carta de ojos rojos, la que utilizaba desde antes de obtener a Dragón sólido de ojos azules.
—Kael, no…
—Llévatela. Si no puedes volver, me tendrás siempre contigo. Tal vez no en persona, pero sí en alma.
Lyra lo abraza entre lágrimas, y él corresponde, aun con su debilitado cuerpo, sus piernas tiemblan.
Hay silencio, en la mente de Kael. Esa chica impactó en su mente como un ataque directo en medio de un duelo. Ella es como una carta ultra rara y refractiva. Desea que de su boca salgan palabras para impedirle que se vaya, guiadas por el deseo egoísta. Pero, no debe hacerlo.
Él siempre estará ahí, para algún día volver a verla, y tomar su mano.
—Vuelve a sentarte Kael, y ve a cerrar tus ojos —susurra Lyra.
—Aunque no puedas prometerlo, di que será un hasta pronto.
—Hasta pronto, Kael Ryker, prometo volver a verte, en algún momento de tu futuro.
Aelric despierta, su mente da vueltas. «¿Es la cueva? ¿Volví al presente?». No ve la máquina del tiempo.
Al tratar de ponerse en pie, tambalea y casi regresa al suelo, de no ser porque llevó su mano a la pared. No sabe cuánto tiempo permaneció tirado, pero no parece haber sido suficiente. Cuerpo y mente exigen más descanso.
Kael se encuentra en una de las paredes, parecía dormir. No hay rastro de Lyra. ¿De qué se perdió?
«Deyner…».
No parece haber peligro, así que abandona a Kael y sale de la cueva.
En la entrada de la cueva es capaz de divisar helicópteros con el logo de Ilusiones industriales. Bien. Significa que podrá descansar en lo que lo encuentran. Si lo hacen.
La verdad es que no le hace gracia esperar en el suelo. ¡Necesita una cama! Que busquen a Kael.
Editado: 07.07.2025