La noche antes de que el ejército llegara a Kyoto, me encontré cara a cara con MC fuera del campamento.
MC- Te he llamado aquí esta noche porque tengo algo importante que decirte, Yukimura.
YUKIMURA- ¿Hm? Esto empieza a sonar serio.
(¿Por qué parece tan preocupada?)
MC- Quiero darte mi respuesta. A lo que dijiste antes de salir del Castillo Kasugayama.
YUKIMURA- ¿Oh?
MC- Sé que dijiste que debería esperar hasta después de la batalla, pero... ya he tomado una decisión.
(Quiere decir...)
YUKIMURA- No quiero dejarte ir. Quiero estar contigo para siempre. Quiero vivir mi vida contigo. Puedes darme tu respuesta después de la batalla. Terminaré esto lo antes posible, para poder escuchar lo que tienes que decir.
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(Recuerdo lo que le dije esa noche, pero ¿por qué quiere responder tan pronto?)
Durante un rato, el canto de los grillos fue el único sonido en el campo. Esperé pacientemente a que MC me contara lo que pensaba.
MC- No puedo vivir contigo, Yukimura.
(¿Qué?)
MC- Siento algo por ti, pero...
Se interrumpió y desvió la mirada.
MC- No te quiero lo suficiente como para pasar el resto de mi vida contigo, Yukimura.
(¿No me quiere?)
Mis entrañas se enfriaron, como si me hubiera tragado un cubo de agua helada.
MC- Este periodo de guerra interminable es horrible. Realmente quiero volver a mi viejo mundo. Así que, no puedo quedarme contigo.
(MC...)
MC- Lo siento.
Con la cabeza inclinada para que no pudiera verle la cara, MC se disculpó en un susurro seco.
MC- Realmente lo siento.
(¡Esto sale de la nada! ¡Y una disculpa no lo explica!)
Lleno de una emoción que no era ira o dolor, puse mis manos sobre los hombros de MC.
YUKIMURA- Mírame.
MC- No. Suéltame.
YUKIMURA- No, mírame a los ojos.
Finalmente cedió. Cuando me miró a los ojos, le temblaban los labios mientras contenía las lágrimas.
(¿Qué? ¿Por qué pone esa cara?)
MC acababa de decirme que no me quería, pero sus ojos estaban llenos de un afecto inconfundible.
(¿Me estaba mintiendo? ¿Tiene alguna razón para alejarme a toda costa?)
Recordé que yo también había rechazado a MC. Pensé que no podía llevarla conmigo porque era el enemigo. Así que la había dejado atrás, a pesar de que nos había destrozado a los dos por dentro.
(Me negué a escuchar sus súplicas para que me quedara, aunque sabía que estaba sufriendo. Pero ahora...)
YUKIMURA- No me rendiré contigo.
MC- Yuki...
YUKIMURA- Tomé mi decisión aquella noche bajo la lluvia.
Puse todo en la línea, derramando mis verdaderos sentimientos hacia ella.
YUKIMURA- Me prometí a mí mismo que te protegería pasara lo que pasara. Haría cualquier cosa para no perderte. Te necesito.
MC- Mm...
YUKIMURA- Eres la única para mí.
(Si realmente no me amaras, me alejaría y te dejaría en paz. Pero está claro que aún sientes eso por mí)
YUKIMURA- Si no me amas lo suficiente como para quedarte...
(Si realmente tienes que mentirme por alguna razón...)
YUKIMURA- Te perseguiré esta vez.
MC- ¿Qué?
YUKIMURA- Demostraré que soy el hombre para ti.
MC- No, no puedes.
Se le llenaron los ojos de lágrimas y se le quebró la voz.
YUKIMURA- ¿MC?
Gritando su nombre, me acerqué al rabillo del ojo. Con una expresión de dolor en el rostro, me apartó la mano.
YUKIMURA- ¡Uh...!
MC- Lo siento. Lo siento.
(¿En serio?)
YUKIMURA- Si lo sientes, ¿por qué haces esto?
(Mientes tan mal)
Parecía que apenas podía mantenerse en pie, y la estreché firmemente entre mis brazos.
YUKIMURA- No te disculpes. Soy yo quien debe disculparse.
MC- ¿Por qué?
YUKIMURA- Porque no voy a rendirme. Eres la única mujer para mí, después de todo.
Vi flaquear la determinación en los ojos de MC, pero enseguida me apartó con manos temblorosas.
YUKIMURA- ¡Hm!
MC- Mis sentimientos no van a cambiar. Mañana tenemos que madrugar. Me voy a la cama. Adios.
Se dio la vuelta y salió corriendo.
YUKIMURA- ¡MC!
La llamé por su nombre una y otra vez, pero se negó a mirar atrás. Resistí el impulso de perseguirla.
(Si está tan decidida, ahora no escuchará nada de lo que le diga. Una vez la abandoné después de que viniera persiguiéndome. No tengo derecho a sentirme herido)
Cerré las manos en puños apretados mientras la veía desvanecerse en la noche.
(si de verdad no me quieres, me rendiré contigo. Pero...)
Su calor permanecía en mis brazos. La forma en que temblaba su cuerpo, el calor de su piel, las lágrimas en sus ojos... Todo en ella gritaba que me quería.
(Me seguiste en medio de una batalla. Me apoyaste cuando casi me caigo a pedazos. Así que...)
Miré al cielo justo cuando una estrella lo cruzaba.
(Esta vez te perseguiré. Te seguiré a donde vayas y, cuando te atrape, te diré lo que siento cien veces. Te quiero, MC)
Hice un voto sólido sobre esa estrella fugaz. Había tanto amor por MC en mi corazón que no me cabía la tristeza.