KENNYO- Ah, estás despierto.
MC- ¡Kennyo!
(Así es. ¡He sido secuestrada por uno de los hombres de Kennyo!)
En el momento en que me di cuenta de lo que había pasado, me invadió un ardiente disgusto.
YUKIMURA- MC, cabalga hacia la retaguardia. Yo volveré. Así que espérame y no hagas nada imprudente.
(¡Prometí que le esperaría! ¡Lo siento mucho, Yukimura!)
Mientras apretaba la mandíbula furiosamente, Kennyo se me quedó mirando con una mirada escalofriante.
KENNYO- Me doy cuenta de que no es el miedo lo que te hace temblar. Eres una dama tenaz, MC.
MC- ¿Cómo sabes mi nombre?
Se burló mientras yo le devolvía la mirada.
KENNYO- Porque estuviste con Nobunaga. Ese demonio te tuvo montada a lomos de su caballo durante su batalla contra las fuerzas Takeda-Uesugi. Te protegió con sus propias manos y te puso a salvo en el campo de batalla. ¿No es cierto?
(¿Lo sabe?)
NOBUNAGA- ¡Que no cunda el pánico, adelante! No permitiré que me obstaculices hoy.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------
NOBUNAGA- No más evasivas. ¡Adelante!
MC- ¿Para qué es esto?
NOBUNAGA- Tómalo. Úsalo para defenderte si es necesario. No se te permite morir cuando no estoy ahí para protegerte.
Recordé la expresión altiva de Nobunaga mientras me daba esas órdenes y tragué saliva.
MC- ¿Por qué sabes eso?
KENNYO- Tenía a un hombre vigilando. Siempre busco nuevas formas de hacerle daño.
(¿Y cree que llevándome a mí hará daño a Nobunaga?)
MC- ¿Así que me cogiste para tenerme como rehén?
KENNYO- Chica lista. Puedo ver porque ese demonio se intereso en ti.
(Parece que tengo razón)
MC- Cuando dices "diablo", te refieres a Nobunaga.
KENNYO- El diablo Rey del Sexto Cielo. Un apodo temible. Muy apropiado para un verdadero demonio como él.
MC- Siento reventar tu burbuja, pero no valgo nada como rehén.
KENNYO- No puedes engañarme. Te dieron como rehén cuando Nobunaga y Shingen hicieron esa alianza, ¿no?
(¿También sabe todo eso?)
Ese demonio desprecia la vida. Nunca lo he visto sentir apego por nadie. Puede que valgas más de lo que crees. Sus ojos me observaron a través de los barrotes de madera. Unos ojos increíblemente fríos y sin vida.
KENNYO- Serás el cebo que atraiga a ese hombre.
MC- ¿Eh?
KENNYO- Ya he enviado un mensajero para decirle que venga a enfrentarse a mí a solas si quiere que vuelvas con vida. Estamos en las ruinas de un castillo no muy lejos del campo de batalla de hoy. Sólo deberían pasar unos días antes de que lo vuelvas a ver.
(Eso no va a suceder. Nobunaga nunca se pondría en peligro sólo por mí. Tal vez sienta una pizca de simpatía por mí, pero tenía cosas mucho más importantes de las que ocuparse. Es demasiado arriesgado para Nobunaga venir. Y es demasiado arriesgado enviar a cualquiera de los otros caudillos. Eso es obvio, incluso para un lego como yo)
MC- ¿De verdad crees que Nobunaga vendrá aquí por mí?
KENNYO- Si no lo hace, tengo otros usos para ti. Podría torturarte hasta la muerte y enviarle tu cadáver para demostrarle lo serio que soy.
MC- Uh...
KENNYO- Sería una pena no ver yo mismo la angustia en su cara, pero me daría tiempo para escapar y esperar otra oportunidad para atacar.
(¿Quiere usar mi vida como medio para torturar a Nobunaga?)
KENNYO- Verá, señorita... Estoy dispuesto a intentar todo lo que pueda para herir a ese hombre, por crueles que parezcan mis tácticas. Seguiré intentándolo hasta acabar con su vida.
(¿Habla en serio este tipo?)
Su tono calmado le hacía aún más aterrador.
KENNYO- No es que busque la destrucción de todo el clan Oda. Todo lo que quiero es destruir a Nobunaga, sólo a él.
Más allá de los barrotes, los ojos de Kennyo eran como pozos sin fondo, más oscuros incluso que la más oscura de las noches.
MC- ¿Por qué odias tanto a Nobunaga?
KENNYO- ¿Por qué, me preguntas?
Kennyo arrugó el ceño un momento antes de...
(¡Eek!)
Alargó la mano a través de los barrotes para agarrarme de la muñeca y acercarme.
MC- ¡Suéltame!
KENNYO- Silencio.
(¿Hm?)
Guió las yemas de mis dedos sobre la cicatriz de su cara. La sensación de la piel tensa y endurecida me puso tensa.
KENNYO- Yo era el monje principal de Hongan-ji. Ese hombre destruyó mi templo y aplastó a mis hermanos como si fueran insectos. Esta cicatriz es un pequeño recuerdo de aquel día dejado por la espada de Nobunaga.
(¿Nobunaga le dio eso?)
Desliza el dedo sobre la cicatriz diagonal que le marca la cara.
KENNYO- Pero estoy agradecido de que Nobunaga me diera esta marca eterna.
MC- ¿Agradecido?
KENNYO- Porque esto me sirve de recordatorio constante de lo que les hizo a mis hermanos. Lo recuerdo cada vez que toco su cicatriz. Recuerdo mi odio ardiente hacia ese hombre.
(Eso es horrible)
Me soltó la muñeca y yo retiré la mano lo más rápido que pude.
(Las yemas de mis dedos se sienten heladas)
KENNYO- Ahora que mi alma ha sido manchada por el odio, nunca mas podre buscar la divina proteccion de Buda. Pero si eso me permite destruir a ese hombre, con gusto pasaria el resto de la eternidad como un demonio.
Su ominosa voz resonó en la húmeda celda mientras una inquietante sonrisa se dibujaba en su rostro. Era una sonrisa que encerraba odio y locura, además de una pena insoportable.