Yukina y las criaturas magicas

UN REGALO SORPRENDENTE

Al día siguiente Nicolas  llevo a Yukina lejos de todos los sollozos de la coordinación y ya una vez retirados la llevo a un lugar que solo ellos dos conocían, su padre se comportaba muy misterioso y a ella   eso le divertía y la hacía olvidarse de todo la tristeza que merodeaba su vida en esos momentos, ya sabía a donde iban pero aun así era divertido correr, brincar  y juguetear entre los pastizales era como desprenderse de un poco de todo lo malo que llevaba en su corazón, para los dos era una terapia, sentían por momentos que nada habia ocurría y podían ser felices por momentos, hasta reír y por otros de llorar, sin sentir vergüenza de lo que ambos sentían. Corrieron como si quisieran dejar lo que apenaba a su corazón lejos, atrás. Así su padre  olvido por un instante la tragedia que sufrió, sabía que la vida no siempre era feliz pero que había que recordar todo lo bueno y lo malo que había en ella después de todo era un regalo, la vida siempre es eso. 

Al fin después de jugar toda la mañana llegaron a su rincón secreto, ya una vez allí y solo desde ahí se lograba ver la hermosura que los rodeaba, el verde de los bosques se alcanzaba a ver como el viento movía los árboles como si estos bailaran a un son que los ellos conocían, se lograba distinguir donde  se unía por momentos el bosque con la playa, el azul del cielo se perdía en el azul del agua teniendo un hermoso romance, se divisaba el color de la arena que remolcaban las olas del mar era  bellísimo ese lugar, se respiraba la frescura del viento, olía a pino y roble, a la humedad junto con tierra mojada. El canto de las aves armonizaba como si fuera el canto de pequeños ángeles, en este lugar por momentos  parecía que podías tocar las nubes y guardarlas junto con los rayos del Sol, que solían chocar contra la cara de la niña y hacerla sentir la calidez que emanaba de este. Para Yukina no existía mejor lugar que este cada cosa era un todo, una vez  allí recordó a Bruno y de cómo volaría por el mundo para siempre y se lo dijo a su padre, Nicolas no lo había pensado así, pero al verlo de esta manera se sentía feliz por el destino de quien en algún momento llamo padre. Entonces recordó por que se alejaron a su escondite, Nicolas sacó de  entre uno de sus bolsillos el artefacto por el cual bruno y otros amigos habían perdió la vida, Yukina nunca lo hubiera  imaginado, que lo volvería a ver, solo vio de reojo poco antes de la llegada de las sombras, ni siquiera le había puesto interés más el de que era muy brilloso y hasta allí llego su curiosidad pues fue interrumpida por la violenta huida por la intromicion  de aquel horrible ejercito. 

Nicolas no sabía cómo empezar, ni que decir entonces miro a su inocente hija y recordó la última expresión de Bruno y comenzó a explicar el motivo del por estaban allí. Nadie sabía lo ocurrido el día anterior, pero había algo que él si sabia y era que querían aquel objeto y que el jamás lo hubiese sabido si no, hubiese sido por el ahora caído Bruno, él tal vez si sabía que era, pero no tuvo la oportunidad de explicárselo a nadie, solo una mente sin prejuicios, muy abierta, de un corazon  lleno de bondad y con una curiosidad enorme. Solo ellla podría descubrir que era esa cosa, podía suponerse que era muy importante para Aquiles y su terrible dictadura. Fue entonces que Nicolas penso no conocía a nadie con esas cualidades más que a su querida hija, tenía el presentimiento de que era lo mejor y que así era como lo desace el ausente Bruno, con cariño lo deposito en las manos jóvenes de Yukina, le regalo un beso en su frente y explico que antes de la intromisión, bruno grito que era una llave.... y pues si era así, tenía que haber en algún lugar  una puerta, que solo abriría si Yukina lograba encontrarla. Así pues el explico lo que él pensaba de aquel objeto, pues tenía que ser algo de gran valor para  Aquiles, el por eso de la intromisión de las sombras, a su vez explico lo que ya Yukina sospechaba, las sombras no eran humanos o al menos ya no lo eran,  nadie sabía cómo eran diferentes, no caminaban se deslizaban, sus ataques eran fuerte como diez hombres ,sus rostro si los llegabas a ver entre la oscuridad te llenaban de miedo pues sus ojos eran negros como la noche, no había nada más que oscuridad en aquella mirada, no tenían boca parecía que se las hubieran arrancado y su piel era pálida por la falta de la luz siempre vestidos con una túnica negra vaporosa con la cual nunca lograbas encontrar nunca sus pies, siempre las acompañaba la oscuridad lo único que lograba ahuyentarlos era la luz,  sombra la luz los borraba. 




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