Se acurruco en los brazos de aquella sirena, sintiéndose feliz por poder conocer un poco más su madre, el don que se le había otorgado a la niña la hacía sentirse como en aquel viaje que mantuvo junto a su padre tras la muerte de Bruno; era como quitarle un fuerte peso del pecho ya la hacía sentirse más ligera y a la vez le daba un impulso para continuar, ya que sin la ayuda de las sirenas y de aquel don no podría tolerar la sola idea de estar tan lejos de sus padres, mucho menos concebir su perdida.
Después de la charla que sostuvo con las sirenas miles de ideas rondaban la cabeza de la niña y entre ellas una resonaba aun mas que las otras, que la culpa no era de nadie, que todo era un gran mal entendido entre los involucrados, tal malo que había arrastrado a toda la gente y las creaturas a una terrible tortura, que involucraba a todos en esta terrible situación en la que se encontraban justo ahora. Comenzó a entender que realmente era más complicado que Vulnus, más que la sed insaciable de la coordinación por la verdad, aun más complicada que ambas partes separadas era un conjunto de problemas que se tenían que resolver si quería regresar al lado de su amado padre. Estando ahí acostada en los brazos de la hermosa sirena, sus ojos comenzaron a cerrarse, poco a poco sentía como las marea la hipnotizaban en sus vaivén, la arrullaban y la lanzaban poco a poco al mundo de los sueños y de las pesadillas.
Mientras se adentraba en el mundo de los sueños comenzó a divisarse en un baile, en un gran salón lleno de gente y de creaturas conviviendo felizmente, escuchaba música de instrumentos que nunca jamás había visto ni oído, escuchaba a las sirenas cantar con sus hermosas voces todas entonadas unísonamente, a los ángeles tocar lindas arpas y cuernos que reproducían hermosos sonidos, la gente bailaba con hermoso vestidos de colores hermosos Yukina jamás había visto vestidos de ese tipo de colores, en Vulnus y en la Coordinación las ropas siempre eran ropas de colores y casi siendo andrajos, pero en el sueño eran vestidos hermosos, el salón estaba bellamente decorado con paredes doradas y hermosa flores de todos los colores conocidos, gigantescos ventanales que mostraban los más bellos paisajes, en su sueño todo era felicidad no se veía ningún ápice de de tristeza o desconcierto, de entre toda esa multitud apareció un ser misterioso que sobre salía de entre tanta gente, observo a un hombre muy enigmático con ojos de carnero y cuernos parecía un satiro pero sus piernas no eran de cabra solo tenía unos pocos rasgos de cabra, se le veía una gran sonrisa pero aun asi tenia lagrimas blancas en sus ojos que rodaban por sus mejillas y caían en una copa que llevaba en sus manos; Yukina no entendía como si se le veía tan feliz estuviera llorando tanto como para llenar una copa, y parecía que a nadie de los invitados les importaba que el anfitrión llorara, aun y con su llanto era el alma de la fiesta. Mientras el sueño de Yukina se desarrollaba el hombre cabra se acerco a la niña y comenzaron a bailar por el enorme salón y este le susurraba en el oído: ¡ven a mí! Comenzaron a dar vueltas por toda la pista de baile, las personas y creaturas ahora veían directamente a la pareja, la velocidad de la música se hacía más rápida ya no era melodiosa, más bien parecía solo ruidos al azar, ellos seguían girando si rumbo y lo que comenzó siendo un susurro ahora era un grito desesperado que reclamaba la presencia de Yukina: ¡VEN A MI!, con cada giro una luz comenzaba a cegar a la niña una luz como la que había desprendido el bastón cuando llego con las sirenas, ese gran resplandor la despertó.
Cuando la confusión paso y la luz dejo de seso; una de las sirenas tomo valor y preguntar que había hecho para que le bastón brillara de esa manera, la niña muy confundida las miro y solo pudo decir soñar.
Larissa sabía lo que había soñado Yukina ya que gracias al pequeño don que le otorgo se encontraban de cierta manera conectada, así que les explico a las otras sirenas lo que había ocurrido en el sueño de nuestra protagonista; Nereida no soporto mas la molestia y dijo con un todo de desagrado, mientras cruzaba los brazos: él te está llamando; la interrogativa de la niña no se hizo esperar – ¿Quién es él?
Y Nereida continuo con ese mismo tono de repudio en contra de este misterioso personaje – Él es Aix la cabra del conocimiento, el conoce la historia desde que esta comenzó y la copa que mantiene en sus manos que contiene sus lagrimas, no son en realidad lagrimas, es una leche que emana de sus ojos y se le conoce como la leche del saber y se dice que quien beba de esta copa obtendrá cualquier conocimiento que desee… Pero Aix es una cabra tonta y egoísta que no le gusta dar a nadie de este elixir y él es el único que toma de esa fea copa, y ahora que al fin que estas aquí con nosotras él que vayas a buscarle a quien sabe a dónde; Larissa también manifestó su desagrado explicándole que ya hacía mucho tiempo que nadie sabía nada de él, su ubicación o siquiera su seguía vivo hasta ahora, Aix era un ser que vivía en los excesos que para ser la cabra del conocimiento desconocía totalmente la humildad la humildad o la decencia aso como los limites, además explico a la joven que cuando se realizo la separación de el mundo de las creaturas y los humanos Aix no advirtió a Ícaro y tampoco intento hacer nada para impedir las acciones de Nahúm. Después de que todo se calmo nadie no volvió a mencionar el nombre de él o de los elementales, solo se comenzaron a esparcir rumores del destino de la cabra desde que había muerto, que era un traidor que al saber lo que ocurriría prefirió esconderse, hasta que lo mantenían prisionero en Delphos por negarle la copa a Nahúm. Al parecer las sirenas conocían muy bien el carácter y forma de pensar de Aix y para ellas la verdad era que él era un miedoso traidor que se encontraba escondido en algún rincón del mundo, pero aun asi y con todas las malas reseñas que le dieron las sirenas Yukina solo pudo articular una pregunta ¿Por qué la llamaba?, para que llamarla, para que arriesgar su ubicación, y si fuese que estuviese preso entonces necesitaba ayuda y pasara lo pasara él necesitaba que ella acudiera, además podría implementar alguna travesura para lograr tomar una de sus lagrimas y lograr obtener respuestas del como regresar con su amado padre o mejor aun como traer a su padre a este mundo, además, el bastón necesitaba algo de él o él del bastón, después de todo él que podría necesitar de Yukina una niña a la cual aun no le terminaban de salir las muelas, entonces tenía que descubrir dónde estaba la cabra Aix. Yukina intento recordar los paisajes que logro observar por los grandes ventanales pero nada la podía ubicar a ella o las sirenas de donde se encontraba pero todo fue en vano ya que ninguna parecía ubicarse. Fue entonces cuando la niña tuvo la idea de volver a dormir después de todo el bastón se comunicaba con ella cuando ella dormía, así como llego en primer lugar con ellas tal vez en otro sueño podría revelarle alguna pista de por donde comenzar, fue entonces que una de las sirenas le trajo una raíz que y Larisa le dijo que tenía que comerla para poder conciliar mejor el sueño y a poder recordarlo mejor, al introducirlo en su boca la raíz que tenía un aspecto horrible sabia a miel cuando termino de comerla sintió un sueño todavía más abrasador que el primero, comenzó sentir sus ojos cada vez más pesados y sentía como su cuerpo dejaba el mundo de la realidad, para volverse a encontrar con esta creatura, cuando se quedo realmente dormida apareció de nuevo en aquel enorme salón donde se festejaba esa enorme fiesta pero ahora ya no había nadie el salón seguía bellamente decorado, seguía siendo enorme pero ya no había ruido ni algarabía, parecía que la fiesta se había terminado, era un lugar tranquilo y relajado donde podían entablar una conversación y de pronto ahí estaba el enfrente de ella tan cercas y tan real que casi lo podía tocar y robar esas valiosas lagrimas que tanto deseaba, miraba fijamente sus lagrimas y cuando intento tocar sus mejillas fue entonces cuando él comenzó a hablar, ya no en susurro y lo escuchaba fuerte y claro, este primero se presento como la cabra del conocimiento y que necesitaba revelarle algo muy importante sobre el bastón que ella escondía en la bolsa mágica de Fénix, y después le confesó su ubicación se encontraba en un lugar llamado Orión, que las sirenas sabrían ayudarla a llegar y además que el sabia que una de ellas podía ver los sueños de la niña así intento limpiar un poco su reputación frente a ellas comentándole a Yukina que él no era ningún traidor todo tenía un porqué y que ninguno de los rumores sobre su persona no eran reales; fue entonces cuando Aix se despidió de la niña, con la cabeza menos revuelta y fue entonces cuando despertó en brazos de Nereida, Larissa veía a Yukina con asombro y pronuncio con mas molestia que antes y solo esbozo un bufido y grito fuertemente- ¡ esa maldita cabra!- y se alejo muy molesta. Fue así como Yukina se dispuso a platicar lo que había sucedido en su sueño.