Yunopsis "The Legends of guardian"

Las Islas místicas

Yuno y los demás habían partido en un pequeño bote rumbo a Mahebrus, era la isla más grande de las 6 islas que conformaban las Islas Místicas.
- Hemos llegado a su destino — respondió Eolo que nos seguía a distancia mientras navegaba nuestro bote con su viento. Al paso de una hora llegamos a lo que parecía el puerto de desembarque de la isla.
- Gracias por todo Eolo — le exclamé al bajar del bote.
- No hay de que Yuno, tú siempre traes algo interesante cuando me visitas Jajaja espero volverte a ver — exclamó Eolo y acto seguido se desvaneció en el cielo.
- Siempre es así ese sujeto.
- No tengo idea, la primera vez que lo conocí me hizo saltar de lo mas alto de una montaña — le respondí a Amer con una sonrisa
- Emmm… de acuerdo, entonces estás tan loco como él — exclamó Amer mostrando una leve sonrisa.
- Vaya se me olvidaba lo hermosa que eras cuando sonríes — gritó Mery abrazando a Amer por la espalda, la cuál rápidamente se sonrojó.
- No… no me molestes.
- Bien ya estamos aquí, ahora que sigue — exclamó Lorem motivado chocando entre sí sus puños .
- << Emmm… tienes alguna idea, que no te dé pena, vamos por favor yo no sé qué hacer >> (Yuno) << Yuno no te escabullas con el lector, nosotros creemos en ti >> (Mery).
- De acuerdo, supongo que investigar el área, lo mejor sería dividirnos en 2 grupos, Lorem, Mery y yo iremos al centro y los demás a las orillas de la isla — les dije. Al estar todos de acuerdo con la idea que tenía inmediatamente junto a Mery y Lorem partimos al centro de esa isla, mientras los demás la rodeaban. Era una isla montañosa bastante grande, mientras nos acercábamos al centro me percataba que sus viviendas eran cabañas de madera rústicas del tiempo medieval, casi en todas en el techo se veían una chimenea de piedra donde salía humo, a cada cierta distancia se encontraba un pozo de piedra con un tejaban de madera y una cubeta sostenida por un tronco de madera con una soga, suponía que de ahí sacaban el agua para tomar. Era increíble pareciera que habíamos retrocedido en el tiempo, al ingresar al centro de lo que se consideraría el pueblo nos rodeamos de pueblerinos, la mayoría iba vestido con una camisa de manga corta estilo medieval y un pantalón sencillo, en la espalda llevaban una capa negra sostenida mediante un broche ubicado cerca del cuello, además de un gran sombrero negro puntiagudo, en cambio, otros sólo llevaban una túnica negra de cuerpo completo que les llegaba casi a los tobillos y ese peculiar sombrero negro. Llegamos a la plazuela del pueblo era increíble cómo aún se transportaban en carrosas jaladas por caballos.
- Hay demasiada gente, nunca imaginé que hubiera tantos seres como ellos — respondió Lorem asombrado al ver la cantidad de pueblerinos que habitaban en ese lugar.
- Probablemente su población sea semejante a la que había en NY antes de ser destruida — respondió Mery casi segura de sus palabras.
- Emmm… muchachos, no es algo tan importante pero…. Creo que nos perdimos — les grité con una sonrisa y algo de sarcasmo.
- ¿Qué? — gritaron Lorem y Mery estupefactos.
- Es que ya no sé por donde veníamos — respondí apenado agarrándome la cabeza con mi mano derecha, acto seguido caminamos entre la multitud sin rumbo fijo, la mayoría se nos quedaba mirando fijamente como bichos raros, de pronto, un sujeto nos habló, su voz era refinada pero al mismo tiempo con un tono de pueblo.
- Disculpen Elfos, están perdidos — inmediatamente nos dimos la media vuelta y frente a nosotros se encontraba un sujeto que asimilaba nuestra edad, vestido como los pueblerinos, una camisa de manga corta color roja, su capa negra y un pantalón rojo con un cinturón de piel color negro, pero lo que realmente me impresionó fue su sombrero aunque era como el de los demás magos éste era de color azul con estrellas blancas estampadas en él.
- No se preocupen si es su primera vez en Mahebrus es normal que se pierdan.
- Gracias eres muy amable pero como sabes que estamos perdidos.
- Jajaja se les nota a leguas, además los elfos como ustedes no suelen venir a Mahebrus muy seguido, así que constantemente se pierden por la ciudad — exclamó aquél carismático sujeto.
- Jajaja creo que por eso nos ven de esa manera, mi nombre es Yuno y ellos son mis compañeros Mery y Lorem – le respondí cordialmente.
- Qué extraños nombres, el mío es Nilrem encantado de conocerlos, sino es mucha molestia podría guiarlos por la ciudad ¿Que dicen? — respondió Nilrem con una sonrisa de oreja a oreja.
<< Espera ¿Nilrem? Enserio, a leguas se nota que al revés se pronuncia Merlín, sin duda el creador de libro se rompió la cabeza buscando nombres ¿Verdad? >> (Yuno) << Por dios Yuno, últimamente estás muy quejumbroso >> (Mery) << De acuerdo, ya no me quejaré >> (Yuno).
Acto seguido nos miramos los 3 a los ojos, quizás no era mala idea, al fin y al cabo con un guía podríamos ver “la ciudad” sin problemas, aunque para mí era un pueblo, caminamos aproximadamente 1 hora junto aquel mago, mientras que sigilosamente veíamos los alrededores por si veíamos a Gabriel por algún lado, la estructura de la ciudad era medieval al igual que todo lo demás. Atravesamos un puente de piedra para atravesar un hermoso lago, había árboles verdes, todo era paz y armonía incluso me daba un poco de envidia, realmente me gustaría vivir en un lugar así, de pronto, nos encontramos a Rul, Amer, Nan y Liz acompañados por Miguel.
- Yuno donde se metieron los estábamos buscando — exclamó el arcángel Miguel. Nilrem al ver a Miguel inmediatamente se hincó y le hizo una pequeña reverencia.
- Señor Miguel que lo trae por aquí — exclamó de una forma muy respetuosa hacía Miguel.
- Hola Nilrem como te encuentras, sabes si se encontrará el ministro Houdini en el Palacio de Merlín, quería encontrarme con él — respondió Miguel.
- Y por qué no solo se teletransporta al palacio.
- Nunca me a gustado interrumpir a Houdini de esa manera, además que es un gran amigo mío y no sería cortés de mi parte — respondió Miguel nuevamente con una sonrisa en su rostro pero inmediatamente Nilrem volteó a vernos y nos dijo.
- Disculpen mi atrevimiento pero no puedo evitar ver qué no se arrodillaron al ver al señor Miguel.
- Oh eso el es nuestro maestro — respondió Mery amablemente.
- Ma… maestro, oh lamentó mi atrevimiento al hablarles tan confiadamente, perdon por mi comportamiento no debía hablarles como si fueran plebeyos como yo — exclamó. Nilrem e inmediatamente se arrodilló ante nosotros haciéndonos una reverencia.
- No te inclines ante nosotros Nilrem, ahora eres amigo nuestro, eres igual a nosotros, así que desde ahora nos verás a la cara — le respondí con una sonrisa mientras le estiraba el brazo para que se levantará, acto seguido me miró a los ojos y mostró una gran sonrisa y se levantó apoyándose de mi brazo.
- Ahora que todos se conocieron vayamos al palacio Merlín — exclamó Miguel amablemente y acto seguido nos marchamos aquel Palacio que tanto nombraba Miguel. Al llegar al Palacio pasamos por un puente sostenido por unos pilares de piedra de más de 15 metros de alto, por mi curiosidad me acerque a la orilla cuidadosamente, aunque claro si me caía bastaba con volar, asombrado mire como debajo de nosotros había un bosque entero.
- Es gigantesco, pero si esto es una isla como es posible que exista un descenso de tierra tan grande — exclamé boquiabierto.
- Es por la magia que se encuentra reunido en éste lugar, modifica el ecosistema a su beneficio al igual que las dimensiones de la isla — respondió Miguel dejándome aún más confundido, levanté la mirada para ver aquel Palacio y vaya mi sorpresa era idéntico al castillo de Himeji en Japón. Al llegar a la entrada del castillo estaban unas rejas de acero de unos 5 metros de alto impidiendo el paso, de pronto, Miguel gritó unas palabras en un lenguaje muy similar a cuando invoca sus hechizos, acto seguido las rejas comenzaron a levantarse lentamente hasta que pudimos pasar. Ingresamos al palacio y nos llevaron directo con el ministro, al entrar a la habitación donde se encontraba, mire cautivado como aquella habitación estaba decorada como la época de los antiguos reyes romanos, ahí sentado en lo que parecía un escritorio se encontraba un anciano bastante alto, con una túnica negra que le llegaba hasta los talones, tenía una larga barba blanca, unas gafas de aumento y un sombrero largo en forma de un cilindro.
- Amigo Miguel, que te trae por mi humilde isla — exclamó aquél sujeto llamado Houdini levantándose rápidamente y estrechando la mano de Miguel amablemente.
- Houdini que gusto verte, Aunque la razón por la que vine es para preocuparse — respondió Miguel aunque con un tono serio.
- Te escucho, viniendo de ti seguramente debe ser de extrema importancia — respondió Houdini al ver el comportamiento serio de Miguel.
- Yuno, necesito que se retiren y nos dejen solos unos momentos — nos ordenó Miguel a lo cuál sólo asenté con la cabeza y salimos de la habitación.
- De que estarán hablando — preguntó Nilrem curioso.
- Emmm… es confidencial — le respondí con una sonrisa, de pronto, la puerta se abrió y de ahí salió Miguel acompañado de Houdini.
- Bueno señor Miguel, cuente conmigo, atraparemos a esa traidora, inmediatamente inmovilizaré a todos los escuadrones de búsqueda, y toda información que se recopile será pasada a usted, no tardaremos en encontrarla, eso se lo garantizo.
- Cuento contigo viejo amigo — exclamó el arcángel Miguel con una sonrisa.
- Bueno, me despido fue un gusto conocerlos, y Nilrem recuerda que hoy tienes entrenamiento así que no llegues tarde — exclamó Houdini.
- Si señor — respondió Nilrem inclinándose al frente con la mano pegada en su pecho, acto seguido Houdini cerró nuevamente la habitación mientras Nilrem se despedía de nosotros y se marchaba a su entrenamiento.
- Ahora lo más conveniente será ir a alguna Posada del lugar para descansar por hoy, mañana continuaremos con la investigación — ordenó Miguel a lo cuál todos acentuamos con la cabeza en confirmación y nos marchamos del palacio a descansar en alguna de las posadas de la ciudad.




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