Yunopsis "The Legends of guardian"

La última oportunidad

En el sexto nivel del mismísimo infierno, ahí donde se encontraban encerrados los demonios mas peligrosos de todos. Se encontraba ardiendo más de la cuenta, los pecadores como asesinos y violadores eran cruelmente torturados más de lo normal, sin duda se trataba de Abaddon el cual no podía contener su tremenda irá por haber sido derrotado por Yuno y sus amigos. Lleno de furia se dispuso a ir a su cámara de torturas por su látigo con el que castigaba a sus víctimas, cuando de pronto, una pequeña luz iluminó la habitación, al ver que era aquello que encandecía la habitación, inmediatamente se percató que era su esfera de cristal, extrañado se acercó lentamente a la esfera y de inmediato se reflejó en ella la imagen de Gabriel, cambiando el rostro extrañado de Abaddon a uno lleno de furia.
- A que carajo te presentas pedazo de basura, acaso vienes a mendigar mi ayuda — exclamó Abaddon con gran indiferencia hacía Gabriel la cuál con una voz temblorosa contestó.
- No fue mi culpa.
- ¿Qué no fue tu culpa? Tu miserable incompetencia ¡nos costó todo! — gritó Abaddon a punto de estallar de ira.
- Lo resolveré.
- De qué hablas estúpida, Miguel y ese estúpido Guardián junto con su manada de perros te persiguen como a un hueso, ahora por si fuera poco el maldito ministro de Mahebrus sabe de tu traición, me dices que lo resolverás, Jajaja estás acabada, da gracias que el creador aún no a interferido.
- Sólo espera y lo verás, te pondré esa corona de niño mimado que tanto anhelas, para que tú estúpida justicia prevalezca, ahora sí me permite, ¡Su majestad! Tengo que hacer algunas cosas — exclamó Gabriel con indiferencia hostigando a Abaddon.
- Insolente, con quien crees que hablas.
- Tú con quien crees que hablas, soy la Arcángel Gabriel uno de los 3 Arcángel que el mismísimo creador les encomienda proteger el reino de los cielos, te mostraré de que estoy echa — exclamó Gabriel ofendida por las palabras de Abaddon el cual mostró una gran sonrisa y le respondió.
- Esta es tu última oportunidad, si fallas estarás aquí a mi lado en el infierno Jajaja — Gabriel sólo torció sus labios con indiferencia y se alejó del lugar cortando así la comunicación con Abaddon.

<< Hola no me lo vas a creer pero paso algo muy curioso, el autor cuando estaba por subir el capitulo anterior no pudo jajaja ya que la plataforma no le permitía subir capitulo cortos así que tuvo que juntar el siguiente capítulo con éste, sin embargo, solo será para está versión en esta plataforma considerarlo una edición especial, bueno me voy >> (Yuno)

37
“El Arcángel olvidado”

Gabriel se encontraba merodeando sigilosamente cerca de los suburbios de Mahebrus vestida con una toga negra que le llegaba hasta los talones y una capucha negra que ocultaba su rostro.
- Maldita sea si no fuera por ese desgraciado de Miguel podría fácilmente convertirme en algún mago y pasar desapercibida, sin embargo, el desgraciado puede reconocer mi magia a simple vista, tendré que ser cautelosa — se susurraba así misma mientras merodeaba y se ocultaba entre los pueblerinos de Mahebrus.
- Qué patética soy y pensar que pertenezco a la alianza de los 5 Arcángeles, si me viera Rafael sin duda lo decepcionaría, lo recuerdo muy bien era un Arcángel muy amable.

Caminaba por los campos del Edén en el cielo, era un paraíso gigantesco, árboles, ríos, montañas, todo era hermoso, era increíble que tan magnífico paisaje se les había regalado a los humanos, y creer que éstos hayan traicionado al creador, mis ánimos estaban por los suelos pues recién había acabado la gran Guerra entre los Olímpicos y los Asgardianos, cuando Miguel me habló.
- Oye Gabriel te siento decaído.
- Como no estarlo después de esta atroz guerra — le exclamé con tristeza pero rápidamente recibí una palmada en la espalda, al girar mi cabeza vi como Rafael me sonreía. Rafael era uno de los Arcángeles principales del Creador, si bien no formaba parte de la alianza de los 5 Arcángeles era muy respetado por los demás, sobre todo por inmenso poder para sanar cualquier herida. Vestía una armadura medieval como nosotros pero era de color verde y siempre cargaba con él un báculo de madera, era el único de todos los Arcángeles que tenía el color de pelo castaño ya que todos los demás lo tenían rubio, claro en excepción de Abaddon que lo tenía de color blanco.
- Sé como te sientes, 3 Arcángeles desterrados y otros 4 cayeron en la gran Guerra — me exclamó con tristeza aunque sin dejar de sonreír pues esa alegría que emanaba hacía que ningún Arcángel sin importar el problema dejara de sonreír.
- Es lamentable, pero ahora que solo quedamos nosotros 3 no te gustaría formar parte de la alianza aunque ya no podríamos decir que la alianza de los 5 Arcángel — exclamó Miguel amablemente.
- Gracias Miguel pero debo denegar tu petición, yo no soy un guerrero como tú o Gabriel no por nada no fui escogido por el Creador, tanto yo como los demás Arcángeles tenemos sólo el 30% del poder del creador mientras ustedes sobrepasan el 40% — respondió Rafael y la verdad no mentía, en la creación se crearon 10 Arcángel los cuáles 5 fuimos escogidos por el creador como guardianes. Los cuales eran Miguel el sublíder de la alianza, Exiel el Arcángel del Amor, Abaddon el Arcángel de la Justicia y Lucifer el líder de todos nosotros hasta que se reveló contra el creador y fue vencido por Miguel con la espada Escalibur y pasaría hacer el nuevo líder y yo la sublíder, mi papel como Arcángel era ser la mensajera celestial así que el puesto de sublíder me caía bien, los otros 5 Arcángeles, si bien eran importantes, sus poderes eran más bajos que nosotros por lo tanto no solían ser guerreros aunque si sabían combatir, éstos eran Raguel el Arcángel de la armonía el siempre buscaba la paz y la felicidad de todos, portaba una armadura medieval igual a la de nosotros pero ésta era de color rosa. Uriel el Arcángel de la sabiduría, se decía que era el ser más cercano al creador y por lo tanto tenía acceso a su infinito conocimiento, sin embargo, era el Arcángel más débil en cuestión de fuerza, incluso era el único Arcángel que no poseía armadura, en cambio traía puesta una túnica de color marrón y unos pantalones de manta blancos, pero ya sabes lo que dicen, el conocimiento es poder. El tercero era conocido como Sariel el Arcángel de los difuntos, era el primero en recibir a aquél ser que llegaba al cielo, poseía la misma armadura como todos los demás pero el color de ésta era azul. Remiel el Arcángel de los resucitados, encargado de proteger los pocos espíritus que se les permite vivir en la dimensión Astral, portaba su armadura medieval, sin embargo, ésta estaba vieja y oxidada, y por último el Arcángel Rafael se encargaba de sanar y curar a los seres vivos.
- Bueno si cambias de opinión con gusto te recibiremos — exclamó Miguel y casi de inmediato recibió un mensaje del creador el cuál lo solicitaba inmediatamente, a lo cuál, Miguel acudió rápidamente teletransportándose sin antes despedirse de nosotros.
- Ahora que Miguel se convirtió en la mano derecha del creador se encuentra muy ocupado ¿Verdad?
- Sin duda, debe ser difícil lidiar con una carga como esa — le respondí con empatía hacia Miguel el cuál seguramente se debía sentir muy presionado.
- Sabes algo, antes de que Uriel muriera me dijo que tú deberías de ser la mano derecha de Miguel cuando el creador muera — me respondió Rafael con una gran sonrisa.
- ¿Enserio? Yo opino que deberías ser tu, eres mas sabio y si hablamos de magia tú serías el Arcángel más poderoso — le respondí intentando convencerlo de tomar el puesto de Miguel.
- Jajaja tienes poca seguridad en ti mi querida Gabriel, no sólo Uriel creía en ti, yo también creo que serías una gran líder cuando llegue el momento, el Creador no es eterno por lo menos no en su estado físico, así que alguien debe tomar su puesto cuando el se vuelva energía y ese será Miguel, y por consecuencia de eso alguien debe tomar su puesto como su mano derecha.
- Lo pensaré — exclamé un poco insegura.
- Así se habla — exclamó Rafael dándome una palmada en la espalda con gran alegría, de pronto, el suelo comenzó a sacudirse violentamente.
- ¿Un terremoto? Aquí en el cielo, simplemente es inverosímil — exclamó Rafael confundido por lo que pasaba, acto seguido apareció Miguel frente a nosotros
- No hay tiempo para explicaciones, deben venir inmediatamente conmigo a la galaxia Andrómeda — gritó Miguel con inquietud, realmente algo estaba sucediendo para poner en ese estado a Miguel, inmediatamente nos teletransportamos a la galaxia Andrómeda, al llegar la galaxia se encontraba deteriorada, se parecía más a un vacío oscuro que una galaxia, las estrellas cada vez brillan menos y el Sol que le daba vida al sistema solar de ese punto de la galaxia estaba a punto de morir, podría decirse que se había convertido en una enana blanca, de pronto, un planeta pequeño que se encontraba cerca de nosotros estalló en mil pedazos.
- ¡Qué fue eso! — gritó Rafael anonadado al ver como aquel planeta se había destruido, de pronto, giró su cabeza hacía la izquierda y con gran pavor tartamudeo.
- No… puede ser… ese ser es…
- ¡Bahamut! — gritó Miguel terminando la oración de Rafael, ante nuestros ojos se encontraba Bahamut el Dios Dragón, un ser inmortal de un tamaño colosal, era del tamaño de un planeta, de color negro como la noche. Se encontraba parado a 2 patas, era intimidante, era como la fusión entre un reptil robusto con cabeza de dragón y cuernos, poseía unas grandes garras tanto en sus grandes brazos como sus piernas, tenia unas alas gigantescas y su cuerpo estaba cubierto de escamas que parecían espinas, se dice que cuando el Creador creó el universo el fue el primer ser en aparecer después del Big Bang.
- Debemos hacer algo antes de que destruya la galaxia por completo — gritó Miguel y acto seguido le lanzamos una gran ráfaga de energía directo a Bahamut pero antes de impactarlo ésta explotó en lo que parecía un campo de fuerza.
- Maldita sea, tiene un campo de energía que lo rodea.
- Entonces sólo necesitamos más poder — exclamó una voz afeminada pero muy conocida, al darnos la vuelta frente a nosotros se encontraban Exiel y Abaddon.
- Qué hacen ustedes aquí el creador los había desterrado al infierno — exclamé boquiabierta al verlos.
- Fue el mismo el que nos convocó, pero no nos malinterpreten nuestra lealtad está con Lucifer — gritó Abaddon mirando fijamente a Miguel.
- De acuerdo, entonces acabemos con este ser de una vez por todas, por lo visto esta absorbiendo todo la energía de este sistema solar como si fuera un agujero negro, así que si no lo derrotamos terminará destruyendo todo el universo — exclamó Miguel y sin más nos colocamos en línea y extendiendo nuestros brazos comenzamos aumentar nuestro Ki para lanzar un gran ataque, acto seguido lanzamos cada uno de nosotros 5 una gran ráfaga de energía capaz de destruir toda la galaxia Andrómeda, al impactar la energía emanó una gran luz cegadora que iluminó todo el sistema solar donde nos encontrábamos, cuando la luz se desvaneció nos quedamos boquiabiertos, Bahamut no había recibido ningún daño.
- ¡Imposible! — exclamó Rafael incrédulo, de pronto, se escucharon detrás de nosotros unas trompetas. Al voltear observamos alegremente como ángeles y demonios se habían reunido para ayudarnos a luchar contra aquel abominable ser.
- Deben ser 1 millón de ángeles y demonios — exclamé con alegría pero inmediatamente Miguel gritó desesperadamente.
- ¡Retrocedan! — al darme la vuelta a donde se encontraba Bahamut quede aterrorizado pues de su enorme hocico estaba emanado una gigantesca energía, acto seguido Bahamut lanzó una ráfaga de energía desde su hocico arrasando con ¾ partes de ángeles y demonios que habían venido a ayudarnos y destruyendo varios planetas que se encontraba cerca de la ráfaga que lanzó Bahamut.
- Maldición, ese ser es un monstruo — exclamó Miguel furioso al ver como Bahamut había aniquilado a casi todos los guerreros que habían llegado a dar refuerzos, acto seguido Miguel respiró profundamente y con una gran determinación nos dijo.
- No nos queda de otra que usar “La lanza del destino”.
- Concuerdo contigo — exclamó Rafael y seguido de eso nos colocamos en círculo tomados de la mano.
- Esperen, y la arma divina de Lucifer — respondí de inmediato.
- Descuida la portamos nosotros, creo que sabía que tendríamos que usarla — exclamó Exiel.
- Es la hora — exclamó Miguel con una voz sería y acto seguido cerramos nuestros ojos y comenzamos a recitar el conjuro.
- ¡Oh Creador de las 7 dimensiones y de el infinito universo! Tú que eres el Alfa y el Omega, bendice estas armas divinas de tus 10 Arcángeles. Nosotros que somos los protectores del universo concedemos nuestras armas divinas. Escalibur, la espada del Arcángel Miguel, aquella cuyo filo es capaz de cortar cualquier objeto. El tridente de la Luz, el Tridente dorado de Lucifer aquel que siempre emana luz y esperanza. El báculo de la vida. El báculo de madera de Rafael capaz de sanar a los enfermos y curar cualquier herida. La trompeta mensajera, la trompeta de Gabriel aquella que da los mensajes del creador. La espada encadenada, la espada de Exiel que encadena el amor de los seres humanos. La espada de la justicia, la espada de Abaddon aquella que juzga y aplica la justicia. El arpa celestial, el arpa de Raguel la cuál con su música crea armonía en el mundo. El cáliz de fuego, el cáliz de la vida eterna de Sariel capaz de proteger a los difuntos cuando son transportados por Caronte rumbo al cielo. El arco protector, el arco de Remiel con el que protege a los espíritus en el Edén y los que viven en la dimensión Astral y por último. El Libro de la sabiduría de Uriel aquel que contiene los secretos del universo. Por favor te lo imploramos, convierte estás armas divinas en la más poderosa de todas — de pronto las 10 armas celestiales se levantaron encima de nosotros mezclándose entre si convirtiéndose en una gran lanza dorada de 2 metros de largo con una punta que a simple vista se veía realmente filosa, rápidamente Miguel la empuñó y con fuerza la arrojó contra Bahamut destrozando su campo de energía y golpeado su brazo izquierdo, acto seguido soltó un gran gritó desgarrador que se escuchó en toda la galaxia, “La lanza del destino” le había arrancado el brazo izquierdo
- Maldición, era nuestro único disparo — exclamó Miguel frustrado al ver como había fallado aquel ataque, de pronto, Bahamut soltó un gran rugido tan potente que nos lanzó volando hacía atrás por la inmensa energía que emanaba con solo rugir.
- Nuestros poderes son insignificantes contra ese ser — exclamé aterrada, gire la cabeza a donde se encuentra Miguel dejándome anonadada, nunca había visto a Miguel en tal estado, debía de sentirse impotente.
- Y ahora ¿Qué vamos hacer? — preguntó Exiel con incertidumbre.
- No lo sé, está vez no lo sé — exclamó Miguel cabizbajo, de pronto, se vio una gran luz blanca acercándose a Bahamut, se parecía a un gran cometa.
- No puede ser es el creador — gritó Rafael sobresaltado.
- Mira aquélla otra luz — gritó Abaddon y al voltear del otro lado se iba acercando una luz roja como si fuera un cometa de fuego.
- El señor Lucifer, pero acaso piensan enfrentarse a Bahamut — exclamó Exiel boquiabierto, de pronto, cerca de Bahamut hubo una gran explosión emanando una luz blanca cegadora que cubrió toda la galaxia Andrómeda, incluso se dice que se llegó a ver hasta la vía Láctea, cuando la luz se disperso y pudimos enfocar la vista, Bahamut no se encontraba en cambio se hallaba un inmenso agujero negro.
- No puedo sentir la presencia del creador ni de Lucifer — exclamó Miguel estupefacto.
- Imposible, el creador y Lucifer se han sacrificado — respondí sobresaltada, no podía creer lo que había sucedido.
- Demonios, el agujero negro no deja de crecer a este paso lo consumirá todo — gritó Abaddon, acto seguido vimos como 2 esferas de color verde brillante se mantenían cerca del agujero negro.
- ¿Que es esa esfera? — pregunté confundida.
- No puede ser, es la esencia del creador, la esencia es energía, Así que debe funcionar como un tipo de poder, en otras palabras si la tomamos adquiriremos los poderes del creador — respondió Rafael sorprendido.
- Pero no somos dignos de él y posiblemente seríamos castigados si se enteran de esto — exclamó Miguel seriamente.
- Pero si no hacemos algo el universo será absorbido por ese agujero — le respondí con inquietud, al ver esto Rafael mostró una gran sonrisa y me susurró.
- Cuida de Miguel — acto seguido miró a Miguel y ambos asentaron con la cabeza y salió disparado hacia aquel agujero. Al llegar rápidamente tomó la esfera y sus ojos se pusieron completamente en blanco emanando una gran luz en ellos, extendió sus brazos hasta la altura de sus hombros y acto seguido su cuerpo comenzó a brillar con gran intensidad, me comencé a marear y caí desmayada era la primera vez que me sucedía tal cosa, cuando desperté me encontraba en el Olimpo en la dimensión del cielo acostada en una cama, para recibir la cruel noticia de que Rafael había sacrificado su vida para cerrar aquel agujero negro. También fui informado de que se habia tratado de un fallo, el cual creo miles de multiversos. Después de eso nos llevaron frente al creador, ahora como espíritu, el Creador siempre dice que poseemos 2 vidas la física y la espiritual, al morir nos volvemos energía y nos hacemos espíritus y tenemos otra vida ya sea en la cielo o en el infierno, pero si llegamos a morir espiritualmente formaríamos parte de la nada, el creador nos preguntó quién había detenido aquel falló, a lo cual Miguel le respondió que había sido un ángel desconocido para él, el creador lo miro y mostró una pequeña sonrisa, supongo que sabía la verdad sólo quería saber si protegeríamos a nuestro compañero, aunque claro eso nunca no lo dijo, sólo afirmó que entonces no tendría caso seguir con ese tema. Al poco rato le pregunté a Miguel por qué lo había echo a lo cual me respondió.
- Cuando asentó la cabeza Rafael, me mostró una gran sonrisa, no puedo explicarlo pero sabía que yo protegería su identidad — acto seguido le mostré una gran sonrisa y le respondí.
- Y que le pasó a las esencias del creador y Lucifer.
- Quién sabe tal vez cayeron en algún planeta, alguien las encontrará y supongo que se convertirá en el nuevo guardián del universo — exclamó con una sonrisa pero dentro de mi sabía que eso no era correcto pues yo era quien debía tener ese poder, Rafael y Uriel lo habían dicho, yo debía ser la mano derecha de Miguel, yo debía de ser ese guardián.




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