Ya casi llegábamos a nuestro país natal después de haber escuchado la inverosímil historia del monje Takasuna, cuando, de la nada, Mery me dijo:
-Amor, ¿crees que podamos visitarlos o que ellos nos visiten?
-Emmm... ¿A quiénes? -pregunté un poco desconcertado.
-Los Silver Warriors, nuestros amigos. Ya van varios meses sin vernos.
-¡Claro! -exclamé entusiasmado. Los Silver Warriors eran mis mejores amigos en el mundo. Desde que los conocí supe que serían mi familia.
Caminaba por el parque como de costumbre, pues iba a la final del concurso regional de ajedrez, que se celebraba cada año en mi pueblo. Estaba emocionado porque Mery había logrado llegar a la final y debía motivarla. Después de todo, era mi novia y futura esposa... claro, cuando cumpliera la mayoría de edad.
Hace un año, cuando derroté junto a mi amigo Lorem al padrastro de Mery, logramos que lo metieran tras las rejas. Con ayuda de los abogados de mi familia y con la aprobación de mis padres, conseguimos su tutoría para que Mery pudiera vivir con nosotros. Desde entonces me enamoré de ella y, después de varias semanas, nos hicimos novios.
(Pero no te acostumbres, esta historia es de acción. Por si creías que habría besitos y apapachos cariñositos...) (Yuno).
A pesar de que sabía jugar al ajedrez, siempre me había parecido un poco aburrido. Si me preguntan, prefiero mil veces los combates.
De pronto, mientras caminaba, escuché una fuerte discusión cerca del parque. Como siempre, mi grande curiosidad me llevó a acercarme sigilosamente.
A lo lejos Vi a dos chicos de mi edad discutiendo. Uno era bajito, de piel morena, pelo negro y con un corte low fade; la parte inferior de su cabeza estaba rapada y la parte superior tenía el cabello largo y frondoso, como los cantantes de pop juvenil. El otro era todo lo contrario: alto, gordo y casi calvo. Apenas tenía cabello visible, y su piel era muy blanca.
Desde lejos escuché que el grandulón le exigía algo al chaparro.
-¿Qué es esto? -exclamó el gordo molesto, mostrando unos billetes.
-Es todo lo que tengo, Edi, en serio. No tengo más -respondió el chico con voz temblorosa.
Sin previo aviso, el grandulón lo empujó con fuerza, haciéndolo caer al suelo. Fue en ese momento cuando decidí intervenir.
-¡Ya basta! Déjalo en paz, panzón.
-No te metas, debilucho -me respondió Edi con desprecio.
-¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño? -le grité, con una sonrisa desafiante.
Rápidamente se lanzó contra mí, pero lo recibí con un puñetazo en la cara que lo mandó al suelo. Se levantó de inmediato con la nariz ensangrentada, a punto de llorar.
-¡Me rompiste la nariz! Esto no se quedará así -Exclamó entre lágrimas antes de salir corriendo del lugar.
Me di la vuelta y ayudé a levantarse al chico moreno.
-Oye, no deberías dejar que te molesten. Cuanto más grandes, más tontos -le dije.
-Muchas gracias por la ayuda. Lo sé, pero no es su culpa. Tiene muchos problemas familiares y por eso se comporta así. Es miedo, simplemente.
-Aun así, eso no justifica lo que hizo el panzón. Bueno, mi duende, ¿cómo te llamas?
-¡No soy ningún duende! -se enfadó de inmediato.
-Está bien, está bien, no te enojes. Solo bromeo -reí.
-Mi nombre es Raúl, pero puedes decirme Rul.
-Mucho gusto, mi Rul. Oye, si no tienes planes, te invito a la feria del torneo de ajedrez. Mi novia juega la final. Además, hay comida y otras competencias.
Sin más, Rul aceptó sin dudarlo y nos dirigimos al evento.
La feria estaba abarrotada de gente. Nos acercamos al escenario donde comenzaría el torneo de ajedrez. Al poco tiempo, el presentador apareció. Curiosamente, era el mismo que había narrado mi torneo de artes marciales juvenil.
(Debe tener muchos empleos como narrador... O simplemente no hay presupuesto para más personajes.) (Yuno).
-¡Bienvenidos a la gran final de ajedrez juvenil! Hoy, dos talentosas jugadoras se enfrentarán para demostrar quién es la mejor. En esta esquina, con 16 años y de esta localidad... ¡Mery!
El público aplaudió.
-¡Sí! ¡Eres la mejor, Mery! ¡Denle el trofeo de una vez! -grité con emoción.
Todos se quedaron en silencio, mirándome como si fuera un bicho raro.
-Y en la otra esquina, proveniente de la localidad vecina, con 17 años... ¡Amer!
El público aplaudió a la rival de Mery: una chica de piel morena oscura, alta (alrededor de 1.72 m), de complexión normal y con un cabello rizado y alborotado, como un poodle.
A lo cual no pude evitar abuchearla.
-¡Buuu! ¡Ella no sabe jugar! ¡Bájenla de ahí!
De nuevo, la gente me miró raro, incluida Mery, que me dedicó una expresión asesina de "No me ayudes".
El partido fue reñido y duró unos 15 minutos... 15 largos y aburridos minutos. Pero al final, Mery ganó.
El público estalló en aplausos. Mery se acercó a su contrincante con una sonrisa y le tendió la mano.
-Fue un excelente juego. Ambas dimos lo mejor de nosotras.
Amer la miró con desprecio, se dio media vuelta y bajó del escenario.
-¡Buuu! ¡No sabe perder! -grité burlándome.
-¡Yuno! No seas grosero -me regañó Mery mientras bajaba del escenario.
-Pero ella empezó...
-Jajaja, eres un tonto, amor. Vamos a comer algo para festejar.
Mientras nos dirigíamos a buscar algo de comer, dos chicas gritaron con entusiasmo y corrieron a abrazar a Mery.
-¡Amiga! ¡Felicidades! Estás hermosa, ni te reconocemos.
Mery las reconoció de inmediato y rápidamente se dieron un abrazo.
-¡Nan! ¡Liz! ¡Qué sorpresa verlas aquí! ¡También se han puesto muy hermosas!
Las dos chicas sonrieron.
-¿Quién es él? -preguntó Nan, mirándome con curiosidad.
-Él es mi novio, Yuno -respondió Mery, sonrojándose.
-¿En serio? -dijeron ambas al mismo tiempo.
-Yuno ven te presento a mis amigas, ella la morenita, es Liz y la güera es Nan-cortésmente Mery me presento a sus amigas, Liz además de ser morena, no era muy alta, apenas lograba ser un poco más alta que Mery, delgada, de pelo negro muy largo y lacio, mientras Nan era de piel muy caucásica, pelirroja de tamaño muy corto, casi del tamaño de los cortes de pelo varoniles con un fleco que le cubría la frente, tal vez estaba frentona y no quería que se supiera, era de estatura mediana, además de que en el rostro tenía muchas pecas, pero era de esperarse, ya que era pelirroja y casi siempre tienen pecas ese tipo de personas. << Y no, no soy racistas, así que no me vengas conque soy prejuicioso. Además lo que pienses de mi me vale V****>> (Yuno) << ¡Yuno! No puedes insultar al lector >> (Mery) << Lo siento, te pido disculpas, no se que me paso>> (Yuno).