Estaba rodeado por eso misteriosos soldados que portaban unas armas extrañas, a simple vista se veían como unas M4A1 normales, pero en la parte del cartucho de balas pegado al él se encontraba un pequeño recipiente con un líquido muy brillante de color azul, además de vestir un uniforme totalmente negro y traer un casco del mismo color como el de los motociclistas que impedían ver sus rostros.
-Quien demonios son ustedes — respondí sobresaltado mientras me apuntaban con sus miras infrarrojas.
-Necesitamos que venga con nosotros, es una emergencia, le explicaremos todo en unos momentos — respondió el soldado de en medio que por su compostura era el líder de ese equipo, no le tome mucha importancia así que acepté ir con ellos de todas formas no creo que fueran más fuertes que yo así que si las cosas se ponían feas con ellos solo tenía que darle unos cuantos golpes y listo.
Una vez que acepté ir con ellos dejaron de apuntarme con sus armas y se dirigieron a un vehículo militar totalmente blindado de color negro oscuro, quede asombrado, no sabía que existían dichos soldados, pues por más que intenta descifrar de que organización eran no podía identificarlos.
Lo que hacía que mi curiosidad por saber más de ellos creciera, subí al vehículo y una vez ahí 4 de ellos se quitaron el casco. Uno de ellos ya era un anciano de unos 55 años de edad, calvo y tenía una cicatriz muy cerca del ojo, otro de ellos tenía rasgos asiáticos, usaba lentes de aumento, de piel caucásica y llevaba un estilo de pelo muy común de Asia, lacio y negro, le llegaba hasta al cuello, pero aun así le tapaba las orejas y con un fleco que le cubría la frente, se veía de unos 27 años, en cambio el sujeto que suponía yo era el líder se veía de unos pocos más de 30 años, bastante robusto y con un corte de pelo militar, por último se encontraba una chica bastante atractiva, de ojos azules, pelo rubio, bastante corto, de hecho, se veía muy parecido al del sujeto de lentes, delgada, de piel caucásica y se veía de unos 24 años.
-Vayamos al grano Yuno ya perdimos mucho tiempo, ya que su nombre no aparece en los archivos, tardamos bastante en dar con su verdadero nombre — respondió casi de inmediato que subí al automóvil.
-Ja, ja, ja vaya me han atrapado completamente, ahora tengo una gran curiosidad, pero debo mencionar que son los primeros en averiguar que no uso mi nombre verdadero, bueno vayamos al grano como dicen ustedes.
-Somos la organización OSADA (organización secreta anti demonios y Ángeles), pertenecemos a la ONU y necesitamos tu colaboración — respondió el más viejo de ellos.
-Así es, estamos en una situación muy delicada y posiblemente la tierra este en peligro — respondió la única mujer del grupo.
-Esperen, alto denme un respiro, ¿son que cosa? — respondí completamente confundido.
-Somos el equipo Trinity — respondió el sujeto que no se había quitado el casco, por su voz sin duda era muy joven, quizás unos 22 años, casi mi edad.
-Emmm… ahora si no entiendo nada — volví a responder ahora más confundido.
-No le hagas caso a ese sujeto, es un novato — respondió el soldado de lentes.
-Mira somos una organización secreta que se encarga de equilibrar la balanza entre Ángeles y demonios, en otros términos si un demonio trata de interferir con el mundo mortal, acabamos con él — respondió la chica amablemente.
-Vaya, hasta que alguien habla mi idioma, pero que tiene que ver conmigo — respondí ya con un poco de idea sobre quien rayos eran ellos.
-Eso te lo explicaremos cuando lleguemos — respondió el anciano.
-Pero ustedes son un equipo no, yo también tengo uno díganme como se conocieron — les pregunte curioso.
-Es una larga historia además no tenemos tiempo para esto — respondió el sujeto robusto.
-Vamos, quieren que les ayude no, por lo menos déjenme saber quienes son.
-Está bien, yo te contaré — respondió la mujer rubia.
Hace 3 años regresaba de una misión importante, habíamos capturado uno de los terroristas más buscados de USA mi país natal al que le servía como una gran soldado de élite, una de las mejores según mi general, por tantos años en el ejército nunca me casé y aunque mi madre cuando vivía me fastidiara con que me quedaría sola, no me importaba para nada, pero desde que falleció, cuido a mi hermana menor Ashley, una niña superhermosa de 11 años que vive con mis abuelos y que es la razón de que cada día me esfuerce más y más. Vivía en un pequeño departamento en Chicago, ya que como mi escuadrón se movía mucho de lugar no podía darme el lujo de comprar una casa.
Me encontraba sentada en el sofá relajándome cuando, de pronto, tocaron la puerta, me quede sorprendida pues no suelen visitarme mucho así que me levanté rápido del sofá, casi de inmediato que me levanté volvieron a tocar la puerta.
-Espere un momento — grité a quien fuera o fueran los que tocaran en mi puerta, lentamente abrí la puerta y frente a mí estaban 2 sujetos altos vestidos de negro con gafas oscuras.
-Señorita Miranda Cooper — respondió uno de ellos.
-Si soy yo, que se les ofrece — respondí un tanto inquieta.
-Somos agentes de la ONU, necesitamos que venga con nosotros — exclamaron ambos mientras uno de ellos me mostraba su identificación y efectivamente eran agentes especiales de la ONU.
-De acuerdo, esperen un momento y voy con ustedes — les respondí e inmediatamente entre a mi cuarto y me coloque mi traje de soldado y partí junto a ellos a una instalación secreta de la ONU que tenían en Washington D.C.
Llegue escoltada por esos 2 hombres de negro, ingresé a una habitación donde se encontraba una gran mesa rectangular con 7 sillas donde 4 de ellas estaban ocupadas, curiosamente una estaba en medio definiendo claramente que quien estuviera sentado ahí sería el general de la misión, efectivamente el sujeto sentado ahí portaba un smoking color negro con su camisa blanca, corbata y zapatos negros y unos guantes blancos para ser franca parecía un mayordomo, ya de edad de unos 50 a 60 años, moreno y de pelo canoso.