Z

La ley del fuerte y el jurado

—¡No! ¡ALTAMIRANO! — Grité forcejeando mis ataduras.

Como si todo hubiese pasado en instantes... Desperté con el reflejo del sol.

—Basura, toma agua. — Dijo el hermano de Idit.

—No tengo sed. — Dije relamiendo mis secos labios.

—Si. Y el tipo que murió era bueno, Jajaja. — Reía mientras yo, contenía mis ganas de darle un golpe, posiblemente por las cuerdas de paja con las que me ataban.

—Puede que no haya sido la mejor persona del mundo... — Dijo Marta levantándose — Pero era mejor líder que lo que podría ser cualquiera de su grupito de futuros zom... — Ella fue interrumpida por el golpe de un viejo que había venido con ellos junto con una chica, un pibe que parecía perturbado y un hombre que no habló mucho.

No levante la mano, no hable, no hice nada... Simplemente había mucho que procesar, la muerte de Altamirano, ¿Éramos rehenes? ¡Carajo! No lo habré conocido mucho, pero lo poco que pase con él, por más que nos puteara, por más que nos ordenara y lo odiábamos, se ganó lugar en todos nosotros de cierta manera.

—Vamos. Tiempo de reunión, muévanse. — Dijo el hombre que hasta ahora, nunca había hablado.

Bajamos y estaban todos, tanto compañeros como los del otro grupo, y la traidora...

—Sentate Sant. — Dijo Idit calmada.

—Que quieren ahora? A quién van a matar? — Dijo John cansado.

—No vamos a hacer nada, por ahora. — Dijo con detenimiento — Solo quiero presentar a mi grupo, no tenemos bloque y nos gustaría alojarnos en el de ustedes y formar una unión fuerte y sólida basada en la confianza y respeto en el prójimo. Ya todos saben que ese grandote de pelo marrón, Frank es mi hermano. El señor que está a su lado es mi tío, Carlos. La chica morocha es Lydia, mi cuñada.

—Cruz, Cruz, Mariano, Cruz, Cruz. Cruz. — Empezó a decir el chico vestido de blanco que parecía haber pasado por algo traumante... Alguna experiencia que lo hizo cambiar drásticamente.

—Él que está dele decir Cruz, es Mariano. Vah, pensamos que se llama así. No para de repetir ''Cruz'' y algunas veces dice lo que pensamos es su nombre. Y por último... Gabe, no habla mucho. Es mi primo. — Dijo Idit retomando el curso de la charla.

—Muy bien. Los conocemos, ¿Ahora que mierda quieren? — Dijo Marta mirándolos con odio.

—Nada, simplemente vamos a juzgar sus actos y darle condena a quien lo merezca. — Dijo Gabe.

—Ah re copado. — Acotó Zoe de manera sarcástica.

—Esto es un juicio sin ley, ¿Acaso se creen superiores? — Dije mirando a Gabe.

—No mi querido Sant. Si hay una ley, la ley del fuerte. Nosotros logramos llegar a la base del bloque Z. — Dijo Idit.

—Bueno... ¡Comencemos la sesión! — Dijo Carlos golpeando el suelo con su bastón.

—Zoe... No tienes ningún pecado, por ahora solo te vamos a imponer el castigo cuatro. John, queres salvar personas en este mundo de dolor, en este nuevo mundo donde el fuerte es aquél que lucha por sí mismo. Sos un alma bondadosa en este mundo, pero por fallar a la Ley del Fuerte, vas a ser sentenciado al castigo cinco — Dijo Idit señalando con el dedo diferentes sectores de la planta baja.

—¿Y los demás hermana?

—Sant, te voy a sentenciar al castigo siete y a Marta por sus diversas faltas, al quince — Dijo Idit.

Así, cada uno fue llevado a un sector diferente. Aún hoy, nunca pregunté a dónde fue cada uno. Pero mi castigo era estar en una habitación totalmente solo, por alguna razón escuchaba a Altamirano y eso, se me hacía raro pues recordaba que lo habían llevado por ahí.

Las horas pasaron. Y por la luz solar, yo diría que recién a las cuatro de la tarde me dejaron salir y me llevaron a la corte de los injustos de nuevo.

—Muy bien... ¿Qué les pareció su primer día en el nuevo bloque Z? — Dijo Idit.

—Perra... — Dijo Marta entre dientes. A decir verdad, todavía recuerdo la cara golpeada con moretones de Marta, el cansancio extremo de John, la ropa de Zoe y sus ojos llenos de rencor hacia los nuevos.

—Muy bien... Muy mal lenguaje Marta, muy ma... — Idit fue interrumpida por un grito en el piso donde yo estaba encerrado. A Lydia, la prometida de Frank, se le había designado inspeccionar al cadáver del ya muerto Altamirano.

—¡Carajo, Idit! ¡Es LYDIA! — Gritó Frank subiendo las escaleras.

—Emmmm. Carlos, vigilalos. — Dijo Idit siguiendo a su hermano.

—¿Where is Mariano... And Gabe? — Preguntó John.

—Encontró unas notas en la oficina donde estaba Altamirano o como se llame, de un tal Dark en la zona del centro.

—Che, ¿Y Jeremías? — Preguntó Zoe a Marta por lo bajo, aunque lo logre escuchar.

—Buena pregunta Zo. — Acoté.

—Creo que se había ido temprano a buscar unos amigos, que se yo. — Dijo Marta mirando a la puerta.

—Espero que no lo capturen como a nosotros. — Dije intentando forzar las cuerdas que me ataban.




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