Z

Sustracción

—Señores, siganme. — Ordenó Mariano.

—¿Y este que se cree? — Preguntó Frank.

—Ya callate, Frank. — Calló Luis.

—Vamos a ponernos duros...

—Ya lo dijiste, Adam.

Así, los cuatro llegaron primeros que nadie al punto de encuentro.

Desde cierto punto de vista: Daniel; Ciudad III

—¡Mierda! De pedo pude escapar y encima un soldado murió bajo mi mando... Esto se está torciendo. — Dijo mirando hacia atrás — Espero que Jeremías haya escapado. Si no me apresuro a llegar al punto de encuentro el sucio especial me va a matar... — Dijo para comenzar a correr.

Sant retomó la escritura luego de reflexionar sobre sus acciones en un pasado no muy lejano.

—¿Es que todo tiene que ir tan mal? — Pregunté sarcásticamente.

—¿Miedo, Sant? Son unos zombies solo. — Dijo Zoe.

—Hacen un buen dúo. — Rió Mateo — ¡¿Y esos disparos?! — Exclamó.

—Cerca del punto de encuentro, deben estar en problemas... Vamos a tomar este camino, debe de estar libre. — Propuse... No, mejor dicho... Ordené.

Ojalá hubiese sido así... Dos hordas de diez zombies aproximadamente salieron de ambos lados de la calle, de las vidrieras de las tiendas. Era como si hubiese sido una emboscada planeada, pero... ¿Por quién?

—¡Tengan cuidado y sigan corriendo! — Exclamé.

—Un par de caminantes y zombies normales no son nada, ¡Acabémoslos! — Exclamó Mateo.

—No... Sant tiene razón, nos van a recontra coger si intentamos pelear contra ellos, tienen ventaja.

—Vamos al punto de encuentro, allá vamos a tener ventaja y vamos a poder matar a quien se nos ponga por enfrente. — Ambos me respondieron con un ''Bien''.

Todos corrimos hacia el punto de encuentro, la estación de servicio de la entrada del pueblo. En ella ya se encontraba el grupo de Mariano, quienes nos recibieron saltando las barreras que habían improvisado y yendo a atacar a los zombies que nos perseguían. Yo me encargue de yugular dos zombies normales, Mateo fue a buscar un encendedor a la tienda de la estación y Zoe abatió a con bastante esfuerzo a cinco de los zombies normales. Por su parte, Mariano aniquiló a los tres caminantes que nos perseguían y los demás mataron a todos los zombies que faltaban, cosa de seis zombies masomenos.

—¿Difícil? — Me preguntó Zoe sarcásticamente.

—Nah... Un poco. — Dije entre risas.

—No deberían reír en este momento eh. — Calló Luis.

—Dejalos reír, se ven bien. — Defendió Mariano.

—Rían y todo, pero tengan cuidado. — Remarcó Adam.

—No hace falta preocuparse tanto, su grupo estaba compuesto por Zoe, Sant y un inútil. Pudieron deshacerse de la horda en segundos si hubiesen querido, pero nos la trajeron.

—¡Callate! — Exclamó Luis masajeandose la frente — ¿Escuchan eso?

—Disparos... — Dije por lo bajo.

—Los únicos con armas de fuego somos... Yo, Daniel, John y el niño. ¿Quién ha disparado?

—Luis... ¡SACA TU MALDITA ARMA! — Gritó Adam apuntando al ''Gorila'' que le pisaba los talones a Daniel.

—¡Disparen! — Exclamó Daniel con esfuerzo.

Mateo corrió hacia las barreras para comenzar a disparar con una escopeta mientras Luis intentaba hacerle señas a Daniel para que se agache para que él pudiese liberar el fuego de su fusil M16. Daniel consiguió entender los extraños gestos de Luis y se tiró al suelo para terminar por ser pisado por el Gorila. Para colmo, ese mutante solo sería uno de los problemas: Por la misma calle por la que había llegado Daniel, llegaron al trote John, Marta y Gabe. Estos eran perseguidos por un zombie especial que nunca antes habíamos visto, una zombie tan letal que en un imprevisto, rasguño a Gabe y lo dejó herido de muerte en el frío pavimento. ''Ella'' tenía una gran velocidad y unas filosas garras de unos veinte centímetros en ambas manos.

—Informame, Sant. — Dijo John acomodándose en las pequeñas barricadas para luego disparar.

El primer disparo me dejo atonito y el segundo lo sentí como una obra en construcción, pero aún así me recompuse en un segundo y comencé a informar de cómo era la situación. —Todos los que estamos acá, los demás no sabemos. — Dije abrumado.

—¿Jeremías?

—No tenemos tiempo ni de hablar nosotros y querés que le pregunté a Daniel que pasó con su grupo, encima que lo derribaron. — Exclamé.

—Manga de idiotas, ¡Disparen! — Gritó Frank acomodando los hombros de John y dándome palmadas en la espalda.

—¿Te acordas como disparar? — Me preguntó John.

—Masomenos.

—Mientras... — El fogonazo y los gritos del especial comenzaron a ser molestos — ...Yo disparo, vos vas y agarras la pistola de Daniel. Vas a dispararle al Gorila y luego vemos qué hacemos con aquella cosa.




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