"Ricardo," dijo Alma, su voz más firme de lo habitual, como si finalmente hubiera tomado una decisión después de mucho pensarlo. Después de unos segundos de silencio.
Levanté la mirada, sorprendido por el tono determinado con el que pronunció mi nombre. La escasa luz que se filtraba por la ventana apenas iluminaba su rostro, dejando sombras marcadas en sus mejillas y resaltando la seriedad en sus ojos oscuros.
"Dejaré de beber."
Parpadeé, intentando procesar sus palabras. No era lo que esperaba escuchar de ella, y mucho menos con ese tono tan decidido.
"¿En serio?" pregunté, inclinándome ligeramente hacia adelante.
Asintió.
"Sí." Sus dedos seguían jugando con la tela de su camisa, un gesto inconsciente que delataba la lucha interna que estaba teniendo. "No me está ayudando en nada. Al contrario, me hace sentir peor cada vez. Y, además, sabe horrible."
No pude evitar esbozar una pequeña sonrisa ante su último comentario.
"Eso es cierto," murmuré.
Alma soltó un pequeño suspiro, como si lo que estaba a punto de decir le costara aún más. Dudó por un instante, su mirada vaciló antes de volver a encontrarse con la mía.
"Pero quiero pedirte algo a cambio."
La atmósfera en la habitación pareció volverse más densa de inmediato. Un escalofrío me recorrió la espalda. No sabía por qué, pero algo en su expresión me puso tenso.
"¿Qué cosa, Alma?" pregunté con cautela.
Ella mordió su labio inferior, y por un momento parecía que quería retractarse. Pero no lo hizo. En cambio, respiró hondo y habló.
"Dame una oportunidad."
Su voz fue apenas un susurro, pero sentí como si hubiera gritado.
Me quedé en silencio. Mi mente se quedó en blanco por unos segundos.
"¿Qué?"
Alma tragó saliva y bajó la mirada, pero solo por un instante antes de volver a levantarla, con más valentía de la que esperaba de ella. Y mirando a los ojos con determinación y dulzura.
"Mientras buscamos esa contraseña... mientras encontramos a Evelyn..." Hizo una pausa, como si le costara decir lo siguiente. "Dame una oportunidad para que te enamores de mí."
El impacto de sus palabras me golpeó de lleno.
No supe qué responder.
No lo vi venir. Para nada.
Miré a Alma, esperando ver en su rostro algún indicio de que estaba bromeando, pero no. Sus ojos reflejaban algo mucho más profundo, algo que no podía ignorar. No era una simple propuesta. Era una súplica.
"Alma..." Comencé a hablar, pero mi voz se apagó antes de poder decir algo más.
Ella sonrió con tristeza.
"Sé que es una locura," admitió, con un tono tan suave que casi me dolió escucharlo. "Sé que amas a Evelyn. Y sé que van a tener un hijo. No te estoy pidiendo que dejes de amarla."
Sus palabras me golpearon más fuerte de lo que esperaba.
"Entonces, ¿qué me estás pidiendo exactamente?"
Ella respiró hondo.
"Solo... dame la oportunidad de intentarlo."
Sentí un nudo en la garganta.
"Alma, no creo que eso sea justo para ninguno de los dos."
"Lo sé," respondió rápidamente, "pero, ¿qué perdemos con intentarlo?"
Sus manos temblaban levemente mientras hablaba.
"Tal vez... tal vez hay algo aquí que no has visto."
Se abrazó a sí misma, como si necesitara protegerse de su propio miedo al rechazo.
"Y si al final no funciona... lo entenderé. Me haré a un lado. Pero por favor, Ricardo... dame esta oportunidad."
Su voz se quebró en la última palabra.
Podía ver las lágrimas contenidas en sus ojos. Podía ver su desesperación.
"No tengo nada que perder."
Me quedé observándola, debatiéndome internamente.
Mi instinto me decía que debía rechazarla. Que esto solo traería problemas. Que le haría daño. Que no era correcto.
Pero entonces... me golpeó otra verdad.
Yo también estaba solo.
Desde que Evelyn se fue, desde que llegamos aquí, una parte de mí se había sentido vacía.
Y Alma... Alma siempre estuvo ahí.
No era Evelyn. Pero su presencia, su dulzura, su forma de mirarme con esos ojos llenos de sentimientos que no podía ignorar...
Demonios.
Suspiré y pasé una mano por mi rostro, tratando de que las ideas se ordenaran.
"Y después..." dijo Alma de pronto, como si buscara un último argumento. "Después buscaremos a Evelyn juntos. Lo prometo. Te ayudaré a encontrarla."
Mi corazón dio un vuelco.
"También la extraño. Aunque sea difícil de creer... también la extraño. Y me preocupa. Más en su situación."
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Editado: 10.04.2025