Capítulo 3

— Hace veinticinco años hubo una revolución, un golpe de Estado en Kadar. Todos los familiares del rey fueron asesinados.

— ¿Asesinados?

— Exactamente. Todos ellos fueron asesinados por un rebelde de Kadar. —Zafiro arrugó el ceño.

— De modo que los ancianos del consejo de Kadar, decidieron recuperar el trono.

— Eso es señorita.

— Parece una obra teatral. —Zafar Nejem sonrió.

— Una obra teatral bien hecha, le habría dado un final más romántico.

— ¿Cuál fue el final?

— Como toda la familia del rey murió, queda ahora usted señorita.

— ¿Yo por favor?

— Todos los familiares del rey fueron asesinados. Pero la hija del rey, la princesa Katya, escapó del país con su esposo y su hija pequeña.

— ¿Y qué fue de ellos entonces?

— Por lo que hemos podido averiguar, murieron en un accidente... en Estados Unidos.

— Ah, ya veo mi sentido pésame.

— Está siendo sarcástica señorita.

— Bueno entonces que paso con ellos.

— Bueno muy poca gente conocía sus movimientos, por motivos de seguridad. Pero yo encontré una pista y me trajo hasta aquí.

Zafiro lo miró, escéptica.

— ¿Cómo ha dicho?.

— Lo que ha escuchado señorita.

— Si ya lo escuche claro.

— El clima político de Kadar ha cambiado mucho. Los ancianos del consejo quieren que gobierne la reina.

— Esos viejos que tienen que ver con todo esto.

— Ellos son los encargados que las leyes se cumplan en Kadar y quieren que su reina regrese. —Zafar Nejem asintió

— La princesa Katya y su familia se alojaron en casa de unos amigos aquí en Estados Unidos, antes de cambiar de identidad. Algo así como un programa para testigos protegidos, ¿lo entiende?

— Si claro que lo entiendo.

— Ellos se quedaron en la ciudad durante unos meses antes de partir con destino desconocido.

— ¿Y qué pasó?

— Debieron de morir en el accidente, pero como habían cambiado de identidad nadie supo que eran ellos.

— ¿Nadie se enteró de que su princesa había muerto?

— No. Solo fue algo normal un accidente con personas comunes.

— ¿Y nadie los buscó?

— Buscaron en las bases de datos de personas desaparecidas. Pero si la niña sobrevivió.

Zafiro tragó saliva. No quería llorar. Llevaba años sin llorar por los padres que había perdido. De modo que durante dos décadas, ella había olvidado esa parte de su vida. Y ahora aquel extraño aparecía en su tienda y la devolvía al pasado… Zafar Nejem, al ver que la afectaba, sacó un pañuelo del bolsillo.

— Siento tocar un tema tan delicado, pero debe usted saber que su país es Kadar. —Zafiro se secó los ojos, intentando sonreír, pero no lo logro.

— Tiene que estar equivocado. Yo no soy ninguna reina.

— Según tengo entendido, no recuerda usted nada de su vida antes del accidente.

— ¿Quién le ha dicho eso?

— He investigado mucho para llegar hasta usted señorita Zafiro.

— No sé si eso me gusta, señor en averiguar la vida ajena de las personas.

— Era necesario hacerlo y no puede decir que no recuerda nada.

— Lo que usted dice es absurdo. Yo llevo una vida normal, pago facturas, tengo mi propia tienda en diseño…

— Lo sé señorita pero su país la necesita, Kadar necesita a su legítima reina.

— Ya basta, señor.

Aquello que le revelo el hombre, era real y eso le causaba ansiedad y preocupación. Ahora no sabía quién era ella en realidad si era Zafiro Ross o la reina Zafiro de Kadar.