Zaphara

CAPITULO IV

Luna

Ya han pasado, casi, los seis meses lunares para poder transformar a Carlota en Zaphara. Curiosamente siempre que ha creído que necesitábamos tomar sangre se ha ofrecido para que la mordamos, aunque tanto Raven como Kharu y Solitude nunca quisieron beber de ella hasta que yo no lo hiciera, sólo Raptur tuvo que beber de ella, sin hacerlo yo previamente, ya que tuvo un pequeño encontronazo con algunos cazadores de vampiros y quedó muy débil. Ya se está acercando el momento en el cual la transformaré en una de los nuestros. Esta vez la ceremonia será íntima, ella y yo, solas, aunque mis chicas estarán al quite por si hubiese problemas.

Ahora mismo nos encontramos ante el altar de piedra en donde se hará la ceremonia para transformar a Carlota en Zaphara. Mi chica se encuentra con un traje muy sensual en rojo que resalta su belleza, casi hipnótica. Le pido su brazo derecho y me lo entrega sumisamente, con mis colmillos le realizo varios cortes y empiezan a manar sangre que cae sobre el copón. Me hago un corte en uno de mis dedos y empiezo a colocar mi sangre sobre los cortes de ella, y se van cicatrizando de forma vertiginosa. Veo como llama a Kharu y habla unos instantes con ella que se queda con una expresión neutra pero sus ojos me dicen que está sorprendida por la petición que le ha hecho. Me llevo el copón con su sangre hacia la habitación oculta, después de algunos minutos, antes de la medianoche en la luna nueva, volví y me la encuentro desnuda y encadenada al altar.

Luna: “¿Estás segura?

Carlota: “Deseo estar la eternidad contigo, como Zaphara y que Carlota desaparezca para siempre

Antes de que dijera algo más me abalancé sobre ella, que me ofrecía su yugular, y me suplicó, en un susurro, que le clavase mis colmillos. Entre su petición y el llamado que me hacía su sangre, no dudé en darme un festín. La sensación que me daba el beber su sangre, era muy superior al orgasmo que se experimenta cuando mantienes sexo con los vampiros. Cuando oía que su corazón se ralentizaba fue cuando inicié su transformación.

Me realicé un simple corte, con mis colmillos, en la palma de mi mano izquierda y lentamente la acerqué hasta sus labios y comenzó a beber mi sangre con fruición.

Carlota/Zaphara

Esta noche será mi transformación, la noche en la que Carlota desaparecerá y emergerá un nuevo ser llamada Zaphara. Pero tengo miedo de hacerle daño a Luna ya que Solitude me ha comentado que, algunas veces, durante el proceso pierdes el control y actúas como una bestia, así que les he pedido a “mis ángeles de Charlie” que me preparen una cadena para estar a merced de Luna y yo no pueda hacerle daño.

     Llevo un vestido de fiesta largo en rojo muy sensual. Luna tampoco se queda atrás, si no fuese porque esta noche dejaré de ser humana, me dejaría hacer de todo por ella. Estamos junto a la mesa de piedra en ella hay un copón de oro, según me han dicho, pero tiene algo mágico, y es que la sangre que se deje caer en ella se mantiene tal y como estaría en el interior del cuerpo de un humano. Me pide mi brazo derecho y se lo entrego, aunque estoy nerviosa por lo que va a ocurrir. Veo que saca sus colmillos y me realiza varios cortes sobre el mismo. La sangre va fluyendo de mi brazo hasta el copón, cuando el mismo ya está lleno se va dejándome sola, y antes de que pase un solo segundo me encuentro con mis protectoras. Mientras Solitude atiende los cortes que me ha realizado Luna, Raven me desnuda, según hemos acordado, y Kharu me va colocando las cadenas que me impedirán hacerle daño, antes de que vuelva Luna me dejan desnuda y encadenada a la mesa, que, según me han confesado, era un antiguo altar en donde se realizaban sacrificios humanos.

     No ha transcurrido ni medio segundo cuando vuelvo a ver a mi vampiresa favorita, sus ojos rojos van recorriendo mi piel desnuda, giro mi cuello ofreciéndole mi yugular cuando noto que está sobre mí.

Carlota:  “Quiero sentir tus colmillos atravesando mi cuello, quiero que me entregues lo que me has prometido”, le dije en un susurro.

     Nada más decir esas palabras sentí como sus colmillos atravesaban mi piel, y comencé, lentamente, a sentir como mi cabeza se dejaba llevar por una agradable sensación, y, poco a poco, los latidos de mi corazón comenzaron a ser molestos. Simultáneamente me fue entrando una gran sed cuando noté una mano que chorreaba un líquido pegajoso, suponía que era sangre, y me dediqué a beberla con ansia, llevaba apenas unos pocos segundos cuando sentí como si mi cuerpo empezase a arder desde dentro y la oscuridad más profunda me acogió en su seno.




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