Zehra. Un nuevo comienzo

Capítulo 4

En la casa de su padre…

Desde que Azad leyó la carta de su hija, había entrado en una especie de depresión; extrañaba a su hija y se sentía culpable por su partida apresurada. ¿Dónde estaría? ¿Estaría bien? ¿Cómo podría defenderse de este mundo, si recién estaba floreciendo en él? Y muchas otras cosas más que le preocupaban, si le pasaba algo jamás se lo perdonaría.

 

Esto le había traído algunas consecuencias en sus negocios. Por su estado de depresión, faltaba seguidamente a reuniones importantes, haciendo decaer su pequeña empresa de exportación no atrayendo así a nuevos socios, más eso hacía caer sus finanzas cada vez más, preocupando a su esposa.

 

Esto no puede seguir así, nos iremos a la quiebra y todo por culpa de Zehra. – pensaba para así fastidiada por la situación – Ya ni caso nos hace a mí y a su hijo, debe entender que no solo Zehra es parte de esta familia, sino también nosotros.

 

La mujer no tenía compasión alguna y nunca llegaría a entender el dolor que la partida de Zehra le provocaba a él, ya que desde un principio la despreció, pues su cara de inocente niña y su belleza por su juventud, hacía que no quisiera a la joven por esos rasgos tan vagos de su personalidad.

 

Se parecía un poco a la madrastra de Blancanieves y un poco a la de Cenicienta, pues esta última era porque una vez que embobeció a su padre con sus encantos, la mujer la tenía como una sirvienta en la casa.

 

No pensando más en su irritable hijastra, se acercó a su esposo que desde se fue Zehra siempre permanecía sentado en el mismo sillón mirando a la nada, dijo en tono suave, ya que últimamente había estado bastante irritable, lo siguiente:

 

– Azad, no puedes seguir de esta manera.

– No me molestes mujer, por favor.

– Azad – dijo fingiendo una exagerada preocupación –, entiendo que estés mal por la partida de tu hija, pero también deberías pensar un poco en nosotros. Me has estado descuidando todo este tiempo, incluso a tu propio hijo.

– ¿Descuidando? ¡¿A ti te parece que estoy de humor para darte atenciones?! ¡Me hija se fue, MI HIJA! ¡El único regalo y tesoro que su madre me dejó, se fue por mi culpa, y tú no estás excluida de eso! – expresó apretando los puños y bastante molesto.

– ¡¿Ahora resulta que yo tengo culpa?!

– ¡POR SUPUESTO QUE LA TIENES! – rugió con rabia – ¡Eres tan culpable como yo! ¡Si pudiera regresar al tiempo, habría evitado esto y sobretodo, habría evitado casarme contigo! ¡Pensé que serías como una madre para mi hija, pero me equivoqué! – los ojos del hombre estaban húmedos al decir estás palabras – ¡Y ahora ya no sé que hacer para obtener el perdón de mi hija! ¡¿Y pretendes que te de atención?! ¡Lo único que no dejaré de lado es a mi hijo, pero tu vida, ya me da igual! – caminó unos pasos hacia las escaleras dispuesto a subir a su despacho miro hacia atrás para ver nuevamente a su esposa – ¡Agradece que no me separe de ti, pues quién está evitando esto, es nuestro hijo, lo único bueno de ti! – terminó de subir las escaleras dejando sola a su esposa.

 

En casa de Yamile, la amiga de Zehra.

– Zehra – expresó su amiga dándole un abrazo –, que alegría me da verte, por fin te has dado un lugar para visitarnos.

– Sí disculpa – respondiendo el abrazo de Yamile – He tenido mucho trabajo en la mansión.

– Ven entra y siéntate, cuéntame como te ha ido.

 

Zehra tomó asiento en uno de los sillones, quedando frente a su amiga, pero antes de contar como le ha ido en su trabajo, pregunta por la madre de su amiga.

 

– ¿Y tú madre? ¿Cómo está?

– Bien, ahora está haciendo algunas compras. Pero dime… – dijo ansiosa – ¿cómo te está yendo?

– Me está yendo bastante bien – expresó encogiendo sus hombros.

– La hija del señor Amir ¿es tan caprichosa como dicen los rumores?

– Te aseguro que no es tan así, la niña es muy dulce y está bien criada.

– Entonces ¿por qué duran pocos las niñeras en su casa? Acaso el señor Amir…

– Por supuesto que no Yamile – dijo interrumpiendo la frase de su amiga, adivinando por qué lado venía el tema –, el señor Amir me parece una persona incapaz de meterse con sus empleadas, se nota en su semblante que es alguien serio y de principios. El problema viene es que esas niñeras llegaban a la mansión de los Hasad, no para cuidar a la pequeña Hilda, sino para ver si lo conquistaban.

– ¡Madre Santa! ¿Tan guapo es?

 

Zehra no pudo evitar soltar una pequeña risa ante la expresión de su amiga.

 

– Bueno, debo admitir que no es un hombre feo, tiene su elegancia. Creo que las mujeres se sienten atraídas por él por dos cosas: primero, por su dinero, es un hombre poderoso y eso tú lo sabes bien. Segunda y última observación, por su gesto serio y elegante.

– ¡Vaya! Pareces que le has echado un ojo a tu patrón – dijo Yamile con una sonrisa pícara.



#15759 en Novela romántica
#9759 en Otros
#841 en Novela histórica

En el texto hay: historia, romance, drama

Editado: 04.06.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.